La Junta negocia con empresas crear una sociedad para aprovisionar de biomasa a plantas eléctricas
400.000 toneladas de residuos se exportan a países europeos que ofrecen mejores precios
La generación de energía a partir de restos agrícolas ha tenido menos éxito que otras fuentes renovables, como la eólica. La tarifa fijada por el Gobierno ha resultado demasiado baja para acelerar la construcción de nuevas plantas. Aún así, Andalucía ya roza el 80% del objetivo que se fijó en el plan energético autonómico para la generación con biomasa en 2006. Además del precio, el sector se enfrenta con la dificultad de garantizarse un abastacimiento continuado de restos vegetales. Una dificultad que la Junta de Andalucía quiere salvar con la creación de una sociedad de abastecimiento, en la que participarán varios entes públicos y también se dará entrada a empresas privadas.
El principal objetivo de esa sociedad será, según la secretaria general de Desarrollo Industrial y Energético, Isabel de Haro, "favorecer la logística" a las plantas eléctricas. Tener asegurado el aprovisionamiento de materia prima (poda del olivar, restos de otros cultivos, residuos forestales o, sobre todo, orujillo o alperorujo), es una de las restricciones de partida para desarrollar un proyecto empresarial. La sociedad que impulsa Innovación garantarizaría que la recogida, almacenamiento y transporte de residuos se hiciese de tal forma que facilitara su uso en las plantas. En ella participarán la Agencia andaluza de la Energía, la empresa pública de la Consejería de Medio Ambiente (Egmasa), la empresa pública de la Consejería de Agricultura (DAP) y empresas del sector energético.
Al concentrar la mayor parte del aprovisionamiento la sociedad podría rebajar costes, porque su objetivo no sería ganar dinero, sino facilitar la actividad, conectar a los propietarios de millones de toneladas de residuos vegetales con los promotores que quieren generar energía a partir de electricidad. La otra restricción clave es el precio al que se paga el megavatio/hora. Según un estudio de la Consejería de Innovación, la remuneración en Espa?a se sitúa en una media de 68 euros por megavatio hora, un ingreso "insuficiente", según Isabel de Haro, quien cree improbable que el sistema tarifario se modifique "hasta que se termine el Libro Blanco de la Energía", que elabora el Ministerio de Industria.
La baja remuneración de la energía generada con biomasa ha causado otro problema que tiene muy preocupado al sector y que suma una razón más para la creación de esta sociedad de aprovisionamiento. Si en Espa?a se cobra 68 euros por megavatio hora, la media de los países de la UE es de 78 euros y en países como Italia (120 euros) o Gran Breta?a (100 euros) el pago es mucho mayor.
"Es competencia desleal", se?ala Isabel de Haro, quien explica que el problema ha afectado sobre todo a los subproductos del olivar, que es también el principal combustible de biomasa que se utiliza para generar electricidad en Andalucía. La mitad de la energía (113 megavatios de potencia instalada) que se produce en Andalucía a partir de biomasa se abastecen de alperorujo u orujillo. Y cinco de las 11 plantas en promoción, que aportarán otros 80 megavatios, también quemarán subproductos del olivar.
La diferencia de precio en lo que ganan los productores de electricidad se tralada a lo que pueden pagar a las almazaras. Así, mientras el productor andaluz sólo puede pagar unos 21 euros, el británico puede llegar a pagar a las extractoras hasta 40 euros por tonelada.
Absurdo ambiental
En el Reino Unido, obligan a las eléctricas de carbon a quemar biomasa para reducir su emisión de gases contaminantes y cumplir así sus planes energéticos. Pero los mayores precios que pagan países como el Reino Unido o Italia han disparado las exportaciones de orujillo andaluz, que en sólo tres a?os se han multiplicado por cuatro: en 2004, se enviaron por barco a Reino Unido e Italia unas 400.000 toneladas de orujillo y hueso de aceitura.
"Es un absurdo ambiental", se?ala la responsable de Innovación, quien ha solicitado a la Comisión Europea que tenga en cuenta la unificación de precios en su plan de promoción de la biomasa, ahora en elaboración. En vez de utlizar la biomasa en su ámbito local, los residuos que se exportan suponen un gasto extra en energía convencional (petróleo) en las distintas fases de transporte, que además encarecen aún más la materia prima.
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