'Plan B'
El domingo 29 de mayo los franceses han dicho no a la Constituci¨®n Europea. A partir de ahora, se trata de poner en marcha un plan B, una estrategia dirigida a que el proceso de ratificaci¨®n constitucional no embarranque como consecuencia del no franc¨¦s. Existe un amplio debate acad¨¦mico y t¨¦cnico sobre cual podr¨ªa ser este plan B (ver por ejemplo el an¨¢lisis del profesor Areilza en el Real Instituto Elcano). Sin embargo, la mayor parte de estos an¨¢lisis est¨¢n claramente descontextualizados. Fallan porque desligan las opciones legales que tenemos para salir de este embrollo de la evaluaci¨®n pol¨ªtica que hagamos sobre las causas del no. Es decir, ofrecen soluciones generales para problemas que no son exactamente de la misma naturaleza.
El contenido del plan B en el caso franc¨¦s depender¨¢ por tanto de un an¨¢lisis de las causas del no en este caso particular. Es decir, las recetas para salir de esta situaci¨®n no ser¨¢n necesariamente las mismas que en los dos anteriores casos en los que ha habido un no a un Tratado, los casos dan¨¦s e irland¨¦s.
Examinemos por un momento ambos supuestos. En el primero de ellos, en el dan¨¦s, el rechazo al Tratado de Maastricht se explica fundamentalmente por variables nacionales. Fue no tanto un rechazo al tratado sino m¨¢s bien un rechazo al Gobierno. El Ejecutivo cay¨®, le sucedi¨® otro de un color pol¨ªtico diferente, y el segundo refer¨¦ndum sali¨® adelante. Es cierto que en el nivel europeo, el Consejo Europeo adopt¨® una decisi¨®n que interpretaba aspectos del Tratado de Maastricht de manera m¨¢s favorable a Dinamarca; pero es bastante razonable pensar que la influencia de esta decisi¨®n fue pr¨¢cticamente marginal a la hora de movilizar el s¨ª en el segundo refer¨¦ndum.
El caso irland¨¦s es algo diferente al dan¨¦s. En este caso, no fue tanto un castigo al Gobierno, ni un rechazo al Tratado. Fue consecuencia de la dejadez del Gobierno, y de los dem¨¢s partidos que apoyaban el Tratado. Todos estos actores simplemente no se tomaron en serio el refer¨¦ndum y no hicieron lo necesario para movilizar a los partidarios del s¨ª. El resultado del refer¨¦ndum fue negativo, pero con una participaci¨®n baj¨ªsima. Tambi¨¦n en este caso la Uni¨®n Europea tom¨® medidas: el Consejo Europeo adopt¨® una serie de declaraciones que, de nuevo, interpretaban de manera favorable para Irlanda el Tratado de Niza. Sin embargo, lo definitivo fue que en la segunda consulta electoral el Gobierno se tom¨® en serio el refer¨¦ndum y consigui¨® movilizar a los partidarios del s¨ª. Para movilizar, el Gobierno lider¨® la creaci¨®n del National Forum on Europe, un foro favorable al s¨ª que agrupaba a partidos pol¨ªticos, pero tambi¨¦n organizaciones ciudadanas, acad¨¦micos, etc¨¦tera. Otras medidas internas, como la adopci¨®n de ligeros retoques en el procedimiento de control parlamentario del Gobierno en relaci¨®n con los asuntos europeos, pudieron tener tambi¨¦n un efecto positivo para movilizar el s¨ª. Pero est¨¢ tambi¨¦n bastante claro que el peso de las declaraciones adoptadas por el Consejo Europeo fue casi irrelevante a la hora de convencer a la gente de que saliera a votar a favor del Tratado.
Aunque todav¨ªa es demasiado pronto para entender por qu¨¦ en Francia ha vencido el no, creo que se puede avanzar la hip¨®tesis de que, a diferencia de los casos dan¨¦s e irland¨¦s, el no se explica por una mezcla de variables nacionales y europeas. Es decir, como en todos los referendos sobre Europa, la variable nacional ha tenido un peso fundamental. El no es, en gran medida, un rechazo a Chirac y Raffarin. Pero, por otro lado, el no tambi¨¦n es expresi¨®n de un rechazo al propio Tratado. Existen indicios que apuntan en esta direcci¨®n: por ejemplo, la discusi¨®n sobre la directiva Bolkestein, que ha precedido al debate sobre la propia Constituci¨®n Europea, muestra que los partidarios del no se han podido movilizar en contra de una Europa que pone en cuesti¨®n el llamado "modelo social franc¨¦s". Lo dif¨ªcil del caso franc¨¦s es que tenemos una mezcla mucho m¨¢s clara que en los dos casos anteriores de variables nacional y europea como fundamento del no.
Esto significa que habr¨ªa que tomar importantes medidas no s¨®lo nacionales sino tambi¨¦n europeas para salir de este embrollo. En cuanto a las nacionales, est¨¢ bastante claro que alguien en el Gobierno debe hacerse responsable del resultado del refer¨¦ndum. El problema est¨¢ en qu¨¦ medidas adoptar en el ¨¢mbito europeo. Si llegamos a la conclusi¨®n de que el no es, en gran medida al menos, manifestaci¨®n de un rechazo contra la Constituci¨®n Europea, y no s¨®lo contra el Gobierno, la adopci¨®n de un acuerdo en el Consejo Europeo interpretando el Tratado Constitucional de manera favorable a Francia, como se hizo en los casos dan¨¦s e irland¨¦s, no ser¨¢ suficiente para convencer a los franceses de que voten s¨ª en un segundo refer¨¦ndum sobre la cuesti¨®n. Alguna medida m¨¢s fuerte tendr¨¢ que ser adoptada para movilizar al s¨ª en una futura consulta electoral.
Por ¨²ltimo, hay que recordar que el Tratado solamente puede entrar en vigor si TODOS los Estados miembros lo han ratificado previamente. En este contexto, se aduce a menudo la declaraci¨®n n¨²mero 30 de la Constituci¨®n Europea. Esta declaraci¨®n dice que si un n¨²mero determinado de Estados no ratifica, el Consejo Europeo "examinar¨¢ la cuesti¨®n". Muchos interpretan esta expresi¨®n en el sentido de que lo que quiere decir es que la Constituci¨®n puede entrar en vigor sin que ese n¨²mero de Estados haya ratificado. Sin embargo, jur¨ªdicamente al menos esto es incorrecto. Como m¨¢ximo, los Estados miembros deber¨ªan ponerse de acuerdo por unanimidad en que esta cl¨¢usula entrara en vigor. Es decir, Francia tendr¨ªa que votarla afirmativamente tambi¨¦n. Es impensable que Francia vote a favor de la entrada de una Constituci¨®n que ha rechazado por refer¨¦ndum, porque ello equivaldr¨ªa, de facto, a su salida de la UE.
Antonio Estella es profesor titular de Derecho Administrativo, Universidad Carlos III de Madrid.
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