MANU LARCENET - Autor de c¨®mics: "En Francia me han reprochado que haga historietas para el gran p¨²blico"
Forma parte de la generaci¨®n de autores de c¨®mic que han revolucionado el panorama en Francia y en media Europa. Sin embargo, Manu Larcenet (Issy-le-Moulineaux, 1969) se cuida mucho de marcar distancias con David B, Christoph Blain, J. C. Menu, Blutch, Joann Sfar y Marjane Satrapi. Casi se dir¨ªa que se trata de distancias de clase. Este autor popular, due?o de un estilo ligero en el trazo y de un humor con el que introduce reflexiones de orden moral y social, acaba de publicar en Espa?a los ¨¢lbumes Los combates cotidianos 2 (la primera entrega gan¨® el Premio al Mejor ?lbum en Angulema) y La l¨ªnea de fuego (ambos en Norma) y est¨¢ estos d¨ªas en el Sal¨®n del C¨®mic.
En la serie Los combates cotidianos Larcenet parte de la autobiograf¨ªa para hacer un retrato realista de la sociedad francesa contempor¨¢nea. A la vez, habla de cuestiones que le preocupan, como la posibilidad de redenci¨®n, de obtener el perd¨®n o de concederlo. En La l¨ªnea de fuego se traslada a la I Guerra Mundial, un escenario predilecto de muchos autores franceses, desde Tardi hasta David B. En las trincheras sit¨²a, en acci¨®n imposible, a Van Gogh, muerto a?os antes, que tiene el encargo de pintar el horror de la guerra para los generales franceses.
"Con la tradici¨®n de historieta que tenemos en Francia, la poblaci¨®n inmigrante no ha llegado a hacerse lectora. Primero, porque los tebeos son caros. Segundo, porque los autores no han trabajado para ella. De alguna manera, da la impresi¨®n de que en Francia la historieta s¨®lo est¨¢ dirigida a gente adinerada", afirma. "A m¨ª me reprochan que trabajo para el gran p¨²blico. Me dicen que soy un vulgarizador de la historieta. ?Para m¨ª esto es un elogio! Yo hablo de la vida, de las relaciones entre padres e hijos, de los amigos, del amor...". Y remacha: "He crecido en la calle. Esto me separar¨¢ siempre de otros autores que provienen de otro mundo".
En el pasado de Larcenet hay una banda de m¨²sica punk, la pertenencia a grupos violentos de izquierda y la utilizaci¨®n de un humor mucho m¨¢s grueso del que practica ahora. Se ha ido suavizando. "Es dif¨ªcil separar el humor del dolor. En un solo d¨ªa pasas por todos los estados". De esta sensaci¨®n nace Los combates cotidianos. Tambi¨¦n de un cambio que se produjo en ¨¦l despu¨¦s de dejar aquel movimiento pol¨ªtico: "Me di cuenta de que las t¨¢cticas del grupo se parec¨ªan demasiado a las de la extrema derecha. Me equivoqu¨¦. En Los combates... quer¨ªa preguntarme si podemos perdonar a alguien que ha hecho cosas horribles en el pasado, si tenemos derecho a cambiar".
En el segundo volumen, el protagonista -el propio autor pero disfrazado en la figura de un fot¨®grafo con barba de chivo, muy amigo de los petas y con ataques repentinos de p¨¢nico- establece una relaci¨®n especial con su padre enfermo y entra en contacto con los compa?eros de ¨¦ste, viejos obreros de izquierdas que han acabado votando a la extrema derecha. "Hace 20 a?os todav¨ªa exist¨ªa el orgullo de ser obrero. Ahora muchos tienen verg¨¹enza de ser gente peque?a. Quiero explicar la situaci¨®n. Hablarles directamente y decirles que pienso que se equivocan".
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