Regreso en tren al 11-M
El juez Del Olmo intenta precisar algunas cuestiones de la investigaci¨®n con un viaje por el mismo recorrido del atentado que dej¨® 191 muertos
El juez Juan del Olmo lo quer¨ªa ver con sus propios ojos. La fiscal Olga S¨¢nchez quer¨ªa hacer el mismo viaje que las 191 personas asesinadas el 11 de marzo. Ayer, se levantaron temprano y a las seis de la ma?ana ya estaban en la estaci¨®n de Alcal¨¢ de Henares, el punto, el lugar que los terroristas eligieron para dejar 13 cargas mortales hace hoy 415 d¨ªas. Las dos personas que m¨¢s informaci¨®n han reunido sobre la masacre pretend¨ªan hacer el mismo viaje que los terroristas, ver los trenes con sus propios ojos, llegar a Atocha a la misma hora en que las v¨ªctimas a las que quieren resarcir. Ponerse en su pellejo.
Lo que quer¨ªa el juez era precisar, antes de ponerse a escribir el auto de procesamiento, algunas dudas que le quedan. Dado que ninguno de los detenidos ha confesado su participaci¨®n, que siete de los supuestos autores materiales est¨¢n muertos y que cuatro de sus principales colaboradores est¨¢n huidos, el relato de c¨®mo ocurrieron los hechos es a¨²n parcial. No se sabe ni el n¨²mero exacto de terroristas, ni la cantidad de explosivos que utilizaron, ni el m¨¦todo de huida...
El juez y la fiscal subieron al tren con el mismo horario que el que estall¨® en Atocha
La comisi¨®n judicial cronometr¨® el tiempo de apertura de puertas, el del viaje, las paradas...
El juez y la fiscal, acompa?ados de una nutrida comisi¨®n judicial y de agentes de la polic¨ªa cient¨ªfica, hab¨ªan planeado hacer el mismo viaje que los terroristas y sus v¨ªctimas para hacer comprobaciones, como el tiempo que tardan en abrirse y cerrarse las puertas, conocer la ubicaci¨®n de los testigos, ver los puntos en los que los asesinos colocaron las bombas. Incluso hab¨ªan planeado hacer un v¨ªdeo desde el aire sobre el recorrido del tren pero, por ahora, han desistido.
Del Olmo y S¨¢nchez llegaron a las seis y diez de la ma?ana. Les esperaban un par de periodistas, personal de Renfe... Lo primero que hicieron fue salir a la calle, con croquis en la mano. El peque?o mapa llevaba marcado el punto en el que, el mismo d¨ªa del atentado, fue encontrada la furgoneta Renault Kangoo con detonadores, restos de explosivos y, sobre todo, una cinta con c¨¢nticos del Cor¨¢n. Tambi¨¦n llevaba marcado el lugar en el que estaba aparcado el Skoda Fabia que fue localizado el 22 de julio lleno de huellas dactilares, algunas de ellas a¨²n no se sabe muy bien de qui¨¦nes. Los agentes que le segu¨ªan iban grabando un v¨ªdeo, mientras el juez caminaba con su reloj de bolsillo en la mano.
La comisi¨®n judicial regres¨® hasta la estaci¨®n de Alcal¨¢. A las siete de la ma?ana lleg¨® el tren, a la misma hora en que lo hizo el 11 de marzo el que finalmente vol¨® por los aires en la estaci¨®n de Atocha. El juez se fij¨® en el tiempo que tardan en abrirse y cerrarse las puertas. Lo hizo porque, seg¨²n los testigos, hubo dos tipos de terroristas: unos que entraron en los trenes, dejaron su carga explosiva y se bajaron, supuestamente para dejar otra bolsa bomba en otro tren (tal y como se cree de Jamal Zougam), y otros que entraron en el tren, colocaron la desgracia y siguieron viajando hasta bajarse en Vic¨¢lvaro (como Anuar Asrih Rifaat y Abdennabi Kounjaa).
Los terroristas colocaron en ese primer tren de la muerte cuatro artefactos en los vagones 1, 4, 5 y 6. La ¨²nica bomba que no estall¨® como pretend¨ªan los terroristas fue la que colocaron en el vag¨®n primero, justo en el que ayer se subieron Juan del Olmo y Olga S¨¢nchez. El tren arranc¨® a las 7.03. El luminoso del interior marcaba 28 grados. A los pasajeros les llam¨® m¨¢s la atenci¨®n la presencia de c¨¢maras que la de los miembros de la comisi¨®n judicial. Del Olmo, con americana clara, y S¨¢nchez, con chaqueta rosa, pasaron desapercibidos. "Fotograf¨ªe usted eso", les dec¨ªa a los agentes de la Polic¨ªa Cient¨ªfica, mientras la comisi¨®n judicial levantaba actas.
La fiscal pas¨® parte del recorrido en la cabina del maquinista mientras que el juez, con el port¨¢til en uso, se qued¨® entre los pasajeros. El juez no par¨® de hacerles preguntas a los agentes que le acompa?aban. De todo tipo. Del Olmo hizo casi todo el viaje de pie, agarrado a una de las barras met¨¢licas del techo.
Las paradas se fueron sucediendo: La Garrena, Torrej¨®n de Ardoz, San Fernando, Coslada, Vic¨¢lvaro, Santa Eugenia... Aqu¨ª, a las 7.38 del 11 de marzo estall¨® una sola bomba en el vag¨®n cuatro. Sigue. Vallecas, El Pozo... Dos explosiones en los vagones 4 y 5, una bomba arrumbada en el and¨¦n derecho (detonada por los TEDAX) y una cuarta, lista para estallar a las 7.40, que fue llevada no se sabe bien c¨®mo hasta una comisar¨ªa y fue desactivada.
La comisi¨®n judicial pas¨® por la parada de la Asamblea de Madrid y, a las 7.39 puso pie en Atocha. Atr¨¢s hab¨ªan dejado la calle de T¨¦llez, donde precisamente a esa hora explotaron cuatro bombas en los vagones 1, 4, 5 y 6. Ayer, a esa hora, juez, fiscal y compa?¨ªa estaban en pie en los andenes de la estaci¨®n de Atocha. Miraron hacia ac¨¢ y hacia all¨¢, se fijaron en las escaleras que evacuan hacia el vest¨ªbulo, se fijaron en la ubicaci¨®n de las c¨¢maras de seguridad, siguieron haciendo preguntas mientras el p¨²blico pasaba a su lado, miraba de soslayo y segu¨ªa su r¨¢pido camino.
Llegaron dos minutos despu¨¦s que el tren en el que una sucesi¨®n de explosiones atrap¨® a quienes, aquel infausto 11-M, se quedaron a ver qu¨¦ era exactamente ese estallido que se hab¨ªa producido a las 7 horas, 37 minutos y 47 segundos, seg¨²n recog¨ªan las c¨¢maras de seguridad. La explosi¨®n provoc¨® entonces que un gran n¨²mero de viajeros se acumulase en las escaleras mec¨¢nicas situadas junto a la posici¨®n de la zona central del tren. La segunda explosi¨®n sobrevino a las 7.38.36 y la tercera, cuatro segundos despu¨¦s.
El horario de las explosiones de Atocha qued¨® grabado en el circuito cerrado de seguridad de la estaci¨®n. Por ello, lo siguiente que hizo la comisi¨®n judicial fue encaminarse hasta la sala de pantallas donde se controla todo el sistema. All¨ª estuvieron hasta cerca de las diez de la ma?ana, momento en que el juez y la fiscal salieron al exterior de Atocha, a la zona de parada de taxis, donde les esperaban sus veh¨ªculos oficiales y los escoltas. No hicieron declaraciones, no contaron nada. Con sus notas e impresiones se marcharon hacia la Audiencia Nacional para ponerlas en claro.
Cualquiera que haya hecho el recorrido con ojo calculador, como el juez y la fiscal, puede comprobar que en Alcal¨¢ de Henares el tiempo de apertura de las puertas permite que una persona entre en los vagones, deje un petate y salga por otra puerta. Puede verificar que las papeleras, los portaequipajes y los bajos de los asientos tienen capacidad para albergar una mochila o bolsa de deportes como las que utilizaron los terroristas. Puede darse cuenta de que el viaje dura entre 37 y 39 minutos y que los terroristas tuvieron tiempo de bajarse en otras estaciones distintas a las que sufrieron los atentados. Tiene posibilidad de comprobar que la estructura r¨ªgida de los sillones pudo parar el impacto de la metralla o que los materiales utilizados son ign¨ªfugos (lo que afortunadamente limit¨® la masacre, ya que no se declararon incendios)...
Pero quedan dudas. No se sabe muy bien por qu¨¦ en tres de los trenes iban cuatro bombas y en uno (el de Santa Eugenia) solamente una, pero que a la postre result¨® la m¨¢s mort¨ªfera. No se sabe si todas ten¨ªan la misma carga. No se sabe a ciencia cierta si fueron 10 ¨® 13 terroristas, ni si alguno de ellos coloc¨® m¨¢s de un artefacto. No se ha precisado a¨²n si todos los terroristas partieron de la casucha de Chinch¨®n o si parte del comando sali¨® de all¨ª y otra de Legan¨¦s. El juez no pretend¨ªa con este viaje dejar resueltas todas las dudas. S¨®lo hacerse una idea precisa, ponerse en la mente de los terroristas para ponerse en el pellejo de las v¨ªctimas.
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