Oremos
Ah¨ª queda eso. Nos lo merecemos. No porque haga seis a?os que estamos a dos velas. No para compensar el sobresalto permanente del tripartito (fuentes bien informadas aseguran que en Catalu?a hemos pasado de El padrino a los Hermanos Marx).
Ni siquiera porque hayamos sido capaces de superar una epidemia de lesiones en todo semejante a una plaga b¨ªblica. No: nos lo merecemos porque hemos sido, de lejos, el mejor equipo. Esto puede parecer una perogrullada (despu¨¦s de todo el f¨²tbol, al menos en este punto, es un deporte just¨ªsimo: quien gana la Liga es sin la menor duda el mejor equipo del a?o); lo parece, pero no lo es. Tener un buen equipo no es lo mismo que poner a jugar juntos a un pu?ado de buenos jugadores; tener un buen equipo es conseguir que un pu?ado de buenos jugadores jueguen mucho mejor de lo que jugar¨ªan en cualquier otra parte y que encima jueguen para el equipo. No me refiero, por supuesto, a Ronaldinho, que nos ha hecho ver cosas que no ve¨ªamos en Can Bar?a desde que se march¨® Romario (miento: lo que hace Ronaldinho no lo hace nadie, ni siquiera Romario, y a eso exactamente se le llama ser un genio). Tampoco me refiero a Puyol, que a estas alturas ya nadie dudar¨¢ de que es el mejor central de Europa. Me refiero, por ejemplo, a Eto'o, de quien todo el mundo sospechaba que no era m¨¢s que un t¨ªpico buen delantero centro de un equipo mediocre, incapaz por tanto de triunfar en el Bar?a, y que ha demostrado con creces que las sospechas de todo el mundo eran infundadas. O, todav¨ªa m¨¢s, a Deco, por quien los propios portugueses no daban un duro y que, de repente, va y hace de todo (cortar balones, distribuir juego, chutar a puerta) y todo lo hace bien. ?Y qu¨¦ decir de M¨¢rquez, de Gio, de Belletti, de Xavi o del inmenso Oleguer, siempre en su sitio? ?Han visto alguna vez al tal Dami¨¤, un hombret¨®n de aire torp¨ªsimo que en cuanto sale al campo cierra la banda derecha, la corre, centra, chuta y de milagro no hace el espagat? Eso es un equipo, y lo dem¨¢s son ganas de perder el tiempo. Ahora bien, ?qui¨¦n es capaz de organizar un equipo as¨ª? ?Frank Rikjaard? Puede ser. Los sabios, sin embargo -empezando por Sergi P¨¤mies-, aseguran que detr¨¢s de todo esto anda la mano arcang¨¦lica de Johan Cruyff; los hinchas de a pie sospechamos que los sabios tienen raz¨®n y que nadie m¨¢s puede estar detr¨¢s de todo esto. Si es as¨ª, entonces hay que tratar de refrenar la euforia: Dios m¨ªo, ?cu¨¢ntos momentos de gloria como ¨¦ste nos esperan? ?Cu¨¢ntas Ligas consecutivas? ?Cu¨¢ntas Copas de Europa? Insisto, queridos hermanos m¨ªos en el Bar?a: es el momento de refrenar la euforia, de serenar los ¨¢nimos, de disfrutar s¨®lo del presente. Recuerden que hoy es el d¨ªa del se?or. No suelten la imaginaci¨®n: a estas alturas del partido no nos convienen las emociones fuertes. Lim¨ªtense a cantar conmigo: "?Bar?a, Bar?a, Bar?a!"
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.