Nueve de cada 10 emprendedores catalanes no consiguen financiaci¨®n para crear sus empresas

Catalu?a se ha beneficiado del nuevo fervor del capital riesgo por Espa?a, que dispar¨® sus inversiones el 139% en el primer trimestre. En cinco a?os, el salto ha sido importante: de pesar s¨®lo el 7,5% en el total de inversiones, la comunidad catalana ha pasado a acaparar una cuarta parte, seg¨²n la patronal del sector, ASCRI. Pero, pese a estos avances, lograr financiaci¨®n para lanzar una nueva empresa parece misi¨®n imposible. Las firmas de capital inversi¨®n concentran sus apuestas en ayudar a expandir empresas ya rodadas. S¨®lo el 4% del total de las operaciones contribuyen a arrancar negocios de nuevo cu?o. Seg¨²n Barcelona Activa, nueve de cada 10 emprendedores se ven obligados a recurrir a su bolsillo (y a los cr¨¦ditos). O al de sus amigos y parientes.

Eric Motar es uno de los tres socios treinta?eros fundadores de la empresa de Internet Eventoplus, y explica: "Estuvimos nueve meses buscando financiaci¨®n externa, hicimos decenas de tr¨¢mites y no logramos nada". No parece un problema de falta de plan. Eventoplus existe desde hace cinco a?os, ha creado 12 empleos, tiene 1.300 clientes en Espa?a y se prepara para dar el salto a Latinoam¨¦rica.

Pues "lo nuestro s¨ª que fue una odisea", recuerdan Guillermo y Fernando Martorell, dos j¨®venes que a principios de a?o crearon la empresa Abemus, que presta servicios en el campo de la creaci¨®n audiovisual, pero sin llegar a desarrollar alta tecnolog¨ªa. En 2004, llamaron a m¨²ltiples puertas y s¨®lo les sirvi¨® para convencerse de que deb¨ªan impulsar su plan de negocio con sus propios recursos. Ahora, medio a?o despu¨¦s, los n¨²meros se han puesto de su parte. "Tenemos m¨¢s de un centenar de clientes y esperamos comenzar a obtener beneficios en enero de 2006", sostienen.

La mayor¨ªa de los emprendedores ni siquiera se molestan en intentar obtener respaldo de la Administraci¨®n o fondos privados, por una mezcla de escepticismo y de contratiempos de la burocracia. "Acaban arriesgando su dinero y limitando sus pretensiones", reflexiona Enric Vilamajor, presidente de la Asociaci¨®n Independiente de J¨®venes Empresarios de Catalu?a.

Vilamajor centra el problema en la orientaci¨®n de las firmas de capital riesgo. El 70% de las operaciones de estas entidades fueron en 2004 de un importe de hasta un mill¨®n de euros. Pero este dato confunde: da idea de que, sobre todo, las sociedades de capital inversi¨®n ayudan a dar los primeros pasos a las empresas. No es cierto.

"En la mayor¨ªa de los casos se contribuye a desarrollar proyectos con potencial pero que ya tienen unos a?os de vida; el llamado capital semilla que acompa?a la creaci¨®n de empresas queda reducido a sociedades de capital riesgo locales o regionales, o a las universidades", reconoce Dominique Barthel, presidenta de la patronal ASCRI.

Barthel admite que hace falta incentivar nuevas formas de apoyo al dinero que arriesga. "En muchos casos, no sabemos ad¨®nde dirigir a los emprendedores cuando vienen con sus proyectos", dice. Y es que tampoco hay un cat¨¢logo de business angels que consultar. La expresi¨®n inglesa se refiere a los directivos dispuestos a escuchar y a financiar buenas ideas. Son una especie de nuevos mecenas empresariales que, a cambio de una parte minoritaria de la empresa, invierten una suma y orientan al gestor durante una media de cinco a?os. Luego venden sus acciones, con las consiguientes plusval¨ªas.

'Business angels'

En Catalu?a existen varias federaciones, como la Asociaci¨®n de Business Angels Network de Catalu?a, con 70 socios y una capacidad total de inversi¨®n de 15 millones de euros. Su coordinador, Jordi Clos, explica que desde su fundaci¨®n, en 2002, han analizado m¨¢s de 200 planes de empresa. S¨®lo siete lograron financiaci¨®n.

A la prudencia del siglo XXI no son ajenos los disgustos con que termin¨® la euforia puntocom en 2000. El director del Centro de Innovaci¨®n y Desarrollo Empresarial (Cidem) de la Generalitat, Agust¨ª Segarra, se?ala que ese hecho "produjo en Espa?a una gran ca¨ªda del volumen de inversiones y operaciones del capital riesgo".

El bache se tradujo en un reenfoque de este sector. "Las firmas de capital riesgo abandonaron la financiaci¨®n de empresas de fases iniciales de vida", sostiene. El Cidem ha destinado desde entonces m¨¢s de seis millones a desarrollar empresas con base tecnol¨®gica. Segarra advierte: "Los emprendedores que no apuesten por la innovaci¨®n lo tienen mal". Pero la mayor¨ªa orienta sus planes de empresa hacia negocios tradicionales.