Bienvenidos
Querido Partido Popular: bienvenido a la puta calle, a la pancarta, a la rima po¨¦tica ingeniosa ("D¨®nde est¨¢ / no se ve / al cabr¨®n de Zetap¨¦"). Dios quiera que le hayas cogido el gusto y vuelvas pronto porque la calle, contra la doctrina de Fraga, es de los partidos pol¨ªticos y de los directores de cine y de los estudiantes y de los obreros y de los auxiliares administrativos y de los poetas y de los notarios y hasta de los registradores de la propiedad. La calle es de todos. En cuanto a las pancartas, basta con que sean verdaderas o agudas. Tampoco pasa nada si resultan un poco mordaces.
Tem¨ªamos, querido Partido Popular, que Aznar, en coherencia con su pensamiento filos¨®fico y su rigor mortis, no pudiera salir. Por eso nos dio tanta alegr¨ªa distinguir su Lacoste entre la multitud. All¨ª estaba, s¨ª, hecho un pincel, detr¨¢s de una pancarta, como un verdadero radical. No sabe c¨®mo le agradecemos que haya logrado radicalizar tambi¨¦n a los blandos de Acebes, de Zaplana, de Rajoy; que haya logrado movilizar a la Conferencia Episcopal, desde cuya emisora de radio, hasta ayer mismo, no se escuchaban m¨¢s que mensajes de paz bobalicones. Bienvenidos a la subversi¨®n, querid¨ªsimos obispos. Qu¨¦ alegr¨ªa este reconocimiento tard¨ªo de la calle, este milagro. Ya ver¨¦is c¨®mo se os quita la pirosis, el ardor, la ¨²lcera de duodeno. Lo mejor para la digesti¨®n es andar y todav¨ªa ten¨¦is en el est¨®mago, como una piedra, el 14-M.
Lo que estar¨ªa bien, querido Partido, es que ahora te retractaras de las cosas horribles que dec¨ªas, hace apenas unos meses, de quienes sal¨ªan a la calle, de quienes desfilaban detr¨¢s de las pancartas, de quienes coreaban consignas. No esperes 300 a?os, que es la media de la Conferencia Episcopal, para pedir disculpas. Bastar¨ªa con la publicaci¨®n de una peque?a nota comentando lo interesante que has encontrado la calle y lo conveniente de que todos, incluido Fraga, la tomen dos o tres veces al a?o. No pasa nada. Y si te queda sitio, querido Partido, no dejes de a?adir una posdata reconociendo de una vez por todas que te sentaste con los asesinos, que negociaste con ellos, que los halagaste dici¨¦ndoles cosas que da verg¨¹enza reproducir. Rectificar es de sabios. Gracias.
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