El ¨²ltimo combate de Adolfo Aguilar Z¨ªnser
La muerte, bajo el disfraz de un accidente de autom¨®vil en la carretera que discurre entre la sierra de Tepotzl¨¢n, en el estado de Morelos, y Ciudad de M¨¦xico, sorprendi¨® el pasado domingo 5 de junio a Adolfo Aguilar Z¨ªnser, a los 55 a?os de edad. El ¨²ltimo combate de Aguilar Z¨ªnser, en el que al menos el destino le reserv¨® una peque?a posibilidad, y bien que la aprovech¨®, tuvo lugar hace dos a?os en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, donde actuaba como embajador de M¨¦xico. Fue en marzo de 2003 cuando tuve la suerte de conocerle y de forjar con ¨¦l una amistad que nos llev¨® a hablar de manera constante, la ¨²ltima vez una semana antes de su muerte
Aguilar Z¨ªnser muri¨® de forma instant¨¢nea, junto con su perro, ¨²nico acompa?ante. Y aunque Aguilar Z¨ªnser ten¨ªa muchos amigos, el final quiza sea una par¨¢bola de su soledad pol¨ªtica y sentimental, que result¨® marcada por su ¨²ltimo combate, aqu¨¦l en el que trat¨® de impedir la guerra de Irak bloqueando una resoluci¨®n, la famosa "segunda", que pretend¨ªa legalizar la invasi¨®n. Fue ¨¦l quien lider¨® a un grupo de pa¨ªses para conseguir m¨¢s tiempo que los inspectores de la ONU pod¨ªan haber empleado para confirmar la existencia o no de las presuntas armas de destrucci¨®n masiva en Irak. Logr¨® el apoyo de su pa¨ªs, M¨¦xico, y se gan¨® la enemistad de la Administraci¨®n Bush.
Juan Gabriel Vald¨¦s, embajador de Chile ante la ONU en aquellos d¨ªas de Irak y actual representante de Naciones Unidas en Hait¨ª, me llam¨® nada m¨¢s conocer la noticia del accidente. Necesitaba expresarse. "Adolfo era uno de los ¨²ltimos pol¨ªticos latinoamericanos de estirpe cl¨¢sica. Ten¨ªa esa valent¨ªa que hoy se echa de menos. Luch¨® contra la mentira como nadie en aquellos d¨ªas porque, como dec¨ªa, ning¨²n pa¨ªs digno pod¨ªa aceptarla aunque viniese de la naci¨®n m¨¢s poderosa de la tierra". Vald¨¦s, por su parte, acompa?¨® a Aguilar Z¨ªnser en su combate.
George Bush, Tony Blair y Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar acordaron en febrero una divisi¨®n del trabajo para hablar directamente con los jefes de Estado y de Gobierno de varios pa¨ªses que integraban el Consejo de seguridad a fin de vencer su resistencia ante una segunda resoluci¨®n que autorizara la invasi¨®n de Irak. Bush necesitaba nueve votos.
A mediados de febrero de 2003, Aznar, se dirigi¨® al rancho de Bush en Crawford, Texas, pero antes hizo una escala en M¨¦xico para entrevistarse con el presidente Vicente Fox, quien rechaz¨® su iniciativa.
Fue poco despu¨¦s cuando v¨ª por primera vez a Aguilar Z¨ªnser, quien me invit¨® a su residencia de Nueva York. Estaba trabajando en una alternativa y para hablar de ella decidi¨® que era mejor salir a la calle y caminar. No ocultaba su preocupaci¨®n por el control de sus comunicaciones telef¨®nicas con aquellos pa¨ªses que la Administraci¨®n Bush llamaba "el grupo de los indecisos" en el Consejo de Seguridad: M¨¦xico, Chile, Camer¨²n, Guinea, Pakist¨¢n y Angola.
Aguilar Z¨ªnser hab¨ªa organizado un par de reuniones en un hotel con el grupo de los mal llamados indecisos y elaboraba, a aquellas horas, un documento para una reuni¨®n m¨¢s formal. ?l y Vald¨¦s hablaron reservadamente con el jefe de los inspectores de la ONU, Hans Blix, y elaboraron un nuevo calendario con medidas concretas.
Los servicios de inteligencia brit¨¢nicos, a petici¨®n de EE UU, ten¨ªan, como se tem¨ªa Aguilar Z¨ªnser, pinchados sus tel¨¦fonos, y los de Vald¨¦s. Al conocer la iniciativa de los "seis", Bush volvi¨® a presionar a los Gobiernos a golpes de tel¨¦fono. La iniciativa fue paralizada en seco.
Pero la ministra Ana Palacio segu¨ªa obsesionada con M¨¦xico. Y preparaba la traca final. El 7 de marzo de 2003, la ministra acudi¨® a la delegaci¨®n de M¨¦xico ante la ONU. All¨ª estaban Aguilar Z¨ªnser y el ministro de Relaciones Exteriores de M¨¦xico, Ernesto Derbez. La ministra pidi¨® a Derbez que le acompa?ara al hotel Millenium para desayunar con el secretario de Estado norteamericano, Colin Powell. Ni Aguilar Z¨ªnser ni Inocencio Arias, embajador de Espa?a, deb¨ªan -dijo- estar presentes.
All¨ª en esa reuni¨®n -seg¨²n me confirmaron Aguilar Z¨ªnser y Ernesto Derbez, por separado-, Powell propuso, sin ¨¦xito, que M¨¦xico patrocinara la segunda resoluci¨®n, fallida, junto con Espa?a, Reino Unido y EE UU.
Meses m¨¢s tarde, tras pronunciar una conferencia universitaria, Aguilar Z¨ªnser se lament¨®: "Desafortunadamente, el entendimiento que la clase pol¨ªtica e intelectual de Estados Unidos tienen sobre M¨¦xico es todav¨ªa el de un pa¨ªs en la condici¨®n gen¨¦rica de patio trasero." Sus palabras fueron tergiversadas. Colin Powell calific¨® los t¨¦rminos como "indignantes". Y Fox destituy¨® a Aguilar Z¨ªnser.
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