Las elecciones anticipadas se perfilan como la ¨²nica salida a la crisis de Bolivia
Congreso, empresarios y movimientos populares dan la espalda al Gobierno de Carlos Mesa
Carlos Mesa public¨® hace m¨¢s de 20 a?os un libro titulado Entre urnas y fusiles. Parad¨®jicamente, es en esta situaci¨®n en la que el presidente de Bolivia est¨¢ ahora. Casi por unanimidad, los pol¨ªticos, empresarios y analistas creen que la ¨²nica salida para la crisis del pa¨ªs y para evitar un rebrote de la violencia es la convocatoria de elecciones anticipadas. S¨®lo el Movimiento al Socialismo (MAS), el partido del l¨ªder indigenista Evo Morales, que encabeza la protesta popular, sostiene que Mesa deber¨ªa culminar los m¨¢s de dos a?os de mandato que le quedan.
En este momento, Mesa carece de apoyos. No tiene un partido que lo respalde en el Congreso, los empresarios critican su pasividad y que gracias a ella se haya aprobado una Ley de Hidrocarburos que puede tener serias consecuencias para la econom¨ªa; los separatistas de la regi¨®n de Santa Cruz ignoran al Ejecutivo, y los movimientos ind¨ªgenas, campesinos y mineros se sienten traicionados porque Mesa ha permitido que se promulgue una ley energ¨¦tica menos severa que la que prometi¨® y porque no est¨¢ haciendo nada para impedir la divisi¨®n territorial. Para hoy est¨¢ convocada una multitudinaria manifestaci¨®n en La Paz.
"Estamos en medio de una lucha ideol¨®gica en la que Mesa no se define. A m¨ª me da igual que sea socialista o no, lo malo es la indefinici¨®n", dice con aspereza Roberto Mustaf¨¢, presidente de la Confederaci¨®n de Empresarios Privados de Bolivia. "Hay tres salidas para esta situaci¨®n: el di¨¢logo, que est¨¢ agotado, y la confrontaci¨®n, por las armas o en las urnas", a?ade. "Mesa podr¨ªa renunciar y asumir su puesto el presidente del Congreso, Hormando Vaca D¨ªez, pero esto no solucionar¨ªa nada", concluye Mustaf¨¢.
El sistema democr¨¢tico boliviano requiere un gran consenso a la hora de anticipar las elecciones. En la actualidad el Congreso est¨¢ controlado por cuatro agrupaciones: el Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR), el partido del ex presidente Gonzalo S¨¢nchez de Lozada (que huy¨® en octubre de 2003 tras la revuelta por los hidrocarburos y fue reemplazado por Mesa, entonces vicepresidente), el Movimiento de la Izquierda Revolucionaria (MIR), Nueva Fuerza Republicana (NFR) y el MAS. Los tres primeros son los partidos tradicionales, casi sin ninguna credibilidad entre los ciudadanos, a quienes poco les interesa anticipar las elecciones porque dif¨ªcilmente lograr¨ªan un buen resultado.
El MAS, la segunda fuerza parlamentaria despu¨¦s del MNR, que encabeza los movimientos populares y es favorito en unas eventuales elecciones, no cree oportuno hablar de urnas en este momento. "Nosotros pensamos que a¨²n se puede negociar", dice Antonio Peredo, ide¨®logo y n¨²mero dos del MAS. "Hay que hacer unos ajustes a la Ley de Hidrocarburos para garantizar la propiedad estatal y convocar la Asamblea Constituyente para reformar la Carta Magna y tratar el tema de las autonom¨ªas regionales", concluye.
Las organizaciones empresariales creen que mientras Mesa ceda a las exigencias del MAS, el partido no buscar¨¢ la salida del presidente, pero, al mismo tiempo, se?alan que esta t¨¢ctica es insostenible a medio plazo. "Ayer fueron los hidrocarburos y ma?ana pueden pedir la nacionalizaci¨®n de la energ¨ªa el¨¦ctrica, la banca, etc¨¦tera. ?Qu¨¦ har¨¢ Mesa entonces?", se pregunta un pol¨ªtico de centro.
Adem¨¢s de Evo Morales, hay otros dos candidatos con posibilidades de ganar si Mesa convoca elecciones. Uno es el ex presidente Jorge Quiroga (2001-2002), y el otro es el empresario Samuel Doria Medina. El primero no tiene un gran aparato pol¨ªtico detr¨¢s, pero tiene peso en el sector empresarial, es el favorito de la clase media y es reconocido internacionalmente. El segundo est¨¢ forjando su carrera pol¨ªtica mediante la creaci¨®n del partido de Unidad Nacional. "Yo incluir¨ªa en la lista al presidente Mesa", se?ala Mustaf¨¢. "No es impopular y tal vez la gente quiera darle una segunda oportunidad, ya no como el que qued¨® al frente del Gobierno tras la salida de S¨¢nchez de Lozada, sino con la legitimidad del que vence en las urnas".
Lo que todos los consultados descartan es la posibilidad de un golpe de Estado por parte de las Fuerzas Armadas. En Bolivia, con casi 200 golpes militares en sus 180 a?os de historia como rep¨²blica, el humor militar se mide d¨ªa a d¨ªa. En un reciente discurso, el comandante del Ej¨¦rcito, general C¨¦sar L¨®pez, declar¨® que "sent¨ªa que el pa¨ªs estaba en el camino de la desintegraci¨®n ante los crecientes pedidos de autonom¨ªa" y advirti¨® a "los pol¨ªticos y movimientos sociales" que evitaran "la pol¨¦mica sobre esta cuesti¨®n".
Para algunos pol¨ªticos, si Santa Cruz se declara independiente ignorando la Carta Magna y el sentimiento popular, el Ej¨¦rcito podr¨ªa verse obligado a intervenir para mantener la unidad nacional o impedir que 66.000 mineros marchen a la regi¨®n para aplastar el proyecto soberano cruce?o. Los mineros sostienen que su producci¨®n financi¨® el desarrollo de Santa Cruz durante el siglo XX y que ahora la provincia se niega a compartir su riqueza en hidrocarburos.
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