Feroz represi¨®n
A?os atr¨¢s, se enterneci¨® con el estupor de aquel ni?o saharaui cuando contempl¨® al mar, o cuando anduvo por una gran superficie de fascinantes chirimbolos y golosinas. Observ¨® c¨®mo se mov¨ªa aturdido y cauteloso, en medio de tanto y tan abundante esplendor. Hab¨ªa llegado un par de d¨ªas antes, de los campamentos de Tinduf, y era la primera vez que sal¨ªa de la ¨¢spera Hamada argelina, para descubrir un universo de luces y estruendos. Ven¨ªa del silencio mineral, al motor de explosi¨®n; de la noche constelada de a?oranzas, a la farola urbana de la esquina; de una topograf¨ªa de espejismos, a un mapamundi de afectaciones. Ven¨ªa de un territorio de exilio a otro territorio de deslealtad: un mal d¨ªa, en Madrid, se consum¨® la entrega de su pueblo. Y aquel ni?o, con quien comparti¨® su habitaci¨®n, se lo dijo: cuando sea tan alto como t¨², me ver¨¢s donde debo de estar. Y lo vio, la semana pasada, y sinti¨® que lo agitaba toda la furia del mundo: unas fotograf¨ªas le mostraron el cuerpo de su amigo brutalmente golpeado, por la polic¨ªa marroqu¨ª, en El Aaiun. Y supo c¨®mo muchos saharauis que permanec¨ªan en su tierra hab¨ªan reivindicado su leg¨ªtimo derecho a la autodeterminaci¨®n y a la independencia, reconocido por la comunidad internacional, hace 30 a?os, y c¨®mo la respuesta del rey alauita se hab¨ªa resuelto en una feroz represi¨®n: cargas, saqueo de casas, heridos, detenidos, desaparecidos. Acaba de levantarse una nueva intifada: gritos y piedras, contra los bien pertrechados efectivos del ej¨¦rcito de Marruecos, en un atentado contra los derechos humanos y las libertades de expresi¨®n y manifestaci¨®n. Y alz¨® su voz, junto a la de tantos, para urgir la intervenci¨®n de las Naciones Unidas y su Consejo de Seguridad, con objeto de que se ponga fin a la barbarie, mientras se recuerda al gobierno espa?ol su compromiso moral, administrativo y pol¨ªtico con el S¨¢hara Occidental, sucia y militarmente ocupado por el pa¨ªs vecino. Y denunciar y condenar p¨²blica y rotundamente, ante la Embajada y los consulados de Marruecos, el flagrante crimen que su gobierno est¨¢ perpetrando, con tanta violencia como impunidad.
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