Reforma
Donde los conservadores temen calamidades, los reformistas hallan oportunidades. Por eso, tras el acuerdo alcanzado entre populares y socialistas valencianos para la reforma del Estatut d'Autonomia, las viejas rutinas del an¨¢lisis se desperezan con una conservadora perplejidad. De hecho, muchas reacciones revelan cu¨¢n descargadas est¨¢n en algunos medios pol¨ªticos y period¨ªsticos ind¨ªgenas las bater¨ªas de la imaginaci¨®n. Porque el pacto tiene, como las grandes jugadas, un perfume de audacia que magnifica, y tambi¨¦n ennoblece, su efecto reformista y su significaci¨®n. Desde luego, debido a que despeja un camino, pero sobre todo a que lo hace en unos t¨¦rminos que vencen la inercia y confieren al debate territorial un impulso esperanzador. As¨ª lo ha entendido el Gobierno de Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, para quien era fundamental, por ejemplo, que el estatuto valenciano asumiera una agencia o servicio tributario (?el nombre tanto da!) con recorrido abierto a la futura gesti¨®n de impuestos, no s¨®lo para quebrar la resistencia del frente inmovilista del PP sino para definir un espacio de negociaci¨®n con Catalu?a desde el que sea posible encajar sin mayores traumas las intensidades variables del modelo de Estado federal. La v¨ªa valenciana es, en el horizonte de la Espa?a plural, un gran paso adelante. Un paso que han protagonizado Camps y Pla, s¨²bitamente reencontrados con el perfil de pol¨ªticos j¨®venes y valencianistas que ofrec¨ªan al inicio de la legislatura, cuando parec¨ªa ut¨®pico un nuevo Estatut que contemplara la disoluci¨®n anticipada de las Cortes, la consideraci¨®n de "nacionalidad hist¨®rica" y poco m¨¢s. Si ahora contiene el proyecto un Servicio Tributario, un Consell de la Just¨ªcia y la capacidad de considerar el TSJ la ¨²ltima instancia judicial, as¨ª como una lista de derechos ciudadanos y el reconocimiento expl¨ªcito de la Acad¨¨mia Valenciana de la Llengua, es porque Pla ha defendido con eficacia sus bazas en la negociaci¨®n. La figura del dirigente socialista adquiere, as¨ª, una envergadura de alternativa solvente y real. Por otra parte, a Camps, que preside el Consell m¨¢s flojo y dividido de la historia de la Generalitat, le otorga el pacto una nueva dimensi¨®n institucional que es dif¨ªcil decir si sabr¨¢ aprovechar.
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