Inmigraci¨®n en la Espa?a plural: un debate pendiente
En Espa?a existen dos procesos de multiculturalidad: el de la multinacionalidad y el que resulta de la inmigraci¨®n. Este v¨ªnculo debe ser discutido en el debate sobre la articulaci¨®n del Estado con criterios no ¨²nicamente econ¨®micos y de recursos, sino culturales, si se quiere tomar en serio el enfoque de la Espa?a plural que define la pol¨ªtica del Gobierno. Esta reflexi¨®n debe partir de la constataci¨®n de que Estado de acogida y sociedad de acogida no necesariamente coinciden. Por el momento, estamos en la fase m¨¢s permeable a preguntas y definici¨®n del problema. Por ejemplo, ?c¨®mo los inmigrantes son percibidos por el proceso de construcci¨®n de identidad nacional no estatal?, ?c¨®mo debe considerarse la acomodaci¨®n de los inmigrantes dentro de un Estado que se reconoce como plural? Por el momento, no podemos decir que el tema se halla ni siquiera enfocado pol¨ªticamente. Ahora bien, podemos comentar ya algunos puntos, especialmente teniendo en cuenta la fase de redefinici¨®n del Estatuto de Catalu?a.
En primer lugar, hasta ahora el tema se est¨¢ planteando, como muchos otros, en t¨¦rminos de competencias y no de identidad. Esto significa que se est¨¢n concentrando en las demandas de recursos para poder controlar los flujos de inmigrantes, con el argumento l¨ªcito (comprobado estad¨ªsticamente) de que la mayor¨ªa se instalan en Catalu?a. Ahora bien, tambi¨¦n se pueden profundizar otras demandas de car¨¢cter m¨¢s de reconocimiento, como el hecho que los inmigrantes deban firmar la lealtad al Rey para poder tener la nacionalidad espa?ola, o bien que se exija la lengua espa?ola, pero no se insista en las otras lenguas para poder acomodarse en territorios biling¨¹es, o bien simplemente que los "papeles" est¨¦n en varias lenguas del Estado. Estas cuestiones son pr¨¢cticas, pero importantes para un futuro pr¨®ximo.
En segundo lugar, el debate debe necesariamente enfocarse en t¨¦rminos de identidad nacional (no estatal). En este punto, el discurso nacional-identitario "mal enfocado" puede provocar una etnizaci¨®n del proyecto mismo nacionalista, con consecuencias no previstas. En este marco, quiz¨¢s deber¨ªa reenfocarse el discurso en t¨¦rminos de acomodaci¨®n de los portadores de la nueva multiculturalidad (los inmigrantes) con la multiculturalidad ya existente (la multinacionalidad). No deben construirse argumentos que enfrenten estos dos procesos, sino que deben fusionarse. Esto significa que es leg¨ªtimo pedir, o proporcionar instrumentos para ello, que los inmigrantes que quieran instalarse en Catalu?a tambi¨¦n hablen catal¨¢n. Pero en este caso tambi¨¦n debemos reconocer que las personas "hablan la lengua de su lugar de trabajo". Las motivaciones que puede tener una persona de origen inmigrante para hablar catal¨¢n ser¨¢n directamente proporcionales a dos factores: su intenci¨®n de instalarse de forma definitiva en Catalu?a, la necesidad de utilizar la lengua catalana para el trabajo, y poder ascender laboral y socialmente. Para fomentar estas motivaciones, los dos procesos deben poder vincularse entre s¨ª. En este caso tambi¨¦n es l¨®gico tener la precauci¨®n de no utilizar la lengua no estatal en t¨¦rminos de finalidades: un inmigrante puede muy bien decir "hablo espa?ol (catal¨¢n/euskera/gallego), pero no me siento integrado".
Lo que est¨¢ claro es que el tema debe enfocarse como una cuesti¨®n de gesti¨®n de identidad. Sobre esta base existen al menos siete premisas para iniciar el debate. Las primeras, no por obvias, deben dejarse por supuestas. En primer lugar, que la acomodaci¨®n de los inmigrantes supone una doble transformaci¨®n: la identidad de los inmigrantes y la de nuestra sociedad. En segundo lugar, que las reflexiones que se hagan tienen que tener como marco de referencia normativo de evaluaci¨®n los valores liberales-democr¨¢ticos. En tercer lugar, se trata de hablar de c¨®mo se gestiona la identidad (primera premisa) sin sobrepasar los l¨ªmites de los valores de nuestra tradici¨®n democr¨¢tica liberal (segunda premisa) en el contexto de las diferentes esferas p¨²blicas (espacio de interacci¨®n entre las personas con las instituciones p¨²blicas). Se trata de discutir, pues, la vida p¨²blica de la persona y no privada. En este marco, una redefinici¨®n de qu¨¦ significamos por cultura p¨²blica com¨²n en un contexto donde se solapan dos tipos de multiculturalidad (la de los inmigrantes y la de las naciones sin Estado) tiene el car¨¢cter de una exigencia, puesto que constituir¨¢ el principal marco de referencia para legitimar pol¨ªticas. En cuarto lugar, comparten la concepci¨®n que las demandas de los inmigrantes y de las naciones minoritarias (minorizadas) son en un principio conflictivas, puesto que los inmigrantes tender¨¢n a acomodarse en la cultura mayoritaria, con el consecuente efecto de convertirse en un elemento m¨¢s de presi¨®n en el proceso de construcci¨®n nacional. De lo que se trata es de convertir este elemento inicial de presi¨®n en una ventaja que contribuya al propio desarrollo del proyecto nacionalista. En quinto lugar est¨¢ la premisa que si bien existe un v¨ªnculo directo entre las pol¨ªticas de inmigraci¨®n y la comprensi¨®n de la comunidad pol¨ªtica, esta relaci¨®n adquiere un car¨¢cter vital para comunidades culturales minoritarias. Es un hecho que la respuesta que da la sociedad a la inmigraci¨®n forma parte de su auto-comprensi¨®n como sociedad. La inmigraci¨®n tiene un efecto espejo en todos los niveles, desde el individual hasta el social. En este marco, esta auto-comprensi¨®n solamente puede adquirir una expresi¨®n pol¨ªtica si existe una forma propia de autogobierno. Sin autogobierno no es posible mantener y desarrollar la comprensi¨®n que una comunidad pol¨ªtica tiene de ella misma. Por lo tanto, al hablar de gesti¨®n de inmigraci¨®n para naciones minoritarias (minorizadas) estamos frente a uno de los fundamentos que legitiman las demandas de autogobierno. Como sexta premisa, es necesario concebir las demandas de los inmigrantes y las del autogobierno como compatibles y no como mutuamente excluyentes, de tener una concepci¨®n inclusiva y convergente. En este caso, el n¨²cleo de la reflexi¨®n es si la naci¨®n minoritaria (minorizada) es capaz de ser ella misma multicultural.
Por ¨²ltimo, pero no menos importante, como s¨¦ptima premisa destacamos que una de las nociones claves para la producci¨®n de argumentos es la situaci¨®n de desventaja en la que se encuentran tanto los inmigrantes como la minor¨ªa nacional. Si aceptamos que ¨¦sta es la base de la reflexi¨®n misma que queremos hacer, de lo que se trata es de saber si esta situaci¨®n se empeora o no al vincularse los dos. La pol¨ªtica de inmigraci¨®n del Estado empeora la situaci¨®n de las naciones minoritarias en cuanto que no le proporciona herramientas ni recursos para que ella misma gestione este proceso que afecta su propio desarrollo como comunidad cultural. Las l¨ªneas de reflexi¨®n que se hagan tienen que tener como restricci¨®n pol¨ªtica enfocar el tema de tal manera que el v¨ªnculo entre inmigraci¨®n y autogobierno no empeore la situaci¨®n de los dos.
Estamos, pues, ante un tema que tiene como fuente prioritaria de argumentaci¨®n las pol¨ªticas de autogobierno. En este sentido, toda pol¨ªtica de inmigraci¨®n gestiona en ¨²ltima instancia la pertenencia de los inmigrantes a una comunidad pol¨ªtica. Aqu¨ª estar¨ªamos en los enfoques cl¨¢sicos. De lo que se trata es de plantearse este tema, pero en sociedades donde existe una doble pertenencia: la de la comunidad pol¨ªtica mayoritaria estatal y la de la comunidad cultural expresada para la naci¨®n minoritaria (minorizada). Es a partir de esta base que se justifican las acciones.
Si bien es ya un hecho compartido por la mayor¨ªa de los partidos pol¨ªticos y la sociedad en general que un debate sobre inmigraci¨®n a escala estatal no puede dejar de lado el v¨ªnculo entre gesti¨®n de la inmigraci¨®n y distribuci¨®n territorial de competencias, no puede tampoco obviarse que una pol¨ªtica de inmigraci¨®n tambi¨¦n es una pol¨ªtica de identidad. En el marco de una Espa?a plural existen temas de autogobierno que requieren necesariamente redefinirse para poder reenfocarse incluyendo a la nueva inmigraci¨®n. ?ste es un debate de enfoque, pero ya sabemos que la gesti¨®n de la inmigraci¨®n es b¨¢sicamente una gesti¨®n de interpretaciones.
Ricard Zapata-Barrero es profesor de Teor¨ªa Pol¨ªtica en la Universidad Pompeu Fabra, y autor de Multiculturalidad e inmigraci¨®n (2004, Editorial S¨ªntesis).
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