La qu¨ªmica de las emociones
Dos investigadores del cerebro explican qu¨¦ mecanismos intervienen en el amor, la ira, el miedo o la fidelidad
Las emociones son una parte muy importante de nuestras vidas. Pero ?Qu¨¦ es exactamente una emoci¨®n? ?Puede reducirse a una f¨®rmula qu¨ªmica? ?Qu¨¦ mecanismos se activan en el cerebro cuando sentimos amor, ira, miedo o tristeza? A responder a estos interrogantes fueron convocados por Aula EL PA?S y la Direcci¨®n de Promoci¨®n de la Cultura Cient¨ªfica del Ayuntamiento de Barcelona dos especialistas, Ignacio Morgado, catedr¨¢tico de Psicobiolog¨ªa de la Universidad Aut¨®noma de Barcelona, y Antoni Bulbena, psiquiatra responsable del Instituto de Atenci¨®n Psiqui¨¢trica.
Seg¨²n explican, una emoci¨®n es, en primer lugar, una funci¨®n fisiol¨®gica que dispara una serie de respuestas en el organismo. "Se estimula el nervio vago -cosquilleo en el est¨®mago-, las gl¨¢ndulas suprarrenales liberan hormonas como la adrenalina o el cortisol, y la musculatura se tensa. Tiene una funci¨®n protectora. Se estima que un estudiante comienza a liberar adrenalina 16 d¨ªas antes de un examen. Durante la prueba se pruduce un pico que le hace rendir m¨¢s y cuando termina baja", explica Morgado.
En el amor rom¨¢ntico intervienen sustancias como la feniletilamina, de efectos parecidos a una anfetamina, que pasan pronto
La respuesta emocional es tan r¨¢pida e impulsiva que ha salvado a mucha gente, pero tambi¨¦n ha provocado reacciones inapropiadas
Pero el cerebro no s¨®lo produce esa respuesta, sino que la recoge de nuevo y la elabora. "Hay un mecanismo de ida y vuelta", a?ade. "Cuando el cerebro se hace consciente del efecto de la emoci¨®n en el cuerpo, tenemos un sentimiento". Las emociones tienen como primera misi¨®n, proteger a la especie. Morgado recurre a una imagen muy com¨²n: una persona que pasea por el bosque y ve algo que parece una serpiente. Los ojos env¨ªan la informaci¨®n al t¨¢lamo, pero ¨¦ste no tiene capacidad para discernir si es una serpiente o una rama. Para saberlo, ha de enviar la informaci¨®n a la corteza cerebral occipital. El t¨¢lamo no espera a obtener la respuesta. Simult¨¢neamente da la orden a la am¨ªgdala para que ponga en marcha la respuesta emocional de huida. El cuerpo libera adrenalina, el paseante da un salto. Por si fuera una serpiente. Al cabo de una fracci¨®n de segundo, llega la respuesta de la corteza: no, no es una serpiente, es una rama. El cuerpo se relaja. "La respuesta emocioal es tan r¨¢pida e impulsiva que ha salvado a mucha gente, pero tambi¨¦n es la que hace responder con un pu?etazo a algo que se percibe como una agresi¨®n", sostiene Morgado.
Hay emociones que dejan un recuerdo imborrable, como si se grabaran a fuego en el cerebro. "El atentado del 11-S fue una noticia tan impactante que todos recordamos d¨®nde est¨¢bamos cuando nos enteramos", explica Morgado. En este caso, la am¨ªgdala env¨ªa la informaci¨®n al hipocampo, que interviene en la formaci¨®n de la memoria. Cuanto m¨¢s fuerte es una emoci¨®n, con m¨¢s fuerza se graba en la memoria. Si ese recuerdo llega a alterar el equilibrio emocional aparece, seg¨²n Bulbena, el s¨ªndrome postraum¨¢tico. .
Hace m¨¢s de un siglo se produjo un accidente en Nueva Inglaterra (EEUU) muy relevante para la neurolog¨ªa. Se estaba construyendo el ferrocarril y una explosi¨®n lanz¨® una barra de hierro que atraves¨® el cr¨¢neo de Phineas Gage, el capataz. La barra entr¨® por la mand¨ªbula derecha, perfor¨® parte del cerebro y sali¨® por la parte frontar superior inquierda. Por incomprensible que pueda parecer, no muri¨®. Ni siquiera perdi¨® totalmente el conocimiento. Pese a que el m¨¦dico no pudo hacer mucho m¨¢s que lavarle la herida, sobrevivi¨®. Y se recuper¨® en apenas unos d¨ªas. Un milagro. Pero Phineas ya nunca fue la misma persona. Ten¨ªa conciencia, inteligencia, hablaba y se mov¨ªa sin dificultad. Pero hab¨ªa perdido el respeto por s¨ª mismo y no atend¨ªa a ninguna convenci¨®n social. No controlaba sus impulsos emocionales.
Alguien guard¨® la barra y el cr¨¢neo y ahora podemos saber qu¨¦ ocurri¨®: la barra hab¨ªa da?ado la corteza orbito frontal, una zona que act¨²a como un intercomunicador, una estaci¨®n intermodal que comunica el cerebro frontal, encargado de la l¨®gica y el razonamiento, y la am¨ªgdala, encargada de las emociones.
"S¨®lo de pensarlo se me ponen los pelos de punta". Cuando pensamos algo que nos produce miedo, se activa la am¨ªgdala, ¨¦sta dispara la respuesta emocional: el pelo se eriza, aparece la carne de gallina, el fr¨ªo recorre la espalda. "Es una suerte que eso ocurra", sostiene Morgado. "Las personas que son capaces de anticipar as¨ª la respuesta a una emoci¨®n, est¨¢n mejor preparadas para tomas decisiones sin equivocarse". ?Qui¨¦n dijo que los fr¨ªos son mejores ejecutivos?
Pero a veces estas sensaciones no responden a una realidad, seg¨²n Bulbena, sino a una patolog¨ªa del propio cerebro. Un estudio ha comprobado que los ni?os que tienen lesionada la corteza ¨®rbito-frontal no pueden establecer una buena relaci¨®n entre el cerebro emocional y el racional y de mayores tienen dificultades para saber qu¨¦ est¨¢ bien y qu¨¦ est¨¢ mal. Lo cual plantea otro interrogante ?qu¨¦ ocurre en el cerebro de un psic¨®pata?
Morgado muestra im¨¢genes de la actividad cerebral de una persona normal y de un asesino en serie confeso y convicto. No son iguales: "En el del asesino, la parte anterior no funciona correctamente. No s¨®lo tienen un vac¨ªo de actividad en la parte racional, sino que tienen muy activa la parte del cerebro emocional. Eso se ha comprobado en m¨¢s de cuarenta asesinos", explica. Aqu¨ª juega un papel esencial una sustancia, la serotonina, que es un neurotransmisor que estabiliza la fisiolog¨ªa del cerebro en general y modula la conducta. Atempera los impulsos y protege contra la agresividad. Quienes tienen niveles bajos de serotonina son m¨¢s agresivos. Una idea de la importancia de este neurotransmisor es que en el cerebro se han identificado 15 receptores distintos, lo que significa que interviene en muchas funciones.
En la qu¨ªmica del amor interviene el apetito sexual y es conocido que una hormona masculina, la testosterona, aumenta en los machos la agresividad. Pero no lo es tanto que existe una sustancia que fomenta la monogamia. "Hay una especie, los ratoncitos de la pradera, que son mon¨®gamos. Cuando un macho y una hembra copulan, permanecen ya juntos de por vida. No se separan hasta que uno de los dos muere. El responsable de ello es la vasopresina. Si a un rat¨®n se le inhibe la capacidad de segregar esta sustancia, se vuelve pol¨ªgamo. El mismo efecto produce la oxitocina en la hembra", explica Morgado.
En las personas, tambi¨¦n intervienen la oxitocina y la vasopresina, pero no est¨¢ tan claro que tengan las mismas funciones que en los ratoncitos. Pero s¨ª se sabe que en el amor adolescente, el amor impetuoso y rom¨¢ntico, intervienen sustancias como la feniletilamina, que segrega el cerebro y tiene efectos parecidos a una anfetamina, que hacen que este tipo de enamoramiento sea m¨¢s emocional, y por tanto, m¨¢s ciego. Hay una autora, Hellen Fisher, que sostiene que este amor dura unos 17 meses. El amor pausado de la madurez, en cambio, tiene m¨¢s de sentimiento. En este amor, el cerebro libera endorfinas, unas sustancias parecidas a la morfina que generan bienestar. Estas sustancias producen sensaci¨®n de relax, tienen un efecto analg¨¦sico y cierto poder adictivo, por eso cuando se rompe un amor de este tipo o muere la pareja, se le echa mucho de menos.
Curiosamente, seg¨²n Bulbena, las sustancias que crean adicci¨®n amorosa se encuentra en el chocolate, pero en cantidad insuficiente como para producir efectos. Morgado apostilla que alg¨²n estudio ha llegado a decir que algunas mujeres prefieren el chocolate a hacer el amor.
Hay tambi¨¦n una patolog¨ªa de las emociones. Por ejemplo, en la depresi¨®n, los mecanismos bioqu¨ªmicos que hacen que una sensaci¨®n sea agradable, est¨¢ inactivada. Las personas deprimidas tienen, seg¨²n Bulbena, una una dificultad para percibir como positiva o placentera una experiencia. Bulbena defini¨® los s¨ªntomas que definen algunas de las patolog¨ªas m¨¢s frecuentes (ver cuadro adjunto).
Lo contrario de la depresi¨®n es la man¨ªa, que cursa con euforia, irritabilidad, ideas de grandeza, insomnio, conversaci¨®n excesiva, pensamiento acelerado y mucha actividad sexual. Un man¨ªaco se siente cargado de energ¨ªa y lo puede hacer todo. Hay adem¨¢s, una relaci¨®n a¨²n por explorar cient¨ªficamente entre estas patolog¨ªas y la estaci¨®n del a?o. "Probablemente tenga que ver con la cantidad de luz solar. Que la luz interviene en los procesos neuroqu¨ªmicos lo demuestra el hecho de que las variaciones estacionales se observan tanto en Espa?a como en Australia", dice Bulbena.
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