Pl¨¢stico y polvo
Que la edici¨®n de este a?o de Festimad tenga nueva ubicaci¨®n hace inevitable las comparaciones. De la familiaridad que supon¨ªa moverse en el parque El Soto, de M¨®stoles, donde se ha celebrado en ocho ocasiones, se ha pasado al despiste total, para tomar posiciones a medida que transcurr¨ªa la primera jornada de este a?o en el parque del Cerro de la Cantue?a, en la localidad madrile?a de Fuenlabrada. Y muchas eran las diferencias que encontraron los asistentes que abarrotaron la primera jornada del primer Festimad de la era Fuenlabrada. El cerro es un secarral creado de los escombros y movimientos de tierra que gener¨® el desarrollismo de los sesenta. En los ¨²ltimos a?os se ha repoblado forestalmente y ahora tiene aspecto casi de parque natural, aunque los ¨¢rboles est¨¢n a¨²n poco crecidos. En su inmensa explanada central, dos escenarios iguales y en paralelo dan vida al n¨²cleo central del Festimad. El p¨²blico puede ir alternando conciertos a medida que termina uno y empieza el siguiente en el otro. Se evita as¨ª el trasiego que hab¨ªa en M¨®stoles, con su reguero de polvo en el mejor de los casos, o de barro cuando hac¨ªa presencia la lluvia.
Ayer por la tarde apretaba el calor y los alrededores del Cerro de la Cantue?a fueron toda la tarde un ir y venir de j¨®venes cargados con neveras, sacos de hielo y cantidades ingentes de botellas de refrescos. Hubo hasta quien aprovech¨® las tablas de patinar para transportar todo el material. Dentro se notaban tambi¨¦n otros cambios. La zona de mercadillo se encuentra integrada en la gran zona de conciertos y sobre la parte central de la explanada, de 80.000 metros cuadrados, se ha colocado un inmenso pl¨¢stico para evitar el polvo.
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