Energ¨ªa e¨®lica
Al repudio generalizado a la energ¨ªa nuclear se une el rechazo frontal a la instalaci¨®n de todo tipo de centrales t¨¦rmicas, aunque ¨¦stas utilicen el gas natural, como ocurri¨® en Arcos. En la Bah¨ªa de C¨¢diz tambi¨¦n se rechaza la construcci¨®n de t¨¦rmicas en C¨¢diz y Puerto Real. Eso s¨ª, los mismos que se manifiestan contra t¨¦rmicas y nucleares quieren luego que haya energ¨ªa para sus aparatos de aire acondicionado y los electrodom¨¦sticos del hogar. En este contradictorio panorama se produce el debate sobre el llamado Parque E¨®lico de Trafalgar, un proyecto que tiene en su primera fase la construcci¨®n de 273 aerogeneradores con una producci¨®n global cercana a los 1.000 megavatios y una inversi¨®n de 1.600 millones de euros, lo que puede abastecer a 700.000 hogares, casi como las provincias de C¨¢diz y Sevilla juntas. Se trata de unos molinos situados a 10 kil¨®metros de la costa que emergen sobre el mar unos 90 metros. La iniciativa de la empresa EHN, del grupo Acciona, es la primera prevista. La utilizaci¨®n de energ¨ªas renovables deber¨ªa ser una buena noticia si, adem¨¢s, lleva consigo la creaci¨®n de puestos de trabajo (unos 2.000 s¨®lo para la instalaci¨®n) y de las jaulas marinas, que incluyen en su base los aerogeneradores, destinados a la producci¨®n de pescado y marisco (27.000 toneladas de producci¨®n prevista). Parques e¨®licos como estos funcionan en Holanda y en Dinamarca a la perfecci¨®n. Pero aqu¨ª nos hemos topado con nuestro racial conservadurismo. El temor at¨¢vico al cambio, unido a todo tipo de apelaciones testiculares ("eso se har¨¢ por encima de mi cad¨¢ver", que dijo el patr¨®n de una cofrad¨ªa de pescadores) hacen dif¨ªcil el debate y la toma de decisiones. El rechazo tiene un doble componente: el impacto sobre el paisaje y la pesca. Lo primero es algo subjetivo y que deber¨ªa afrontarse con una perspectiva temporal, los nuevos proyectos se integran en el paisaje pasados los a?os; la repercusi¨®n sobre la pesca (entre otras, la del at¨²n con almadrabas) no est¨¢ basada en ning¨²n estudio. Los Ayuntamientos de Vejer, Barbate y Conil se oponen con rotundidad, mientras que el Ministerio de Industria y la Junta de Andaluc¨ªa dudan ante el revuelo. El que m¨¢s grita no es el que m¨¢s raz¨®n tiene. S¨®lo los ecologistas defienden el proyecto en una coherencia que les honra. El conservadurismo no tiene color pol¨ªtico.
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