Los pasos cambiados
El hecho de que el origen de la forma de comunicaci¨®n de nosotros los bailarines se halle en el lenguaje no verbal nos ha dejado en franca desventaja a la hora de establecer nuestro discurso frente a los pol¨ªticos. ?stos encuentran su relaci¨®n con el teatro m¨¢s natural y pedag¨®gica para la pr¨¢ctica de su profesi¨®n que la relaci¨®n con la danza -que, aparte de ser un hecho complejo, es m¨¢s cansada-. Adem¨¢s, lo han entendido bien: con la palabra se miente, con el cuerpo no. El cuerpo es objetivo: o est¨¢s o no est¨¢s. O vas a ritmo o tropiezas. Con el teatro no pasa lo mismo, sobre todo con la tradici¨®n de teatro que, salvo algunas excepciones, ha arraigado en nuestras tierras.
Tal vez sea ¨¦sta la raz¨®n por la que nuestra profesi¨®n ha vivido constantemente tutelada por gente de teatro. La raz¨®n, incluso, por la cual esta singularidad ha sido percibida como algo natural por los propios profesionales de la danza. Pero las cosas han cambiado: el desarrollo del sector en los ¨²ltimos a?os, la experiencia que ha adquirido, la madurez propiciada por el paso del tiempo y la constancia del trabajo hablan hoy por s¨ª solos, como lo hacen tambi¨¦n los logros obtenidos en la gesti¨®n de unos recursos a todas luces escasos.
Durante demasiados a?os hemos padecido las pol¨ªticas culturales de un partido que prefer¨ªa no enterarse de que la sociedad estaba cambiando, de que hab¨ªamos pasado de las postrimer¨ªas de la revoluci¨®n industrial a la era de la informaci¨®n, con cambios significativos en lo usos sociales, religiosos, sexuales, econ¨®micos y est¨¦ticos. Y hab¨ªan dejado a nuestra profesi¨®n condenada a un limbo que parece, o al menos as¨ª todos lo esperamos, que toca a su fin.
Los ¨²ltimos anuncios en pol¨ªtica cultural ofrecidos por el Departamento de Cultura de la Generalitat , con una subida del 288% para la danza, as¨ª lo indican. Como tambi¨¦n lo indica que Sol Pic¨® sea la asesora de danza del Teatre Nacional. Ahora el Lliure tendr¨ªa que mover ficha. Y el Liceo, atender a lo que ocurre y contestar al tel¨¦fono.
El hecho de que se busque a alguien que provenga del mundo de la danza para dirigir el Mercat de les Flors es un buen indicio. Pero no lancemos las campanas al vuelo: se habla de un centro coreogr¨¢fico, muy bien, pero ?siguiendo qu¨¦ modelo? Es m¨¢s: se han barajado ciertos nombres para la direcci¨®n del supuesto centro que han generado m¨¢s temor que otra cosa entre los profesionales.
No aspiro a dirigir el Mercat, pero me gustar¨ªa dar mi opini¨®n. Yo no s¨¦ c¨®mo se deber¨ªan hacer las cosas. No es sencillo. Se nos ha acumulado el trabajo: dejamos atr¨¢s muchos a?os de estancamiento y hay dos generaciones haciendo cola. Pero lo que veo es que si no se dan m¨¢s recursos, si el Mercat se quiere dise?ar de nuevo pero no hay una voluntad pol¨ªtica firme y clara de que funcione, el ni?o nacer¨¢ muerto.
El gran reto hoy es la creaci¨®n de p¨²blico, algo tan desatendido que quienes asistimos a los espect¨¢culos de danza hemos acabado por convertirnos casi en una familia endog¨¢mica.
El potencial pedag¨®gico de nuestra profesi¨®n a¨²n est¨¢ por descubrirse. Se est¨¢n reduciendo nuestros horizontes a base de programaciones sesgadas del panorama internacional, que no muestran ni de lejos lo que este arte da de s¨ª en el mundo.
En el panorama nacional s¨®lo se ven las cosas de la ciudad y se presentan en cartelera con poca preparaci¨®n previa.
Las denominaciones contempor¨¢neo y cl¨¢sico no son hoy m¨¢s que lugares ambiguos de expresi¨®n que no garantizan nada.
A mi modo de ver, se tiene que crear un observatorio de lo que acontece en un mundo globalizado donde ya no existe un centro, sino una red de lugares generando miradas y pr¨¢cticas que propician aires nuevos.
Se necesitan mesas redondas para debatir e informar al p¨²blico de los procesos de investigaci¨®n que se llevan a cabo en una pr¨¢ctica que es multidisciplinar en su misma esencia. Se necesitan acuerdos en el marco de la UE para establecer conexiones en red con centros de creaci¨®n de
Bruselas, Par¨ªs, Londres, Berl¨ªn... Se necesita una mirada atenta al pasado para que el tesoro antropol¨®gico de danzas populares de nuestro pa¨ªs no se pierda y se d¨¦ a conocer a las nuevas generaciones. Se necesita un centro de documentaci¨®n que recoja lo que las compa?¨ªas han producido en los ¨²ltimos a?os, para que la memoria de lo realizado no caiga en el olvido y pueda servir de gu¨ªa para los que empiezan, para que sepan tanto lo que hay como lo que no hay que hacer a la hora de producir danza. Se necesita acceder a la televisi¨®n y dar a conocer los trabajos que se efect¨²an y que tienen un potencial de comunicaci¨®n audiovisual a¨²n por descubrir.
Se necesita una gesti¨®n audaz, que sepa adaptarse a una situaci¨®n que exige un plus de creatividad y un talento especial para buscar financiaci¨®n con esp¨ªritu de zahor¨ª.
Se necesita poder de comunicaci¨®n y de trabajo en equipo para crear un lugar que responda a las necesidades del sector con vistas a ofrecer un servicio a la ciudad y al pa¨ªs.
Se necesita, creo, un debate entre los protagonistas implicados para que un esfuerzo econ¨®mico tan importante como ¨¦ste, que se tiene que hacer, no caiga en saco roto, como tantas veces ha sucedido y sucede en otros espacios e instituciones.
En la Eneida, hay un pasaje donde el h¨¦roe le dice a su hijo: "Hijo m¨ªo, aprender¨¢s de m¨ª el valor frente al enemigo y el arrojo en el combate, de otros la suerte". Algo de ese esp¨ªritu deber¨¢ tener la persona, o el equipo, que acceda a poner en movimiento lo que ha estado a su pesar largo tiempo parado, contrariando su m¨®vil naturaleza, para proclamar lo que muchos de la profesi¨®n sentimos: que lo mejor est¨¢ por llegar.
Juan Carlos nGarc¨ªa es core¨®grafo y director de la compa?¨ªa de danza Lan¨°nima Imperial
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