Ralf K?nig retrata con sarcasmo el ambiente homosexual

Machos peludos reticentes a salir del armario, mujeres hist¨¦ricas predispuestas siempre a las zancadillas, homosexuales deprimidos que suspiran por chulazos latinos que no les hacen ni caso, travestidos rencorosos confundidos en la lucha de sexos, heterosexuales que no lo son tanto, gays adictos a las pel¨ªculas de Sissi emperatriz... En el ¨¢lbum Fiesta de mariquitas (La C¨²pula) no falta ni uno de los personajes que han convertido al dibujante de c¨®mics alem¨¢n Ralf K?nig (Soest, 1960) en un autor celeb¨¦rrimo. La popularidad de sus relatos sarc¨¢sticos y costumbristas sobre las vivencias y los chascos de los gays se pudo comprobar el pasado mi¨¦rcoles en un abarrotado encuentro con sus lectores en la librer¨ªa barcelonesa Antinous. K?nig se hart¨® de dedicar ejemplares del trabajo, en los que estampaba sus famosos narizotas hipermusculados.

"Soy gay. Nadie le pregunta a un autor heterosexual por qu¨¦ hace historias sobre heterosexuales", zanj¨® al ser preguntado por su obsesi¨®n creativa. Desment¨ªa as¨ª una leyenda urbana que ¨¦l mismo provoc¨®. "Dibuj¨¦ un c¨®mic en el que me hac¨ªan una entrevista. El periodista me preguntaba si realmente era gay o lo dec¨ªa para hacerme el interesante y ganar dinero. En broma, le contestaba que no era homosexual. Detr¨¢s de m¨ª dibuj¨¦ a una mujer embarazada que parec¨ªa mi pareja. Tras su publicaci¨®n comenz¨® a correr la leyenda".

En esta recopilaci¨®n de historias breves, la cr¨ªtica a las fobias del ambiente homosexual vuelve a ocupar un lugar destacado. Aunque matiza: "Nunca hago caricaturas de mis amigos". Sobre la escasa belleza de sus personajes femeninos, un poco barbudas, dijo: "En la pubertad me gustaban mis amigos heterosexuales. No entend¨ªa qu¨¦ ten¨ªan las mujeres que no tuviera yo. Si en mis c¨®mics parecen feas es por pura venganza".

Cuando se le pide su opini¨®n sobre las adaptaciones al cine de sus historietas le cambia la cara: "Detesto las adaptaciones hechas en Alemania de El cond¨®n asesino y El hombre deseado. S¨®lo me gusta la versi¨®n de Lis¨ªstrata [de Francesc Bellmunt]. Los alemanes no saben hacer comedias".