Final de trayecto
.Antes de rodar su impresionante Elephant, Gus van Sant se fue a Argentina, y s¨®lo con el auxilio de sus dos ¨²nicos actores (que son adem¨¢s sus coguionistas), y con un equipo reducido, rod¨® a tumba abierta una pel¨ªcula sencillamente inclasificable, dif¨ªcil, fatigosa pero alumbradora de muchas cosas. Ejercicio extremo no ya de parquedad narrativa, sino aut¨¦ntico final de trayecto en la historia de la narraci¨®n cinematogr¨¢fica, Gerry es un soberbio ejercicio de discurso montado sobre la nada (en este caso, y como ya hicieran Tom Wolfe y Brian de Palma en La hoguera de las vanidades, sobre un equ¨ªvoco atajo que precipita la tragedia), sobre el concepto mismo de estancamiento narrativo: con su apariencia bell¨ªsima, su sobrehumana dureza y sus atroces silencios, el filme de Van Sant es m¨¢s un testimonio para el futuro que una pel¨ªcula para el presente.
GERRY
Direcci¨®n: Gus van Sant. Int¨¦rpretes: Matt Damon y Casey Affleck. G¨¦nero: drama, EE UU, 2001. Duraci¨®n: 103 minutos.
Contribuye a ello la dureza de la propuesta, pero tambi¨¦n su ejemplar coherencia: como un nuevo Antonioni empe?ado en mostrar la desesperaci¨®n desde dentro, Van Sant exprime a Damon y Affleck hasta someterlos a una extenuaci¨®n que es tambi¨¦n la del propio espectador ante el filme. A un nivel, se puede ver como un discurso sobre la indefensi¨®n del hombre frente a la naturaleza, como la puesta en evidencia de que para un urbanita no hay experiencia m¨¢s peligrosa que el paisaje desnudo. Pero detr¨¢s de esta apariencia se esconde un mensaje perturbador y desesperanzado: que tal vez el cine ya ha recorrido todos los caminos que pod¨ªa agotar y que, sean o no conscientes, sus creadores m¨¢s l¨²cidos est¨¢n en un punto sin retorno y sin continuidad posible. Dura, ¨¢spera, en los l¨ªmites del aguante; pero art¨ªstica y ling¨¹¨ªsticamente resulta tan necesaria como el aire que respiramos.
Babelia
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