Campe¨®n predestinado
Esta Liga comenz¨® a ganarla el Bar?a mucho antes de iniciarse el campeonato. Es un caso de t¨ªtulo predestinado. Lo sab¨ªan los jugadores cuando termin¨® la ¨²ltima temporada. Al equipo se le qued¨® corta. Su espectacular cabalgada en la segunda vuelta no le sirvi¨® para conquistar el campeonato, pero s¨ª para convencerse de que era el mejor equipo de Espa?a y que ning¨²n rival se interpondr¨ªa en su camino este a?o. Estaba escrito todo lo que ha ocurrido. Hace un a?o y medio, el Bar?a arranc¨® a jugar en medio de la soledad. A una distancia sideral del Madrid, en medio de cr¨ªticas sangrantes de la prensa, condenado al desafecto de la hinchada, desconsiderado por la directiva, el Bar?a parec¨ªa destinado a una cat¨¢strofe. A sus jugadores se les calific¨® de perdedores compulsivos y en el club fueron mayor¨ªa los que se desmarcaron del equipo. Algunos dirigentes manifestaron p¨²blicamente que aquel Bar?a no respond¨ªa al proyecto de Joan Laporta, el nuevo presidente, elegido a finales de julio de 2003. La excusa estaba fraguada: no hubo tiempo para concretar el plan. ?Cu¨¢l era el proyecto que se pretend¨ªa? El del Valencia. Fichar a Ayala, Albelda y Aimar. Es lo que se dijo cuando las cosas funcionaban rematadamente mal y apenas nadie cre¨ªa ni en Rijkaard, ni en los jugadores. S¨®lo hab¨ªa una excepci¨®n: Ronaldinho. Todos los dem¨¢s estaban bajo sospecha o simplemente no serv¨ªan. Al entrenador se le termin¨® por acusar de holand¨¦s. Sectores mayoritarios de la prensa y de la afici¨®n proclamaron su rechazo a la larga influencia holandesa, a lo que consideraban el efecto pernicioso de un estilo superado en el f¨²tbol. Hab¨ªa que fichar entrenadores pr¨¢cticos, con una cuenta ganadora de resultados, alguien en las ant¨ªpodas culturales de Rijkaard y lo que significaba: la herencia holandesa. El nombre era Scolari. Lo propuso Sandro Rosell, vicepresidente del club, y la idea cont¨® con el benepl¨¢cito casi general.
Todo aquello ocurri¨® hace un a?o y medio. No lleg¨® Scolari y sigui¨® Rijkaard. Laporta se atribuye el m¨¦rito de mantenerle. Nadie sabe lo que habr¨ªa ocurrido si el Bar?a hubiera perdido partidos a chorros, como hasta entonces. Pero el equipo comenz¨® a ganar. Primero con algunas dudas, luego con cierta autoridad, finalmente sin nadie que se le resistiera. En ese momento el Bar?a comenz¨® a ganar la Liga de la temporada siguiente, cuando acab¨® con todos sus complejos, cuando sali¨® del marasmo que se hab¨ªa apoderado de los jugadores en los a?os anteriores, cuando percibi¨® que el Madrid declinaba y que el futuro le pertenec¨ªa, cuando dese¨® comenzar cuanto antes la siguiente temporada. Empez¨® aquella Liga pidiendo perd¨®n y la termin¨® al galope. El m¨¦rito correspondi¨® a los jugadores y al entrenador. Caminaron solos cuando confiaba en ellos y respondieron a la adversidad con una entereza excepcional.
Es cierto que ya no est¨¢n varios de los futbolistas que integraron aquel equipo. Pero el cambio se hab¨ªa producido. El Bar?a se sacudi¨® los complejos y afront¨® la nueva temporada con hambre, buenos jugadores y un t¨¦cnico que ha desmentido a los agoreros de lo holand¨¦s. Bien mirado, todos los t¨ªtulos del Bar?a en los ¨²ltimos 30 a?os, salvo el campeonato que gan¨® con el ingl¨¦s Terry Venables al frente, han sido obtenidos con entrenadores holandeses: Michels, Cruyff, Van Gaal y ahora Rijkaard. Ni Luis Aragon¨¦s, ni Bobby Robson, ni Rexach, ni Serra Ferrer lo consiguieron. Por lo tanto, no es poco lo que el Bar?a debe a la escuela holandesa, porque este equipo ha recordado una manera de entender el juego que esencialmente est¨¢ relacionado con el viejo Ajax y lo que signific¨® en el f¨²tbol. No ha habido equipo en Europa que haya administrado mejor la pelota. El Bar?a ha jugado un buen f¨²tbol durante todo el a?o, y en algunos momentos ha alcanzado una nota magn¨ªfica. Incluso en sus dos derrotas m¨¢s sonoras, frente al Chelsea y el Real Madrid, dej¨® sentado cu¨¢l era el equipo grande y cu¨¢les los peque?os.
Si el t¨ªtulo comenz¨® a ganarse en la temporada anterior, ha sido crucial la llegada de j¨®venes y excelentes futbolistas para evitar la dependencia con Ronaldinho. Con Eto'o la satisfacci¨®n ha sido doble. Consagrado como uno de los mejores delanteros del mundo, Eto'o representa adem¨¢s una sustracci¨®n al Real Madrid. Casi lo mismo que Ronaldinho. Entre el f¨²tbol y el comercio, el Madrid eligi¨® a Beckham. El Bar?a fich¨® a Ronaldino. Por lo que se refiere al rendimiento futbol¨ªstico, no hay duda: el Bar?a acert¨®. Tampoco fall¨® con Deco, que ha funcionado mucho mejor de lo que se esperaba, y se esperaba bastante de ¨¦l. Con Xavi ha formado una pareja perfecta en el medio campo: dos jugadores vers¨¢tiles, competitivos, inteligentes, perfectos en un papel que de alguna manera ha funcionado de contrapeso a la exuberancia de Ronaldinho y Eto'o. Los cuatro han sido capitales en el ¨¦xito de un equipo al que nadie discute su supremac¨ªa en el campeonato y al que ser¨¢ dif¨ªcil apear en los pr¨®ximos a?os. El Bar?a es joven, tiene apetito y se enfrentar¨¢ a rivales que tendr¨¢n que acertar en su renovaci¨®n. Porque a d¨ªa de hoy, el Madrid, el Valencia y el Deportivo -los tres equipos que han ganado el t¨ªtulo en este arranque del siglo- saben que con lo que tienen no pueden competir con el campe¨®n.
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