Hable con ella, Otegi
La hip¨®tesis del Gobierno para justificar su nueva actitud ante ETA es que la banda est¨¢ madura para el abandono de las armas. El argumento principal es los dos a?os sin asesinatos, que interpreta como tregua t¨¢cita. Otros factores favorables ser¨ªan la casi extinci¨®n de la kale borroka y los s¨ªntomas de interiorizaci¨®n de la derrota de ETA por parte de su entorno. Podr¨ªa a?adirse otro indicio favorable: como siempre que un sector de la organizaci¨®n se plantea dejar las pistolas, vuelve la grafoman¨ªa. A la espera de ponencias, el Zutabe ha dejado de ser bolet¨ªn interno para convertirse en ¨®rgano externo, de amplia circulaci¨®n en las herriko tabernas.
Pero esa visi¨®n queda matizada por hechos como la lista de atentados en los que no ha habido v¨ªctimas por razones azarosas, las detenciones de comandos listos para actuar, la continuidad de la extorsi¨®n, el robo de materiales qu¨ªmicos para fabricar bombas. Y tambi¨¦n por las palabras: la carta de Txeroki ordenando "poner un muerto sobre la mesa", la reiteraci¨®n de amenazas a los miembros del PSOE y del PP en el Zutabe de marzo, las declaraciones de los jefes de ETA en el diario Berria el 2 de abril en las que reiteraban su exigencia de reconocimiento de la autodeterminaci¨®n y de Euskal Herria (con Navarra y Pa¨ªs vasco-franc¨¦s) como sujeto pol¨ªtico antes de plantearse la negociaci¨®n sobre la desmilitarizaci¨®n del conflicto. Pese a ello se insiste, incluso por personas consideradas expertas en resoluci¨®n de conflictos (siguiendo en esto a los h¨¦roes de la retirada est¨¦tica), en que es el momento porque nunca antes ETA hab¨ªa estado tan d¨¦bil.
Es cierto que est¨¢ d¨¦bil, pero gracias a que no se hizo caso a esos expertos y h¨¦roes cuando, hace a?os, ya propon¨ªan la negociaci¨®n por considerar imbatible a ETA. Un efecto de no haberles hecho caso es que la ilegalizaci¨®n de Batasuna ha creado una contradicci¨®n objetiva de intereses entre los jefes del brazo pol¨ªtico y los del militar, lo que abre la posibilidad de nuevas iniciativas. Otegi ya sabe que si hay un atentado no s¨®lo seguir¨¢ fuera de los ayuntamientos, sino que (seguramente) se encontrar¨¢n las pruebas para ilegalizar a los de las tierras vascas. Tambi¨¦n sabe que sus votos dependen de que no haya atentados: 14 esca?os durante la tregua, 7 tras su ruptura, 9 sin tregua pero sin muertos. Ser¨ªa l¨®gico extremar la exigencia ante Otegi para que imite a Gerry Adams, que -a la fuerza ahorcan- ha reaccionado al descr¨¦dito cosechado por el IRA por su actividad mafiosa exigi¨¦ndole la retirada definitiva. Es posible que no logre convencer a los jefes de ETA -se especula con una posible l¨ªnea Otegi-Ternera-, pero tal vez el resultado de esa partida sea la ruptura: que la banda se quede sin brazo pol¨ªtico, lo que ha solido considerarse condici¨®n para su derrota definitiva.
Si puede decirse que estamos cerca de esa derrota no es porque ETA no pueda cometer asesinatos, sino porque no existe una estrategia para la que sea ¨²til cometerlos. Esto es consecuencia de la decisi¨®n de las fuerzas democr¨¢ticas de cerrar el paso a cualquier expectativa de negociaci¨®n. Una decisi¨®n que culmin¨® en el Pacto Antiterrorista, pero que tiene ra¨ªces anteriores: la eliminaci¨®n (por Mayor Oreja) de todos los canales de contacto, tomas de temperatura, etc.; y la idea (expresada por Felipe Gonz¨¢lez) de que hab¨ªa que eliminar cualquier esperanza de los etarras en obtener ventajas pol¨ªticas de la violencia. La pol¨ªtica antiterrorista de los ¨²ltimos a?os se ha apoyado en ese rechazo frontal a la v¨ªa negociadora, y de ah¨ª la oposici¨®n del PNV, por ejemplo. Por tanto, s¨ª ha habido un cambio de pol¨ªtica, con independencia de que se reitere que la oferta es s¨®lo para el caso de abandono previo de las armas, y de que vulnere o no formalmente la letra del Pacto.
Las razones para ese cambio no han sido explicadas con claridad. Un argumento posible ser¨ªa que la estrategia de firmeza y la negativa a cualquier negociaci¨®n ten¨ªa el objetivo impl¨ªcito de hacer posible una negociaci¨®n viable (paz por presos). Carod-Rovira ha insinuado que hay cosas que no sabemos. Pero en tal caso a¨²n se entiende menos que, habiendo un cambio de pol¨ªtica antiterrorista (tomar la iniciativa de ofrecer negociaciones condicionadas), y reconoci¨¦ndose que para que prospere se necesita el acuerdo del PP, no se comparta la informaci¨®n con Rajoy y, por el contrario, se ponga a votaci¨®n una propuesta que intercambia el respaldo de al menos 312 diputados por el apoyo de 202.
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