El Celta despierta de la pesadilla
El triunfo del conjunto vigu¨¦s en Lleida cierra el 'caso Moral' y los recursos a los tribunales
El gui¨®n estaba escrito por un s¨¢dico, pero ten¨ªa un final feliz. Despu¨¦s de ganar en Lleida, para el Celta qued¨® reducido a un recuerdo el caso Moral, la resta de tres puntos y dos angustiosas semanas. Fue sepultado bajo la explosi¨®n de alegr¨ªa dejada por el segundo ascenso en ese periodo. Probablemente, el f¨²tbol espa?ol no conozca otro equipo que haya celebrado dos veces en un mismo curso el salto de categor¨ªa. Lo hizo el Celta, que acostumbra a rizar los rizos, y el festejo de ayer multiplic¨® al anulado de Jerez: buena parte de los 3.000 hinchas desplazados a Lleida invadieron el campo y los jugadores ba?aron al entrenador, Fernando V¨¢zquez, antes de que el ¨¢rbitro pitara el final. Y en Vigo, a m¨¢s de mil kil¨®metros, la gente volv¨ªa a tomar la fuente de la plaza de Am¨¦rica.
Fue para el Celta como despertar de una pesadilla que se hizo demasiado larga y cruel. En el palco, el presidente, Horacio G¨®mez, silbado por los 3.000 aficionados que siguieron el partido en Vigo desde una pantalla gigante, aparec¨ªa y desaparec¨ªa presa de los nervios. Desde el c¨¦sped, y con bal¨®n a¨²n rodando, V¨¢zquez le enviaba besos a ¨¦l y a los seguidores que poblaban las gradas. Gustavo L¨®pez vivi¨® una crisis de ansiedad en el descanso y tuvo un desfallecimiento en el banquillo tras ser sustituido. Y las l¨¢grimas embargaron a titulares y suplentes antes de entrar en la caseta, donde toc¨® la cl¨¢sica ronda de duchas masivas. La tensi¨®n acumulada durante dos semanas de feroz lucha de despachos se desat¨® en cuanto Perera anot¨® el segundo gol, a falta de cinco minutos, y sentenci¨® el regreso a Primera de un equipo que s¨ª pude decir que ha hecho de la Segunda un infierno.
Lo que ocurri¨® en el campo estuvo marcado por un ep¨ªlogo a la primera parte que nada tuvo que ver con las leyes de la l¨®gica. Un cuadro ap¨¢tico exhibi¨® su cara amarga frente a un rival sin objetivos deportivos, pero acab¨® y¨¦ndose al descanso con ventaja. Lo que dictaminen los comit¨¦s de competici¨®n y dispongan los reglamentos federativos ya poco importa, pero es lo cierto que el Celta de Segunda ha sido un conjunto con dos caras. Una le permiti¨® disfrutar del f¨²tbol y sumar once victorias consecutivas. Eran tiempos anteriores a la lesi¨®n de un canterano llamado Oubi?a. Su distancia futbol¨ªstica de Nagore es id¨¦ntica de la que separa aquel Celta del actual, el de su tenebroso tramo final, que, con independencia del suceso de Jerez y de su resurrecci¨®n de ayer, ha hecho del f¨²tbol un engorro.
Obstruido por Nagore y atenazado por la responsabilidad, el Celta fue un grupo desnortado. No s¨®lo le fall¨® el centrocampista navarro: en la banda derecha, ?ngel y Jonathan vivieron su peor tarde y en la izquierda nadie acert¨® a dar el bal¨®n a Gustavo L¨®pez, que disfrutaba de bula con su lateral. Cuando encontr¨® a Gustavo, el Celta abri¨® la lata. Caracole¨® por el pico del ¨¢rea, profundiz¨® y le dej¨® la pelota atr¨¢s a Jandro, que la ajust¨® al palo. Si el gol fue justo o injusto ser¨¢ tan dif¨ªcil de determinar como si el Celta se merece los tres puntos de sanci¨®n. Pero de los transistores s¨®lo llegaban malas noticias de Jerez y Eibar y estaba el Celta virtualmente en Segunda cuando Jandro acudi¨® al rescate.
La segunda parte evidenci¨® la diferencia que separa al Celta de un equipo que da el perfil de la categor¨ªa como el Lleida. Con el marcador a favor, dej¨® que el adversario tuviera el control. Aunque no sufr¨ª¨®, viv¨ªa en el alambre, a un gol local de la hecatombe, por lo que el tanto de Perera se convirti¨® en una explosi¨®n de alegr¨ªa. El Celta vuelve a Primera y la federaci¨®n tiene un problema menos. El deporte se impuso a los despachos.
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