No siempre gana la ciudad favorita
Atlanta caus¨® la mayor sorpresa para los Juegos de 1996, y Sidney la repiti¨® para 2000
En la particular historia de las elecciones de las sedes de los Juegos Ol¨ªmpicos se han producido muchas sorpresas. No siempre ha ganado la ciudad favorita. Todos los presidentes del Comit¨¦ Ol¨ªmpico Internacional, e incluso muchos de sus miembros, suelen decir, oficialmente, que ganan las mejores candidatas, pero hasta eso es muy discutible. S¨ª han vencido ciudades con razones para hacerlo, pero la mayor¨ªa de las veces ni por ser las favoritas ni por ser las mejores.
Es la l¨®gica consecuencia del especial mundo ol¨ªmpico, en el que los intereses son muy diferentes a los de los parlamentos nacionales o internacionales y, sobre todo, porque sus componentes son un grupo variopinto, elegido de una forma que nada tiene que ver con la democracia. La cooptaci¨®n, es decir, la elecci¨®n a dedo por los m¨¦ritos que valora primero el presidente o la comisi¨®n ejecutiva del COI para proponer a los aspirantes, y que eligen despu¨¦s en votaci¨®n el resto de los miembros, es una forma peculiar de la que deriva todo lo dem¨¢s.
Para los Juegos de 2008, que gan¨® Pek¨ªn, la Comisi¨®n de Evaluaci¨®n valor¨® muy bien a Par¨ªs
Por eso han podido ocurrir terremotos como el m¨¢s sonado de la victoria de Atlanta sobre Atenas para los Juegos de 1996. Nadie pod¨ªa dudar de que la capital griega, pese a sus carencias, iba a ser la elegida como homenaje al Centenario de los primeros Juegos de la Era Moderna, que organiz¨® en 1896. Incluso en las dos primeras votaciones super¨® a la capital norteamericana del estado de Georgia (23-19 y 23-20). Pero en la tercera votaci¨®n, tras ser eliminadas Belgrado y Manchester, los votos recogidos de ambas llevaron a Atlanta a empatar con Atenas (26-26) y a superarla ya definitivamente (34-30) tras caer Melbourne y a ganar (51-35) despu¨¦s de desaparecer Toronto.
?Qu¨¦ hab¨ªa ocurrido? La interpretaci¨®n gen¨¦rica que se dio fue que Coca-Cola y la CNN hab¨ªan ganado los Juegos. Pero todo fue mucho m¨¢s sutil. A la fidelidad del voto angl¨®fono se unieron las diferentes formas de llevar las candidaturas. Mientras Atlanta ofreci¨® picnic con estilo Lo que el viento se llev¨® y los miembros, que s¨ª pod¨ªan visitar las ciudades, no como ahora, quedaron encantados, Atenas dio un recital de mal gusto en su campa?a dando casi por hecha su victoria. Los miembros de su comit¨¦ organizador hicieron en Tokio, donde se efectu¨® la elecci¨®n el 18 de septiembre de 1990, alardes de protagonismo pele¨¢ndose por sentarse en las sillas para las conferencias de prensa o usando sistemas de favores con los miembros hasta equivoc¨¢ndose en sus inclinaciones sexuales. Todo ello influy¨®, as¨ª como la anterior referencia de unos Juegos en Estados Unidos, bien cercanos, s¨®lo 12 a?os antes -y seis en ese momento-, los de Los ?ngeles en 1984, que hab¨ªan sido un gran ¨¦xito econ¨®mico, pese a ser la ¨²nica ciudad aspirante a organizar aquella edici¨®n en plena crisis del olimpismo. Despu¨¦s se confirmar¨ªa que Georgia no era California, y que unos Juegos privados, aun en el primer pa¨ªs del mundo, pueden ser un fracaso. Mientras en Los ?ngeles se implic¨® la poblaci¨®n y se usaron instalaciones barat¨ªsimas universitarias, en Atlanta parec¨ªa no haber Juegos en cuanto se sal¨ªa de las competiciones.
Otra sorpresa fue la elecci¨®n de Sidney para 2000. El 23 de septiembre de 1993, en Montecarlo, Pek¨ªn, como mascar¨®n de proa de la inmensa China, parec¨ªa tener los Juegos del segundo milenio garantizados. Y s¨®lo perdi¨® en la ¨²ltima votaci¨®n. Fue por delante de la ciudad australiana en las tres anteriores (32-30, 37-30 y 40-37). Tras las eliminaciones de Estambul, Berl¨ªn y Manchester, cay¨® en el ¨²ltimo mano a mano m¨¢s apretado de la historia reciente: 45-43. Los chinos, que perdieron por un escaso margen, quedaron tan desolados como los griegos. El olimpismo hab¨ªa preferido la tranquilidad australiana a la inc¨®gnita pol¨ªtica china. Tuvo miedo y el proyecto de Sidney, que era magn¨ªfico, pero no el favorito, s¨®lo gan¨® por descarte, al estar en el momento oportuno en la fecha adecuada.
As¨ª, en dos elecciones, quedaban dos deudas con Atenas y Pek¨ªn, algo que le suena a Par¨ªs, que volver¨ªa a caer para 2008 con Pek¨ªn tras haber perdido ya para 1992 con Barcelona, que s¨ª era la favorita.
La primera deuda pagada por el COI fue el 5 de septiembre de 1997 con Atenas, para 2004. La capital griega esper¨® una olimpiada para volver a presentarse y lo hizo con un nuevo equipo mucho m¨¢s profesional, aunque con la mismas carencias en la ciudad. No import¨®. El proyecto de Roma, su ¨²nica gran rival, era mucho mejor, pero acab¨® perdiendo (66-41) tras caer antes Buenos Aires, Estocolmo y Ciudad del Cabo. Atenas fue siempre en cabeza.
Pek¨ªn, para 2008, arras¨® el 13 de julio de 2001 en Mosc¨². Venci¨® por la v¨ªa r¨¢pida. Para esa elecci¨®n hubo por primera vez Comisi¨®n de Evaluaci¨®n previa. La capital china fue muy bien valorada, pero tambi¨¦n Par¨ªs. Pek¨ªn ten¨ªa casi los mismos enigmas pol¨ªticos que ocho a?os antes, pero esta vez ya no dio ning¨²n miedo. Y se pasaron por alto sus muchas carencias porque el COI confiaba en su potencial. Sin m¨¢s. Par¨ªs, seg¨²n muchos miembros, pag¨® su arrogancia y en la primera votaci¨®n s¨®lo fue cuarta, pen¨²ltima con 15 votos, ¨²nicamente por delante de la eliminada Osaka (6). Pero por detr¨¢s de Estambul (17), Toronto (20) y la ya destacad¨ªsima Pek¨ªn (44). La capital china logr¨® la mayor¨ªa absoluta, todo un r¨¦cord, en la segunda votaci¨®n (56) frente a los 22 de Toronto, los 18 de una hundida Par¨ªs y los 9 de Estambul.
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