Morir en casa

El d¨ªa que le comunicaron a Ana Carbajo que ten¨ªa un c¨¢ncer de pulm¨®n se acord¨® de los horribles ahogos que acompa?aron la muerte de su t¨ªa Josefina. "Yo no quiero morir as¨ª", le rog¨® a su hijo. "Mam¨¢, yo te prometo que no vas a sufrir", le contest¨® Luis. Y cumpli¨® su promesa. Ana, que ten¨ªa 59 a?os, muri¨® en su casa rodeada de los que la quer¨ªan, sedada y sonriendo. No era una mujer de sueros ni sondas ni pa?ales.

Para los familiares de enfermos terminales, como Ana, no es sencillo preparar en casa una muerte digna, pero lo cierto es que el 70% de estos pacientes preferir¨ªa que su vida se agotara sin sufrimiento, en su propia cama. Sin embargo, dos de cada tres personas con c¨¢ncer terminal mueren en los hospitales si no hay a su alcance unidades especializadas.

La Sociedad Espa?ola de Cuidados Paliativos contabiliza s¨®lo 117 unidades que dan este servicio, repartidas de forma desigual por comunidades. El 40% est¨¢ en Catalu?a, Andaluc¨ªa es la ¨²nica que ofrece m¨¢s del 10% y Madrid dispone del 9%.

El doctor Fernando Mar¨ªn preside la asociaci¨®n Encasa, cuyos m¨¦dicos, enfermeros y voluntarios han prestado cuidados paliativos a domicilio a un centenar de personas en tres a?os. As¨ª ocurri¨® con Ana Carbajo, y as¨ª lo recuerda su hijo: "Mi madre tuvo una muerte digna. Pueden llamarlo como quieran, pueden llamarlo eutanasia, pero mi madre muri¨® de c¨¢ncer".