El arte de caminar
Lo que nos faltaba. El pr¨®ximo fin de semana est¨¢ anunciada una nueva Caminada Internacional de Barcelona. Como si ya no tuvi¨¦ramos suficiente con el extranjer¨ªo de bombo m¨¢s que de platillo que nos invade y est¨¢ convirtiendo la ciudad en un parque medi¨¢tico (la pr¨®xima propaganda electoral del se?or Clos deber¨ªa decir: "Con Walt Disney y Carlinhos Brown, esperando a m¨¢s b¨¢rbaros"), ahora debemos estar prevenidos ante la nueva invasi¨®n de miles de malcaradas y ro?osas botas que, seg¨²n anuncia la web de la organizaci¨®n, entrar¨¢n en la ciudad desde el mar y desde Collserola: "Despu¨¦s del ¨¦xito obtenido en la edici¨®n de 2004, para este a?o se ha previsto repetir la experiencia y la propuesta ser¨¢ la misma que el a?o anterior; la Caminada Internacional de Barcelona, que no tiene ¨¢nimo de competici¨®n, volver¨¢ a ser una buena excusa para hacer salud y para redescubrir la ciudad".
Qu¨¦ horror. Me llama la atenci¨®n que digan que "no tiene ¨¢nimo de competici¨®n". ?Desde cu¨¢ndo la esencia del arte de caminar ha tenido alguna relaci¨®n con un torneo? Ya s¨¦ que la apoteosis del deporte a mayor gloria de nuestros patricios ol¨ªmpicos ha convertido muchas caminatas en carreras, algunas de ellas carreras pol¨ªticas muy serias, pero el arte de caminar desde siempre fue otra cosa.
Dec¨ªa William Hazlitt, el mayor ensayista ingl¨¦s de todos los tiempos, en su delicioso y breve texto Dar un paseo: "El alma de una caminata es la libertad, la libertad perfecta de pensar, sentir y hacer exactamente lo que uno quiera".
Si una caminata o un paseo est¨¢ organizado, choca connaturalmente con la idea de libertad que contiene la esencia misma del paseo. Lo dec¨ªa el otro d¨ªa Josep Maria Espin¨¤s en el programa literario de BTV de Emilio Manzano: la gracia del paseo en solitario es que en ¨¦l no hay nada previsto ni nada que sea obligatorio. Espin¨¤s, que acaba de publicar un libro sobre sus libres caminatas a pie por la isla de Mallorca, contaba que muchas veces ha dejado de lado la visita a una iglesia rom¨¢nica encontrada en el camino por interesarle m¨¢s la charla con un paisano o cualquier otro elemento de vida que se ha cruzado en su camino. Las caminatas de Espin¨¤s no son turismo cultural, son caminatas libres. El escritor va adonde le llevan el azar, la intuici¨®n y hasta el viento.
A m¨ª me parece que caminar es una aventura que tiene verdadero sentido si se hace en solitario. Es m¨¢s, en mi opini¨®n (y no quiero tener m¨¢s opiniones ya por hoy) no existe un arte de pasear perfecto si el paseo no se lleva a cabo en rigurosa soledad. "La caminata debe hacerse a solas, porque la libertad es esencial, porque es necesario que llevemos nuestro propio paso, no el del vecino o el del amigo", escribi¨® Robert Louis Stevenson en su ensayo El arte de caminar. Para el autor de La isla del tesoro, buen conocedor del sentido de la aventura, se debe estar abierto a todas las impresiones al pasear y permitir que nuestros pensamientos adopten el color de lo que vemos. No le ve la gracia a caminar y charlar al mismo tiempo: "Dicho de otro modo, no debe haber ruido de voces al lado, para estropear el silencio meditabundo de la ma?ana".
Y como muy bien sabe Espin¨¤s, si al final de la jornada el anochecer es bello y c¨¢lido, no hay nada mejor en la vida que haraganear ante la puerta de una posada al ponerse el sol, o inclinarse sobre el parapeto de un puente para contemplar las hierbas y los peces. Es una maravilla el arte de estar solo y desocupado, libre para cualquier pensamiento, lejos de las caravanas humanas y de todos esos tan organizados centenarios oficiales de artistas y de tanta caminata internacional y acto cultural programado. ?Por qu¨¦ no habr¨¢n dejado este a?o al Quijote caminar solo?
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