No es el euro
Los hipersensibles mercados financieros no han reaccionado de forma tan adversa como hubiera cabido esperar al no franc¨¦s y holand¨¦s a la Constituci¨®n europea. Tampoco las bolsas europeas. Y ni siquiera ha habido exageraci¨®n en la reacci¨®n de los mercados de divisas. El tipo de cambio del euro, que desde semanas antes de las consultas estaba en una senda de depreciaci¨®n frente al d¨®lar, ha perdido menos de un 3% de su valor tras estos referendos. La integraci¨®n econ¨®mica y monetaria ya conseguida no se ha puesto en duda ni en Francia ni en Holanda, aunque a la debilidad del euro contribuya la de estas econom¨ªas, y las de Alemania e Italia.
La esperable inflexi¨®n en la integraci¨®n pol¨ªtica puede tener consecuencias econ¨®micas no necesariamente adversas. No est¨¢ en peligro la Uni¨®n Monetaria, en la que participan 12 Estados. Y s¨®lo las declaraciones irresponsables de dos ministros italianos, ambos de la Liga Norte, sugiriendo el abandono de la UEM y la resurrecci¨®n de la lira, dan cuenta del grado de desorientaci¨®n de las autoridades de ese pa¨ªs, y de las cortinas de humo que tratan de lanzar sobre la imperiosa necesidad de reducir su d¨¦ficit y su deuda p¨²blica. Los problemas de la econom¨ªa italiana no tienen su origen en el euro, ni se solucionar¨ªan abandonando la moneda ¨²nica, sino mejorando la calidad de las instituciones p¨²blicas y de las pol¨ªticas econ¨®micas.
Atribuir a la existencia de la moneda ¨²nica el bajo crecimiento econ¨®mico de algunos pa¨ªses, y la muy significativa elevaci¨®n de la tasa de paro registrada por las principales econom¨ªas de la zona, es errar en el diagn¨®stico. Cuesti¨®n distinta es el impacto que la pol¨ªtica monetaria practicada en el seno de la eurozona haya podido tener sobre las distintas econom¨ªas. La apreciaci¨®n del euro ha lastrado las posibilidades de recuperaci¨®n de algunas m¨¢s abiertas, como la alemana, sin apenas inflaci¨®n, que ha tenido que soportar tipos de inter¨¦s definidos con arreglo a las tensiones inflacionistas medias, adem¨¢s del coste de su reunificaci¨®n.
La salida a la crisis no pasa en modo alguno por el abandono de la moneda ni de los proyectos de consolidaci¨®n del mercado ¨²nico. Ha de lograrse que la zona crezca, para lo que se necesita proseguir las reformas. Que la crisis pol¨ªtica actual suponga un revulsivo depender¨¢ del "aire fresco" que la presidencia brit¨¢nica parece dispuesta a introducir a partir del 1 de julio. La ocasi¨®n m¨¢s inmediata para demostrar esa disposici¨®n puede ser la flexibilidad con que Blair aborde el contencioso del "cheque brit¨¢nico" y la articulaci¨®n de una amplia concertaci¨®n en la definici¨®n de las perspectivas financieras de la UE para 2007-2013. Si se a?ade una evoluci¨®n del tipo de cambio del euro m¨¢s propicia al crecimiento de las exportaciones, se habr¨¢ hecho bueno el dicho de que no hay mal que por bien no venga. Aunque, incluso de haber triunfado el s¨ª en ambos referendos, los problemas econ¨®micos seguir¨ªan siendo casi los mismos.
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