Muere el s¨ªmbolo del terror en Argentina
El general Su¨¢rez Mason era investigado por el robo de beb¨¦s tras eludir la justicia gracias al perd¨®n presidencial
Cometi¨® asesinatos, torturas y secuestros de cuyas consecuencias se libr¨® gracias al indulto presidencial, y en la actualidad estaba siendo investigado por robo de beb¨¦s, pero no se arrepinti¨® de nada y as¨ª se mantuvo hasta el ¨²ltimo d¨ªa. Ayer falleci¨®, a los 81 a?os, en la c¨¢rcel bonaerense de Devoto el general Carlos Guillermo Su¨¢rez Mason, destacada figura de la dictadura militar argentina (1976-1983) y uno de los mayores represores del r¨¦gimen. Su¨¢rez Mason se hab¨ªa convertido en Argentina en el icono del debate sobre la imprescriptibilidad de las violaciones de los derechos humanos, tesis ratificada la semana pasada por la Corte Suprema argentina con la anulaci¨®n de las leyes de Punto Final y Obediencia Debida.
"Hubiera sido lindo que estuviera sano y pagara sus cr¨ªmenes", dijo una v¨ªctima
El que fuera jefe del Primer Cuerpo del Ej¨¦rcito argentino durante la dictadura -conocido con el alias de Pajarito- muri¨® de una parada cardiaca acaecida despu¨¦s de ser intervenido quir¨²rgicamente a causa de una hemorragia g¨¢strica. "No tengo dudas de que muri¨® debido a las condiciones en las que estaba viviendo", se?al¨® el abogado de Su¨¢rez Mason, Adolfo Casabal El¨ªa. Su¨¢rez Mason estaba preso por haber violado en enero del a?o pasado el arresto domiciliario para acudir al cumplea?os del embajador de Ecuador, un viejo amigo suyo. De lo contrario, habr¨ªa fallecido en su domicilio.
"Es un genocida m¨¢s que muere atendido con todos los m¨¦dicos haciendo lo indecible para salvarlo. Hubiera sido lindo que estuviera sano y pagara todos sus cr¨ªmenes en la c¨¢rcel", se?al¨® Tati Almeida, una de las fundadoras del movimiento Madres de la Plaza de Mayo, que reclama que se averig¨¹e el paradero de sus hijos desaparecidos. "Nuestros hijos no tuvieron su suerte. No fueron juzgados ni atendidos a la hora de morir. ?Qu¨¦ sentimiento me provoca? Ninguno. Es un genocida m¨¢s que se muere".
Entre 1976 y 1979 Su¨¢rez Mason, apodado tambi¨¦n El Carnicero del Olimpo, tuvo el mando del Primer Cuerpo del Ej¨¦rcito, con sede en Buenos Aires, y adem¨¢s presidi¨® la entonces compa?¨ªa petrolera estatal YPF. Desde que en 1983 cayera el r¨¦gimen, su vida se convirti¨® en un intento permanente de eludir la acci¨®n de la justicia. Seg¨²n la acusaci¨®n cursada por un juez federal argentino en 1987, el militar era penalmente responsable de 43 asesinatos y 23 secuestros, 430 detenciones ilegales, 164 torturas y 19 robos.
Todav¨ªa no se hab¨ªa investigado lo sucedido en YPF, empresa en la que se dispararon las muertes por accidente de sus directivos y los secuestros con extorsi¨®n seguidos de asesinato de sus empleados. Pero Su¨¢rez Mason se encontraba fuera del alcance de la justicia -"no quiero ser el pato de la boda", dijo-, ya que hab¨ªa huido a Estados Unidos previo paso por Bolivia, Paraguay y Espa?a aprovechando sus contactos internacionales. Su¨¢rez Mason apareci¨® m¨¢s tarde en las listas de la logia mas¨®nica Propaganda Dos (P-2), presidida por Licio Gelli.
Sin embargo, en 1988 un tribunal de San Francisco aprob¨® su extradici¨®n a Argentina bajo las acusaciones de "homicidios agravados por alevos¨ªa reiterada, privaci¨®n ilegal de libertad con amenazas y violencia, tortura sistem¨¢tica, tortura seguida de muerte, robos reiterados, sustracciones de menores, reducci¨®n a servidumbre...". Su¨¢rez Mason no neg¨® nada y asegur¨® en repetidas ocasiones que no pod¨ªa "ser blando con quien estaba fuera de la ley". Lleg¨® a jactarse de haber firmado m¨¢s de 50 sentencias de muerte al d¨ªa. Pajarito no fue juzgado porque el entonces presidente Carlos Menem firm¨® su perd¨®n en 1990.
En ese momento, Su¨¢rez Mason se crey¨® impune y conced¨ªa entrevistas justificando la represi¨®n durante la dictadura militar -en la que, seg¨²n diferentes cifras, los desaparecidos oscilan entre 8.000 y 30.000- y a?ad¨ªa otras declaraciones racistas como cuando asegur¨® que sent¨ªa "prevenci¨®n con los jud¨ªos". Tambi¨¦n exigi¨®, sin ¨¦xito, que se le pagaran los sueldos atrasados como general del Ej¨¦rcito m¨¢s una indemnizaci¨®n.
En el exterior, Su¨¢rez Mason ten¨ªa causas abiertas en Espa?a, Francia y Alemania, y en el interior, las Leyes del Perd¨®n ten¨ªan un resquicio que aprovecharon los familiares de las v¨ªctimas. Declaraban imprescriptibles los secuestros de los hijos de los detenidos. Su¨¢rez Mason fue acusado formalmente en 1999 del secuestro de 12 reci¨¦n nacidos. Ante el juez federal Adolfo Bagnasco, Pajarito cambi¨® de estrategia. Declar¨® que su profesi¨®n era "desocupado" y asegur¨® no saber nada de mujeres detenidas embarazadas cuyos ni?os hubieran sido entregados a otras parejas. Incluso fue m¨¢s all¨¢ y neg¨® la existencia de los campos de detenci¨®n ilegales, como el de Olimpo, de donde sac¨® su apodo, asegurando que se trataba de lugares que serv¨ªan para aliviar a las comisar¨ªas de polic¨ªa sobresaturadas y que all¨ª los detenidos s¨®lo permanec¨ªan "unos pocos d¨ªas", antes de ser puestos en libertad. Bagnasco le arrest¨® en su domicilio por ser mayor de 70 a?os. Pero Su¨¢rez Mason crey¨® que todav¨ªa podr¨ªa burlar a la justicia y decidi¨® acudir al cumplea?os de un amigo. Y la justicia argentina ya no estaba para bromas.
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