Aguaceros
Entre los valencianos de cualquier generaci¨®n ha sido el agua peri¨®dicamente el laurel de todas las salsas, o preocupaciones. Durante siglos, siempre detr¨¢s del santo, del Cristo o la Virgen milagrera por ver que lloviera o cesara de llover. Eso es viejo, como es vieja una climatolog¨ªa que nos permite disfrutar de un invierno con los rigores del que acabamos de salir, de inundaciones provocadas por lluvias torrenciales y de pertinaces sequ¨ªas. Qu¨¦ le vamos a hacer. Ahora dicen los expertos que vamos a entrar en un periodo de pluviometr¨ªa escasa, y ya temen nuestros escasos bosquecillos el espanto de las llamas. De cualquier forma cabe no perder la confianza y esperar un par de aguaceros estivales que mitiguen el miedo de nuestros ¨¢rboles.
Pero si en borrascas y anticiclones, aguaceros y pedrisco, deciden Dios o el diablo, la situaci¨®n de la cuenca mediterr¨¢nea o el calentamiento planetario, en el ¨¢mbito del uso de nuestros limitados recursos h¨ªdricos deciden unos poderes p¨²blicos que nos son m¨¢s inmediatos y concretos. Y en ese ¨¢mbito del uso y distribuci¨®n de recursos se suceden la granizada, la tormenta y el aguacero verbal de forma inusitada durante los ¨²ltimos tiempos. Es una lluvia de declaraciones, palabras e improperios que nos dejan secos. Un d¨ªa se descuelga en Murcia el secretario general para el Territorio y la Biodiversidad del Ministerio de Medio Ambiente madrile?o, en manos de los progresistas, con que en el "levante" no llevamos a cabo un consumo racional y sostenible del agua, porque en el Pa¨ªs Valenciano se gastan 270 litros por persona y d¨ªa frente a la media que ronda los 125-150. Ignoramos si en los c¨¢lculos del mencionado secretario general se incluyen los millones de visitantes que acampan por estos pagos para pasar sus vacaciones; ignoramos si esos c¨¢lculos toman en consideraci¨®n que ¨¦sta es una tierra de secano y tambi¨¦n de regad¨ªos harto conocidos desde tiempos ancestrales; ignoramos si el secretario general conoce o desconoce el esfuerzo de muchos de nuestros agricultores que durante los ¨²ltimos a?os se sacudieron el bolsillo para abandonar el riego a manta e instalarse el ahorrativo goteo. Claro que el c¨¢lculo y las estad¨ªsticas suelen ser secas, y no hablan de riegos abundantes por aspersi¨®n en las secas mesetas durante los meses de infierno que dejan exhaustos los acu¨ªferos de La Mancha.
Otro d¨ªa quien se descuelga es la secretaria general del PP de la Comunidad Valenciana, los conservadores de aqu¨ª, y lanza secos chuzos contra la derogaci¨®n de Plan Hidrol¨®gico Nacional. Sin ¨¦l, indic¨® con el ¨¦nfasis y la trascendencia de una Ant¨ªgona del agua, estamos abocados a la tragedia de unos campos secos y unos agricultores arruinados. Se olvida la citada secretaria general de que durante siglos, y siendo la climatolog¨ªa irregular, se hizo un uso racional y sostenible de los recursos h¨ªdricos, que permiti¨® los riegos y evit¨® la sangr¨ªa de la emigraci¨®n al menos en la franja costera; se olvida de que cada d¨ªa es mayor el n¨²mero de agricultores que, deseando un trasvase del Ebro de forma auxiliar por si llegan periodos excesivamente secos, tienen claro conocimiento de a d¨®nde va a ir a parar el agua de los trasvases fara¨®nicos y la finalidad de las gigantescas conducciones hidr¨¢ulicas. En Cabanes-Oropesa, donde acaban de caer en la cuenta de las desaladoras, el negocio del cemento tiene previstas unas 100.000 viviendas en torno al futuro ocio de Mundo Ilusi¨®n.
Y suman y siguen los aguaceros secos, mientras esperamos la constante y fina lluvia.
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