Los generales de EE UU ofrecen una visi¨®n pesimista sobre Irak
Los jefes militares norteamericanos admiten que la violencia que se vive en el pa¨ªs ¨¢rabe impide reducir el n¨²mero de tropas
El mi¨¦rcoles pasado, varios jefes militares estadounidenses, en declaraciones realizadas en Bagdad y Washington, ofrecieron una evaluaci¨®n m¨¢s pesimista sobre la guerra de Irak y contribuyeron as¨ª a la sensaci¨®n de inquietud que hizo que la secretaria de Estado, Condoleezza Rice, fuera el pasado fin de semana a Bagdad para entrevistarse con el nuevo Gobierno.
En entrevistas y ruedas de prensa celebradas esta semana, algunos generales se han retractado de declaraciones anteriores en las que suger¨ªan que la evoluci¨®n positiva de la situaci¨®n en Irak podr¨ªa permitir la retirada de una parte considerable de los 138.000 soldados estadounidenses a fines de este a?o o principios de 2006. El mi¨¦rcoles, un oficial insinu¨® que la intervenci¨®n militar de EE UU podr¨ªa durar "muchos a?os".
Un oficial insinu¨® el mi¨¦rcoles que la intervenci¨®n militar durar¨¢ "muchos a?os"
Un alto mando critica la prohibici¨®n de asalto a las mezquitas decidida por el nuevo Gobierno
El general John P. Abizaid, m¨¢ximo jefe militar estadounidense en Oriente Pr¨®ximo, dijo en Washington que uno de los problemas es la falta de progresos en la consolidaci¨®n de unidades de polic¨ªa iraqu¨ªes capaces de enfrentarse eficazmente a los rebeldes y permitir que las fuerzas estadounidenses empiecen a retirarse. En Bagdad, un alto mando se?al¨® el mi¨¦rcoles que los 21 atentados con coche bomba ocurridos en la ciudad en lo que va de mes alcanzan ya casi a los 25 perpetrados el a?o pasado.
Como contrapartida, dijo, en los ¨²ltimos d¨ªas se ha calmado ligeramente la actividad de los insurgentes en Bagdad; eso es tal vez se?al de que las acciones estadounidenses, entre las que se incluye la captura de importantes fabricantes de bombas, han dejado a los terroristas imposibilitados para llevar a cabo ofensivas prolongadas. Sin embargo, prosigui¨® Abizaid,pese a las ¨²ltimas victorias de EE UU en el desmantelamiento de c¨¦lulas rebeldes, que han supuesto la detenci¨®n de 1.100 sospechosos en Bagdad en los ¨²ltimos 80 d¨ªas, la consecuci¨®n de los objetivos estadounidenses en Irak no est¨¢ garantizada. "En mi opini¨®n, a¨²n podemos fracasar", a?adi¨®.
El oficial dijo que todo depende, en gran parte, de hasta qu¨¦ punto el nuevo Gobierno logre reforzar la confianza de los iraqu¨ªes. Unos sondeos recientes de la Universidad de Bagdad, prosigui¨®, muestran que la confianza ha deca¨ªdo del 85% registrado inmediatamente despu¨¦s de las elecciones, al 45%. "Para que los rebeldes triunfen, es preciso que la gente crea que el Gobierno no puede sobrevivir", explic¨® el militar. Otro problema que mencion¨® fue la prohibici¨®n de asaltos a las mezquitas anunciada por el nuevo Gobierno el lunes y que el oficial confiaba en que se revisara. Seg¨²n el general Abizaid, la prohibici¨®n parece haber sido un anuncio del nuevo ministro de Defensa, Sadun al Dulaimi, que no contaba con el apoyo general del Gobierno, y seguramente ser¨¢ sustituida por una medida pol¨ªtica "m¨¢s moderada".
Para elevar el grado de confianza de la poblaci¨®n, explic¨®, el Gobierno necesita reducir los atentados de los insurgentes y satisfacer la impaciencia popular por obtener mejoras en servicios p¨²blicos como la electricidad, que, para muchos iraqu¨ªes, est¨¢n peor que el a?o pasado.
Hace s¨®lo unas semanas, despu¨¦s de las elecciones, los generales estadounidenses presentaban un panorama m¨¢s optimista. Esta semana, sin embargo, cinco altos oficiales, en declaraciones separadas realizadas en el Pent¨¢gono y Bagdad, as¨ª como en un intercambio de mensajes de correo electr¨®nico entre Bagdad y un periodista de Washington, han abordado con una sinceridad y un detalle poco habituales los problemas a los que se enfrenta el esfuerzo b¨¦lico.
Con su insistencia en permanecer en el anonimato, los tres oficiales destacados en Bagdad siguen una directriz del Pent¨¢gono que exige a los jefes militares estadounidenses en Irak que den un "rostro iraqu¨ª" a la guerra, es decir, que sean los jefes iraqu¨ªes quienes hablen con los periodistas, y no los estadounidenses. Se trata de una pol¨ªtica que varios responsables estadounidenses en Bagdad han puesto recientemente en tela de juicio, porque afirman que los jefes iraqu¨ªes no han tomado el relevo y lo que se ha producido es un vac¨ªo informativo que ha permitido que las noticias estuvieran dominadas por los triunfos de los rebeldes, en vez de por sus fracasos.
Las declaraciones de los generales indican que tal vez los jefes militares estadounidenses han visto una oportunidad, despu¨¦s del viaje de Condoleezza Rice, para inyectar una dosis de realismo en el debate p¨²blico. En sus conversaciones con los nuevos dirigentes chi¨ªes, Rice les inst¨® a que hagan un esfuerzo m¨¢s convincente para tender la mano a la minor¨ªa ¨¢rabe sun¨ª, hasta ahora marginada, y les advirti¨® de que, para triunfar en la guerra, es necesaria una estrategia pol¨ªtica que anime, por lo menos a algunos grupos de insurgentes sun¨ªes, a emprender la v¨ªa de la paz.
Los generales afirman que el aumento del n¨²mero de fuerzas iraqu¨ªes ha sido m¨¢s decepcionante de lo que se reconoc¨ªa hasta ahora, y que ¨¦sa fue la causa de la ausencia de soldados iraqu¨ªes cuando, la semana pasada, un grupo de combate de 1.000 marines emprendi¨® una ofensiva contra varios bastiones rebeldes junto a la frontera con Siria.
Los militares de EE UU dicen que murieron 125 insurgentes y 14 estadounidenses, pero reconocen que la falta de un n¨²mero suficiente de soldados pudo permitir que muchos rebeldes huyeran. La ofensiva se dio por terminada el fin de semana con cierta decepci¨®n por no haber logrado alguno de los objetivos m¨¢s generales, entre los que tal vez estaba la captura de Abu Musab al Zarqaui, el militante isl¨¢mico que en estos momentos es el hombre m¨¢s buscado por las fuerzas estadounidenses en Irak.
El general Abizaid dice que la polic¨ªa iraqu¨ª -a la que pertenecen 65.000 de los 160.000 iraqu¨ªes entrenados y equipados gracias a los 5.700 millones de d¨®lares dedicados por EE UU a reforzar los cuerpos de seguridad- est¨¢ "atrasada" en cuanto a su capacidad de asumir una buena parte del esfuerzo b¨¦lico. La culpa, seg¨²n ¨¦l, es de la tendencia de los polic¨ªas iraqu¨ªes a trabajar de manera individual y no en unidades consolidadas.
Otro oficial estadounidense, en un correo electr¨®nico enviado desde Bagdad, suger¨ªa que el problema que impide preparar a las fuerzas iraqu¨ªes se deriva de la reorganizaci¨®n total de los cuerpos ordenada el a?o pasado por el Pent¨¢gono. "Desde luego, no queremos enviar a luchar a nadie que no est¨¦ preparado todav¨ªa, como en Faluya", la batalla del pasado noviembre en la que los jefes militares estadounidenses tuvieron su primera experiencia con unidades iraqu¨ªes.
Una de las revelaciones m¨¢s duras de los jefes militares es el tremendo aumento de atentados con coche bomba, la principal arma de los rebeldes durante las tres ¨²ltimas semanas, que ha causado en el centro y el norte de Irak la muerte de casi 500 personas, la mitad de ellas soldados, polic¨ªas y reclutas iraqu¨ªes.
Los servicios de inteligencia estadounidenses tienen informaciones de que la ofensiva de atentados con coche bomba es una orden salida de una reuni¨®n de jefes rebeldes en Siria celebrada en los ¨²ltimos 30 d¨ªas, a la que, seg¨²n parece, asisti¨® Al Zarqaui. Los investigadores han descubierto indicios de que a los hombres que conduc¨ªan los coches les hab¨ªan atado con cinta adhesiva antes de los atentados. En el atentado cometido la semana pasada contra un mercado en el sur de Bagdad, en el que murieron 22 personas, el pie del atacante estaba atado al acelerador. En otro caso, fueron las manos del conductor las que estaban atadas al volante. Los cerebros de los atentados quer¨ªan asegurarse de que los veh¨ªculos seguir¨ªan avanzando hacia sus objetivos aunque los conductores murieran por disparos estadounidenses o iraqu¨ªes antes de llegar.
Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.