Cobard¨ªa presidencial
El presidente argumentar¨¢ que hizo lo debido, pero, posiblemente, haya influido de forma negativa en la carrera de Luis Vilches. El presidente se neg¨® a devolver el primer toro de la tarde, un trozo de carne inv¨¢lida y fofa, y le rob¨® a Vilches una oportunidad de oro para el triunfo que con tanto esfuerzo busca. Injusto, muy injusto. Sobre todo, porque es una decisi¨®n err¨®nea que nace del incumplimiento del vigente reglamento, que dice que todo toro no apto para la lidia debe ser devuelto a los corrales.
Pero, amigo, los presidentes son polic¨ªas y velan por el orden p¨²blico mucho m¨¢s que por el cumplimiento de la norma. El presidente no devuelve el primero para no quedarse sin sobreros y evitar que el p¨²blico pudiera protagonizar un esc¨¢ndalo. Para evitar la protesta -en los toros no se recuerda una alteraci¨®n del orden en los tiempos modernos-, el presidente se pasa la norma por el forro de su propio miedo y decide mantener en el ruedo al inv¨¢lido en perjuicio para el torero. Hora es de que la polic¨ªa deje de presidir las corridas, y hora es de que desde el palco se imparta justicia con may¨²sculas, sobre todo para quien viene a esta plaza a jugarse su carrera a cara o cruz. El que tenga miedo ante sus propias decisiones que se quede en casa.
Guardiola / Vilches, Valverde, Cruz
Toros de Salvador Guardiola, bien presentados, inv¨¢lidos y descastados, a excepci¨®n del 4?, bravuc¨®n. El 6?, devuelto por inv¨¢lido. Primer sobrero, de Juan Jos¨¦ Gonz¨¢lez, tambi¨¦n devuelto; segundo sobrero, de Astolfi, igualmente inv¨¢lido. Luis Vilches: estocada (silencio); pinchazo y estocada (ovaci¨®n). Javier Valverde: pinchazo, estocada y un descabello (ovaci¨®n); media -aviso- y cinco descabellos (pitos). Fernando Cruz: dos pinchazos y estocada trasera (silencio); pinchazo hondo (silencio). Plaza de Las Ventas. 28 de mayo. 13? corrida de feria. Lleno.
Lo cierto es que Vilches s¨®lo pudo estar digno con la masa informe que tuvo que matar. Es torero de empaque y con una disposici¨®n extraordinaria, pero el toro se desplomaba a cada paso. Quedan para el recuerdo unas ver¨®nicas muy hondas en ese mismo toro, que fue, en realidad, lo ¨²nico que aguant¨®. Mucho mejor ante el bravuc¨®n cuarto, con el que Vilches comenz¨® por bajo torer¨ªsimo, y dijo que es un diestro seguro, con alto sentido del toreo art¨ªstico, y lo demostr¨® en dos magn¨ªficas tandas de redondos, plenas de temple y ligaz¨®n. La faena baj¨® de tono con la izquierda porque el animal se neg¨® a embestir. Qued¨® claro, al menos, que quiere ser torero. Lo grave es que no depende s¨®lo del toro, sino de la injusta decisi¨®n presidencial, que tanto puede influir en la carrera de quien no tiene muchos m¨¢s contratos que los que surjan de Madrid. Como si no tuvieran bastante estos hombres con la birria de toros que mandaron los herederos de Salvador Guardiola, inv¨¢lidos y sos¨ªsimos, una oportunidad imposible para quien busque ser alguien en esta dif¨ªcil carrera.
Nada pudo hacer Javier Valverde con su inservible lote, m¨¢s que derrochar valor, meterse entre los pitones y jugarse el tipo. Arriesg¨® mucho en el segundo, que se qued¨® inm¨®vil, y se justific¨® como pudo ante el quinto, que embest¨ªa, cuando lo hac¨ªa, con la cara alta. La misma suerte corri¨® Fernando Cruz con su primero, otro toro infumable, ante el que se dej¨® enganchar la muleta en demas¨ªa. El sobrero sexto fue, igualmente, inv¨¢lido y deslucido, y all¨ª se empe?¨® el torero, con valent¨ªa, en demostrar que quiere tener futuro; al final, por pesado y porfi¨®n, se gan¨® una voltereta.
Por cierto, el presidente devolvi¨® el sexto, tan inv¨¢lido como el primero, pero era el ¨²ltimo y ya hab¨ªa pasado el peligro de una posible alteraci¨®n del orden p¨²blico. Eso se llama falta de criterio presidencial. Mejor se llama grave incumplimiento de la norma. ?Qui¨¦n lo propondr¨¢ para sanci¨®n? Eso es lo que deber¨ªa hacer Luis Vilches, tan perjudicado por su arbitraria actuaci¨®n.
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