Educaci¨®n y poder
El autor sostiene que prescindir de la ense?anza de la filosof¨ªa supone alejarse de la cultura europea y abonar el terreno a la barbarie
Educaci¨®n y poder mantienen una relaci¨®n antigua. Pero es a partir de la modernidad cuando el papel que la escuela ha jugado -y todav¨ªa juega- en la nacionalizaci¨®n y socializaci¨®n de las masas resulta crucial. Al fin y al cabo, la escuela ya es la ¨²nica instituci¨®n por la que obligatoriamente ha de pasar toda la poblaci¨®n.
Dada esta importancia podr¨ªa entenderse como l¨®gico que pr¨¢cticamente con cada nueva administraci¨®n se proponga una reforma de la ense?anza m¨¢s o menos generalizada: la LOGSE, la LODE, la LOCE... y ahora la LOE. Pero esto es l¨®gico s¨®lo hasta cierto punto. En realidad, m¨¢s que l¨®gico resulta sintom¨¢tico de cierta inmadurez de nuestra democracia. Porque, en efecto, si cada nuevo Gobierno se ve tentado a arrumbar las propuestas de su antecesor, lo que ello viene a mostrar es que en materia educativa no se ha logrado un Pacto de Estado, la determinaci¨®n de unas reglas de juego lo suficientemente consensuadas como para no andar constantemente modific¨¢ndolas. Se impone, pues, una primera conclusi¨®n: el anuncio de una nueva ley org¨¢nica de educaci¨®n no es una buena nueva. M¨¢s bien hace presagiar que esta nueva ley corre el riesgo, como sus antecesoras, de envejecer r¨¢pidamente, antes incluso de haber echado a andar... Bastar¨ªa para ello con un cambio de administraci¨®n.
Esta nueva ley corre el riesgo de envejecer antes incluso de haber echado a andar...
Prescindamos, no obstante, de estas consideraciones generales y atendamos al contenido mismo del anteproyecto de San Segundo. Su tema estrella es la propuesta de una nueva asignatura: una educaci¨®n para la ciudadan¨ªa. Introducci¨®n que, al menos si nos atenemos a la letra del anteproyecto, parec¨ªa tener como efecto colateral el sacrificio de la presencia de la filosof¨ªa en la educaci¨®n secundaria obligatoria y, casi totalmente, en el bachillerato.
Entiendo l¨ªcito que un gobierno democr¨¢tico se preocupe por la inculcaci¨®n de los valores c¨ªvicos. De hecho, a la vista del incremento de fen¨®menos como la violencia de g¨¦nero, racial o juvenil, parece que la asimilaci¨®n de semejantes valores resulta no s¨®lo deseable sino urgente. Lo que no tengo tan claro es que la mejor manera de conseguir este objetivo sea impartiendo una asignatura espec¨ªfica de educaci¨®n c¨ªvica. Y por una raz¨®n bien sencilla: ser buen ciudadano no es el resultado de conocer ninguna teor¨ªa, es en realidad el resultado de haber adquirido una serie de h¨¢bitos de comportamiento y de haber modelado la sensibilidad moral. En cualquier caso, un proceso mucho m¨¢s complejo y tortuoso que el del simple adoctrinamiento en ning¨²n conjunto de principios.
Los defensores de la educaci¨®n para la ciudadan¨ªa se esfuerzan, sin que nadie les haya convocado a ello, en demostrar que esta asignatura no es una nueva formaci¨®n del esp¨ªritu nacional, ahora constitucional y democr¨¢tico, pensada a modo de ant¨ªdoto de una asignatura de religi¨®n con la que, por lo visto, no hay quien acabe. Pero, aparte de que resulta sospechosa esta excusa no pedida por nadie -no, desde luego, por los fil¨®sofos- a lo que estoy apuntando es a las dudas que justificadamente puede generar su utilidad. Intentar crear buenos ciudadanos impartiendo doctrina, sea jur¨ªdica, hist¨®rica o incluso filos¨®fica, se me antoja tan imposible como dormirse d¨¢ndose uno la orden a s¨ª mismo de que debe dormirse.
Vayamos ahora con la Ifigenia de todo este asunto: la filosof¨ªa. Por un momento pareci¨® que el ministerio hac¨ªa marcha atr¨¢s, que dejaba las cosas tal y como estaban, que la historia de la filosof¨ªa permanecer¨ªa en segundo de bachillerato y que se mantendr¨ªa la filosof¨ªa de primero, que los fil¨®sofos dar¨ªan una ¨¦tica en cuarto de ESO, aunque probablemente apellidada c¨ªvica (?significar¨¢ esto que los fil¨®sofos inc¨ªvicos, las tradiciones epic¨²reas o c¨ªnicas, por ejemplo, deber¨¢n quedar proscritas de los programas?; ?habr¨¢ que comprar clandestinamente la Carta a Meneceo como en tiempos de la dictadura compr¨¢bamos el Manifiesto Comunista?; ?ser¨¢ un acto antisistema bautizar a un hijo con el nombre de Di¨®genes?). Pero despu¨¦s de la entrevista concedida por el secretario general del Ministerio, Alejandro Tiana, a los representantes de la filosof¨ªa en la universidad, parece -siempre parece, pues el ministerio no despeja las dudas sino que las siembra- que esta interpretaci¨®n era demasiado optimista. En primero de bachillerato no habr¨¢ filosof¨ªa, sino que la educaci¨®n para la ciudadan¨ªa de ese curso incorporar¨¢ alg¨²n contenido de filosof¨ªa moral y pol¨ªtica, lo que en la pr¨¢ctica significa la extinci¨®n a medio plazo de la filosof¨ªa en el bachillerato, al convertir a la plantilla de profesores de la disciplina en excedentes a los que se va ocupando, mientras les llega la jubilaci¨®n, en asignaturas cuya docencia no tienen exclusivamente adscrita.
Dejemos de lado que no entiendo c¨®mo se compatibilizar¨ªa esta maquiav¨¦lica estrategia del se?or Tiana con las declaraciones de principios del se?or Zapatero a favor de la filosof¨ªa en el congreso de la UGT. Lo que no quiero dejar de se?alar es, para quien est¨¦ pensando que este art¨ªculo busca la defensa de unos intereses gremiales, que tambi¨¦n hay gremios, y bastante m¨¢s poderosos que el de los fil¨®sofos, interesados en la introducci¨®n de una asignatura como la educaci¨®n para la ciudadan¨ªa. Quien lo dude, que lea el art¨ªculo del Sr. Peces-Barba que este mismo peri¨®dico public¨® hace ya alg¨²n tiempo. Y puestos a instalarnos en la filosof¨ªa de la sospecha, ?no resulta sospechoso ese mantener contra viento y marea, en este caso contra el dictamen del Consejo Escolar del Estado, la introducci¨®n de una asignatura de perfiles tan borrosos, de adscripciones previsiblemente tan promiscuas, y de objetivos tan poco claros que parece inevitable su destino de mar¨ªa?
Se dir¨¢ que este argumento es un tu quoque. Y es cierto. Pero bien est¨¢ empezar ya a decir a la opini¨®n p¨²blica que hay un t¨² que puede tener un inter¨¦s muy particular, y nada generalizable, en el sacrificio de la filosof¨ªa. Y a?ado adem¨¢s que los fil¨®sofos hemos esgrimido ya muchas razones sustantivas para apoyar la presencia de nuestra disciplina en las ense?anzas preuniversitarias. De nuevo la hemeroteca de este peri¨®dico puede ayudar a refrescar la memoria. No las repetir¨¦ aqu¨ª. Me limitar¨¦ a se?alar lo obvio. La filosof¨ªa es una parte constitutiva fundamental de la identidad de la cultura europea. Si se pierde, no pasar¨¢ ninguna cat¨¢strofe. ?nicamente que crecer¨¢ un poco m¨¢s el terreno, ya muy amplio, ganado por la incultura. Y no hay terreno m¨¢s abonado que ¨¦ste para la barbarie.
Vicente Sanf¨¦lix Vidarte es catedr¨¢tico de Filosof¨ªa de la Universidad de Valencia y presidente de la Sociedad Acad¨¦mica de Filosof¨ªa.
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