Un asunto local
No es f¨¢cil precisar cu¨¢les son los l¨ªmites de lo local, ni tampoco la extensi¨®n de lo global. Si lo local puede ser definido como lo de aqu¨ª, no est¨¢ tan claro que a lo global le corresponda ser lo de all¨ª. No hay correspondencia mutua de ubicuidades entre esos dos conceptos cuya relaci¨®n mutua no es la de la antonimia. Su contenido tampoco puede ser definido en t¨¦rminos de extensi¨®n o de territorialidad, y quiz¨¢ sea equivocada cualquier pol¨ªtica que trate de afrontarlos seg¨²n esos par¨¢metros. Pero es a lo que se tiende cuando se habla de defenderse de la globalizaci¨®n, un fen¨®meno cuya novedad puede remontarse cuando menos al Imperio Romano. Los impulsos globalizadores no son nada nuevos y la historia europea moderna est¨¢ jalonada de ellos. Lo nuevo residir¨ªa en que el impulso quiz¨¢ sea ya una realidad lograda y en la nueva naturaleza de sus agentes. Los viejos globalizadores hemos perdido el control de una operaci¨®n que, b¨¢sicamente, sigue siendo la nuestra. Incluso el elemento ¨²ltimo aglutinador, el mercado -que act¨²a ya sin disimulos como superestructura que no necesita de otros aliviaderos- es una iniciativa propia que nos la merecemos. Tal vez sean tambi¨¦n una novedad la rapidez y la permeabilidad de la fase actual del proceso globalizador, que, a diferencia de lo que ocurr¨ªa en otras ¨¦pocas, apenas si deja zonas de sombra.
La actual reivindicaci¨®n de lo local puede responder a un deseo de crear esas zonas de sombra. Sospecho, sin embargo, que lo local y lo global no son mutuamente reductibles porque operan en ¨¢mbitos distintos, ¨¢mbitos que se hallan todav¨ªa en proceso de definici¨®n. En esos dos vectores, que no s¨®lo recorren territorios sino que nos constituyen individualmente, ?qu¨¦ ¨¢mbito de nuestra experiencia corresponder¨ªa a lo local y cu¨¢l ser¨ªa atribuible a lo global? ?Es lo local puramente emocional o tiene tambi¨¦n su anclaje en la vida pr¨¢ctica? Sospecho tambi¨¦n que la cultura no pertenece al ¨¢mbito local. El campo de difusi¨®n de una actuaci¨®n cultural no nos informa de su car¨¢cter local o global. Nos informa de su capacidad de promoci¨®n, de su mayor o menor ¨¦xito, quiz¨¢ de su mayor o menor calidad. Pero considero err¨®neo tratar de oponer una cultura local a una cultura global, pues ser¨ªa algo as¨ª como poner puertas a un campo que nunca las ha tenido. Lo local no es ah¨ª m¨¢s que un momento de lo global, un tiempo que pretende permanecer frente a un tiempo que se regenera. Y no hay di¨¢logo posible entre esos dos tiempos, porque pertenecen a dos planos distintos.
Viene todo esto a cuento de una cuesti¨®n local, de un proyecto de mi ciudad. Me refiero al centro cultural que se va a crear en el edificio de Tabacalera en San Sebasti¨¢n. Es un proyecto arriesgado porque se sale de los caminos trillados, de ah¨ª los problemas que pueda estar teniendo para definirse. No es un museo, ni un ateneo, ni una inmensa casa de cultura, y tampoco debe ser un bazar etno-cultural. Pues bien, convocado por Od¨®n Elorza -s¨ª, alguna que otra vez me llama, as¨ª que disparen- asist¨ª hace unos meses a un ¨¢gape muy restringido para hablar de este asunto. Mi primera impresi¨®n fue de desconcierto, de que los mismos impulsores del proyecto no sab¨ªan muy bien lo que quer¨ªan y de que se aventuraban por caminos de arriesgada esterilidad. De lo que all¨ª se hablaba era de dedicar el nuevo centro a todo lo que pudiera estar vinculado a las relaciones entre lo local y lo global. A medida que escuchaba lo que se dec¨ªa, iba pensando que aquel pod¨ªa ser un tema interesante para un ciclo de conferencias, incluso para alguna exposici¨®n curiosa, pero ve¨ªa en lontananza un inmenso contenedor repleto de material etnogr¨¢fico, celebridades locales y alg¨²n que otro sarpullido de vanguardia. Un mamotreto acartonado con alg¨²n que otro momento estelar. Me dije que San Sebasti¨¢n segu¨ªa sin poder quitarse de encima su culpa ¨¦tnica.
Afortunadamente, la reuni¨®n fue tomando otros derroteros. Se fue imponiendo la idea de factor¨ªa, de centro generador de ideas y obras vinculadas con el mundo audiovisual. Y se lo fue relacionando con la realidad cultural m¨¢s sobresaliente de nuestra ciudad y que viene a ser, de alguna manera, su carta de identidad: el momento local de una deseada interacci¨®n global. Y de una proyecci¨®n y una rentabilidad sin l¨ªmites. Se trata de estar en vanguardia, en t¨¦cnica y en creatividad, en el objetivo propuesto, y yo no excluir¨ªa la m¨²sica de ese horizonte. Cualquier otra cosa s¨®lo nos llevar¨ªa a cubrir el expediente, y a ser incapaces de quitarnos de encima el complejo que nos atenaza y...?los intereses creados?
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