Un martes lleno de olvidos
La resoluci¨®n presentada por el PSOE en el Congreso de los Diputados que ser¨¢ votada hoy contiene algunos elementos del tantas veces recordado Pacto de Ajuria Enea para que el Gobierno se sienta respaldado en el intento de un final dialogado del terrorismo de ETA. "Convencidos, como estamos, de que la pol¨ªtica puede y debe contribuir al fin de la violencia, reafirmamos que, si se producen las condiciones adecuadas para un final dialogado de la violencia, fundamentadas en una clara voluntad para poner fin a la misma y en actitudes inequ¨ªvocas que puedan conducir a esa convicci¨®n, apoyamos procesos de di¨¢logo entre los poderes competentes del Estado y quienes decidan abandonar la violencia...". Una sensaci¨®n de nostalgia y de esperanza flota en la lectura de esta resoluci¨®n, que reproduce el punto 10 del Acuerdo del 88, aquel pacto que un¨ªa a todos, incluido al PP, en un mismo an¨¢lisis del significado de la violencia y en un itinerario compartido para la finalizaci¨®n del terrorismo de ETA.
El PP olvida que no puede demostrar la existencia de traici¨®n alguna y que el dolor de las v¨ªctimas no es monopolio de nadie
Este punto 10 fue el instrumento en el que se apoy¨® el anterior Presidente del Gobierno, Jos¨¦ Maria Aznar, para anunciar, el 3 de noviembre de 1998, contactos con lo que en aquel entonces el PP denominaba "Movimiento de Liberaci¨®n Nacional Vasco". Algunos d¨ªas despu¨¦s, el d¨ªa 10 de noviembre, el Congreso aprob¨® por unanimidad una resoluci¨®n en la que instaba al Gobierno "al m¨¢s amplio di¨¢logo con todos los partidos en el desarrollo de una nueva orientaci¨®n, consensuada y flexible de la pol¨ªtica penitenciaria en la forma que mejor propicie el final de la violencia".
Con esta resoluci¨®n, con este consenso que evitaba cualquier obstaculizaci¨®n pol¨ªtica, el PP obtuvo el apoyo de toda la C¨¢mara para intentar acabar con la violencia. Con este aval, el Presidente nombr¨® una delegaci¨®n conformada por Javier Zarzalejos, Ricardo Mart¨ª Flux¨¢ y Pedro Arriola para reunirse con los dirigentes de Batasuna, Otegi, Barrena y D¨ªez Usabiaga. Despu¨¦s, esos mismos interlocutores del Gobierno se reunieron en Suiza con Mikel Antza, Bel¨¦n Gonzalez Pe?alba y Vicente Goikoetexea, todos ellos miembros destacados de ETA.
Evidentemente, aquellas reuniones no sirvieron para la finalizaci¨®n definitiva del terrorismo porque m¨¢s adelante volvieron los asesinatos, pero, en cualquier caso, el Gobierno encontr¨® en el resto de formaciones pol¨ªticas del Congreso de los Diputados el compromiso y la confianza suficientes para intentar un fin dialogado del terrorismo. Cuando Aznar anunciaba intenciones, cuando se encontraba en pleno proceso de apertura de contactos, cuando comenz¨® a practicar acercamientos de presos de ETA a las c¨¢rceles del Pa¨ªs Vasco o incluso cuando un grupo terrorista quedaba convertido, por boca del presidente del Gobierno en un movimiento que mataba por la libertad de una naci¨®n, no encontr¨® una sola cr¨ªtica p¨²blica ni una sola fisura por parte del partido socialista o del resto de formaciones pol¨ªticas.
El an¨¢lisis que hac¨ªa la oposici¨®n consist¨ªa en que, en este asunto de Estado, el Gobierno tiene la legitimidad y la obligaci¨®n de dirigir el intento de finalizaci¨®n de la violencia, mientras que al resto le corresponde facilitar dicho trabajo o, como m¨ªnimo, no obstaculizarlo. Dentro de la no obstaculizaci¨®n quiz¨¢ destaquen algunos elementos; retirar el terrorismo de la arena pol¨ªtica y de las sesiones de control del Congreso, practicar y escenificar la confianza en el Gobierno, solicitar discretamente informaci¨®n sobre los avances y practicar el silencio p¨²blico hasta ver c¨®mo termina todo. Se cumplen siete a?os de las tentativas de Aznar y, afortunadamente, ya no hay ning¨²n presidente que se refiera a ETA como un movimiento de liberaci¨®n nacional. Tampoco hemos visto a Zapatero autorizar p¨²blicamente contactos y nadie tiene pruebas de que se est¨¦n celebrando reuniones entre el Gobierno y los terroristas, nadie tiene una foto, una grabaci¨®n... nadie tiene nada. Sin embargo, la sensaci¨®n generalizada de derrota de ETA, la percepci¨®n que Espa?a tiene del significado del terrorismo tras el 11-M y las dificultades pol¨ªticas del mundo de Batasuna tras su ilegalizaci¨®n, hacen pensar que quiz¨¢ estemos m¨¢s cerca que nunca de la salida del laberinto.
Con eso, solo con eso, el PP dice que "es ins¨®lito que un Parlamento se plantee di¨¢logo con ETA" y olvida su propia historia. Habla de "la rendici¨®n del Congreso ante los asesinos" y olvida que, en el Parlamento vasco, Julen Guim¨®n Ugartetxe firm¨® el Pacto de Ajuria Enea en representaci¨®n de Alianza Popular el 12 de enero de 1988.
Con eso, solo con eso, el PP dice que el Gobierno "ha traicionado a los muertos" y olvida que no est¨¢ en condiciones de demostrar la existencia de traici¨®n alguna y que el dolor de las v¨ªctimas no es monopolio de nadie. Que ¨¦stas, no deben ser utilizadas en la arena pol¨ªtica.
En cualquier caso, hoy veremos a un Rajoy en pleno suicidio optando por obstaculizar todo aquello en lo que su partido no sea el protagonista principal, anteponiendo estrategia de partido y ego¨ªsmo pol¨ªtico al punto 10 de Ajuria Enea, olvidando que es al Gobierno a quien le corresponde arriesgar en la aplicaci¨®n del pre¨¢mbulo de 1998: "La lucha contra el terrorismo es el combate de la raz¨®n frente a la sinraz¨®n, de la vida frente a la muerte y de la libertad frente a la imposici¨®n".
Eduardo Madina es secretario general de las Juventudes Socialistas de Euskadi y diputado en el Congreso.
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