El dichoso list¨®n del cinco por ciento
Los terceros partidos de la Comunidad -el Bloc y la Entesa conformada en torno a Esquerra Unida- no han dudado en calificar de "antidemocr¨¢tica la barrera del 5%" de votos exigidos para tener representaci¨®n en las Cortes Valencianas.
Dudo que haya un sistema electoral m¨¢s democr¨¢tico que otro. Dentro de Espa?a, donde rige un sistema proporcional lev¨ªsimamente corregido por la Ley d'Hont, existe una limitaci¨®n del 3% en las elecciones generales, no se establece ning¨²n l¨ªmite para las europeas y var¨ªa en las auton¨®micas de acuerdo con la potestad normativa de cada comunidad aut¨®noma.
De creer que s¨®lo el sistema proporcional puro, sin exigencia de un m¨ªnimo de votos, es el bueno, se colegir¨ªa que resultan antidemocr¨¢ticas las elecciones en Gran Breta?a o Estados Unidos, donde se impone un sistema mayoritario en el que el ganador en cada circunscripci¨®n se queda con toda la representaci¨®n de ese distrito. Por eso le cuesta tanto levantar cabeza al Partido Liberal-Dem¨®crata brit¨¢nico, por ejemplo, frente a la hegemon¨ªa de tories y laboristas.
Un caso a¨²n m¨¢s evidente es el de Estados Unidos. En 1992, el candidato presidencial alternativo Ross Perot obtuvo un 19% de votos. Sin embargo, el tercer partido nacional que ¨¦l fund¨®, llamado Independiente, en un principio, y Reformista, m¨¢s tarde, nunca consigui¨® tener representaci¨®n parlamentaria a escala federal. S¨®lo logr¨® el gobierno del Estado de Minnessotta y ello gracias al glamour personal de un famoso ex practicante de la lucha libre, Jesse Ventura, que luego acabar¨ªa siendo un feroz cr¨ªtico de Perot.
La ¨²nica dificultad real de todos los partidos, sea cual fuere el sistema electoral vigente, es en consecuencia la de obtener suficiente apoyo de los ciudadanos para poder representarlos. Es lo que les sucede a la Entesa de Progreso y al Bloc Nacionalista, por mucho que atribuyan sus penas al list¨®n del 5%. La Entesa lo super¨® en las elecciones auton¨®micas de 2003 con un 6,5% de votos, para caer un a?o despu¨¦s en las europeas hasta el 3,4%. El Bloc se qued¨® en las puertas de las Cortes Valencianas con un 4,8% y se precipit¨® en las europeas hasta el 1,1%. ?Y qu¨¦ decir de Uni¨® Valenciana, con un 3% y un 0,5%, respectivamente, en cada una de esas dos citas electorales?
De existir alguna anomal¨ªa en el sistema espa?ol ser¨ªa el de la sobre-representaci¨®n de que se benefician algunos partidos menores.
Me explicar¨¦. Resulta sorprendente que el tercer grupo en n¨²mero de esca?os en las Cortes Generales sea CiU, y el cuarto, Esquerra Republicana de Catalunya, con menos votos ambos que el siguiente: IU-Verdes. Mientras ERC tiene 8 diputados con el 2,5% de votos en toda Espa?a, Izquierda Unida s¨®lo tiene 5, aunque con casi el doble de sufragios que aqu¨¦lla. Esto se debe, precisamente, a la concentraci¨®n geogr¨¢fica de votos de los partidos nacionalistas, con la prima electoral que eso supone. As¨ª se explica tambi¨¦n que Nafarroa Bai, por ejemplo, con s¨®lo 60.645 votantes -el 0,24% de todo el censo espa?ol- haya conseguido una representaci¨®n parlamentaria que no han alcanzado otros partidos con m¨¢s votos que ella.
Por esa raz¨®n, el presidente extreme?o, Juan Carlos Rodr¨ªguez Ibarra, opina que habr¨ªa que exigir a los partidos nacionalistas un porcentaje de votos sobre el total nacional y no sobre el territorio de su particular implantaci¨®n, para recortar as¨ª el excesivo poder que -seg¨²n ¨¦l- ejercen.
A tenor de este breve repaso, no parece por consiguiente que los partidos minoritarios tengan demasiados argumentos para sus quejas. Su problema radica m¨¢s bien en la escasa respuesta social obtenida y en la sucesiva fragmentaci¨®n que padecen a base de interminables querellas intestinas.
Eso sucede en la derecha regionalista, donde al lado de una languideciente Uni¨® Valenciana proliferan en los ¨²ltimos tiempos Uni¨® Progressista, Coalici¨® Valenciana, Uni¨® de Progr¨¦s y otros cuantos grupitos m¨¢s. Lo mismo le ocurre a una izquierda dividida en min¨²sculas formaciones de hecho inexistentes y donde nuevos intentos como la Uni¨®n Social Dem¨®crata, de Fernando Piera, s¨®lo parecen el sue?o ef¨ªmero de una noche de verano.
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