Al ritmo del sexo sucio
Felix da Housecat, 'dj' que ha hecho famosa la morbosa m¨²sica 'electro', pincha en Valencia por primera vez
En su mundo, el glamour es decadente, las chicas perversas y los hombres l¨¢nguidos y viciosos. El sexo es retorcido, tan placentero como doloroso, puro porno-chic sadomasoquista, las juergas no acaban nunca y las pistas de baile son trampolines para encuentros sucios, extra?os, prohibidos. Cuerpos regados con Mo?t Chandon en asientos de coches se?oriales pueblan las canciones que ¨¦l crea, produce o remezcla. En esas escenas, conviven una pasi¨®n obsesiva por la noche y la m¨²sica disco a lo Giorgio Moroder, con atm¨®sferas ciber-punk estilo Blade Runner, y una devoci¨®n formal por la est¨¦tica neorrom¨¢ntica m¨¢s oscura y retrofuturista de hace dos d¨¦cadas. El combinado es raro, pero funciona, y apasiona sobre todo a las nuevas generaciones, que no vivieron los referentes originales.
As¨ª, se?oras y se?ores, es como entiende la vida y la fiesta Felix Stalling jr, productor y dj de Chicago que cobra unos 6.000 euros por bolo y que se hace llamar Felix da Housecat. Pincha esta noche en Valencia por primera vez -en la sala Cormor¨¢n, a partir de las 2.30- y es, ahora mismo, el rey del mambo: lo que ¨¦l hace o dice, se convierte en tendencia. Sus discos, que suelen considerarse apabullantes, generan gran impacto. Por eso, es adorado, entre otros, por la cantante Kilye Minogue y el rapper Puff Diddy. Del disco que le ha producido a este ¨²ltimo, y que puede relanzar la irregular carrera de Diddy, Felix ha dicho: "Es sucio y urbano, suena como si Hell estuviera hasta las cejas de crack". Y ha sentenciado, "va a gustar". Tiene motivos para pensarlo, porque hasta las mayores compa?¨ªas de discos se han apuntado a su carro para sacar tajada. Tambi¨¦n la industria del ocio digital, ya que Felix ha puesto banda sonora a un reciente video-juego editado sobre la mansi¨®n Playboy.
El sonido que este dj ha hecho popular, y aunque ¨¦l reniegue de la denominaci¨®n, es conocido como electroclash o, simplemente, como electro. Se trata, en esencia, de una puesta al d¨ªa de las m¨²sicas m¨¢s creativas, divertidas, y horteras de los a?os 80 -el tecno-pop, el post-punk, el sonido robot-disco alem¨¢n- impregnadas, eso s¨ª, de algo que ¨¦l ha mamado desde adolescente: el tecno y el house. Su concepci¨®n de la electr¨®nica es m¨¢s desprejuiciada y c¨¢lida que la que tienen otros grandes hacedores de electro -casi todos los grandes dj alemanes de la actualidad- y, por eso, es Felix quien m¨¢s se ha llevado el gato al agua de la popularidad. Cabe decir que su apuesta por reivindicar, como complemento de la m¨²sica, el ligoteo festivo y el sexo despreocupado tambi¨¦n ha ayudado.
En Valencia, el mensaje -como poco, el musical- ha calado fuerte, y muchos son los jovencitos que babean por el electroclash y su lujo decadente. "Es la moda", apunta Pablo Ferrer, promotor del colectivo Nomenklatura, que realiza fiestas tomando como punto de partida los a?os 80, "pero la gente no lo ve como algo que evoque lo que suced¨ªa hace 20 a?os, sino como algo actual". Sin embargo, Luis Cadenas, de Punto Beat, la promotora que junto, con la compa?¨ªa Budweisser, ha organizado la sesi¨®n de Felix da Housecat, indica que "los 80 tienen una aureola m¨ªtica en esta ciudad, representan una etapa nocturna avanzada, casi m¨ªtica, y aqu¨ª y ahora, lo que ponga al d¨ªa aquello, se considera especial". Para entendernos, el electro tiene morbo porque representa lo contrario del revival ochentero blando que late en iniciativas como Hoy no me puedo levantar, el montaje musical que ha rescatado las canciones de Mecano. El electro apuesta por la cultura popular m¨¢s underground, petarda, oscura y destroyer de aquella d¨¦cada, barnizando su recreaci¨®n de la extravagancia ochentera con una capa de sofisticaci¨®n exagerada y un nuevo temperamento carnal irreverente. Y esto tiene tir¨®n: en El Loco Club, otra sala de la ciudad, act¨²an las Dirty Princess, una formaci¨®n espa?ola con chicas que cantan y se exhiben hasta llevar la conjunci¨®n 80-sexo-tecno-pop a un nivel estratosf¨¦rico de lujuria.
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