El Tau agarra media Liga
Una canasta de Scola a falta de tres segundos decide un choque magn¨ªfico
Scola emergi¨® de las catacumbas donde habit¨® en los dos primeros partidos y recuper¨® el protagonismo como lo hacen los jugadores tocados por la gracia del talento, a lo grande. Un tiro marca de la casa a falta de tres segundos decidi¨® un partido extraordinario y con mucha probabilidad declin¨® definitivamente la balanza en esta serie final. Es el Madrid un equipo roque?o, pero el mazazo es de categor¨ªa. Sobre todo, porque como le ha ocurrido en m¨¢s de una ocasi¨®n durante esta temporada, tuvo el partido en su mano y lo dej¨® escapar.
A falta de 1m 8s Bullock, inmenso durante todo el partido, coloc¨® un 79-76 que unos pasos mal se?alados a Scola segundos despu¨¦s le puso a tiro de piedra de la victoria. Pero todo cambi¨® instantes despu¨¦s. Sonko llev¨® el bal¨®n hasta medio campo y cometi¨® un error garrafal en el pase que fue robado por Vidal. Encorajinado, el jugador madridista encaden¨® un segundo fallo al cometer falta cuando el alero del Tau se dispon¨ªa a machacar el contraataque, con tal mala fortuna que no s¨®lo no pudo evitar la canasta, sino que otorg¨® un tiro adicional que Vidal no perdon¨®, colocando el en¨¦simo empate de la noche.
REAL MADRID 82 - TAU CER?MICA 83
Real Madrid: Sonko (9), Reyes (8), Gelabale (3), Hervelle (10), Bullock (26) -cinco ini cial-, Fotsis (2), Herreros (6), Bueno (11), Larra?aga (0), Hamilton (7) y Burke (0).
Tau: Scola (21), Prigioni (3), Hansen (6), Maci jauskas (12), David (9) -cinco inicial-, Split ter (13), Calder¨®n (7), Vidal (12), Gabini (0) y Betts (0).
?rbitros: Mart¨ªn Bertr¨¢n, Perea y Arteaga. Expulsaron a Reyes (m. 38).
13.900 espectadores en el Palacio Vistalegre.
Sonko sigui¨® en el ojo del hurac¨¢n. Seguidamente fue a la l¨ªnea de tiros libres donde s¨®lo pudo enchufar uno de dos. Todo lo contrario que Calder¨®n, que consigui¨® desde el mismo lugar el doblete (80-81). A falta de 11 segundos y como queriendo redimirse de sus pecados, otra vez Sonko atrae el foco de atenci¨®n al palmear un rebote ofensivo y dejar al Tau en una situaci¨®n desesperada. Pero quedaba el do de pecho del jugador m¨¢s criticado hasta ahora en esta final. Con seis segundos, Scola recibi¨® a dos metros del aro, hizo su cl¨¢sico movimiento de bote y acercamiento al aro y convirti¨® el tiro de su vida. Canasta, victoria y media liga en el bolsillo.
En un partido tan igualado y resuelto de la forma que se produjo, los peque?os detalles adquieren una importancia capital. El Madrid no tiene bases y no es descabellado pensar que con un director de juego m¨¢s cl¨¢sico y con mejor lectura del juego, el resultado hubiese sido distinto. La diferencia se hizo m¨¢s ostensible al ver las correctas elecciones que hizo Calder¨®n en esos mismos instantes.
Fue un gran cierre para un partido de baloncesto con may¨²sculas. Por primera vez en esta serie los equipos demostraron a la vez el por qu¨¦ de su presencia a estas alturas de temporada y, sobre todo, hubo tiempo para que los jugadores se hiciesen los amos del espect¨¢culo. La igualdad que rein¨® durante todo el partido no lleg¨® a trav¨¦s del error o las defensas kamikaze, sino porque ambos equipos pusieron otros argumentos m¨¢s atractivos sobre la cancha. Esta vez no triunf¨® la destrucci¨®n, sino la claseque atesoran los jugadores de cada equipo. En el primer tiempo tomaron la palabra jugadores secundarios como Hervelle, Splitter Hansen y hasta Hamilton, pero seg¨²n se acercaba el final fueron dejando paso a los primeros actores como Bullock, Calder¨®n o Scola. Este ¨²ltimo se convirti¨® en la gran diferencia, y pudo ser mayor de no haber arrastrado todav¨ªa cierta ansiedad por recuperar el tiempo perdido y que, por ejemplo, le hizo cometer dos faltas evitables que comprometieron mucho su presencia en el segundo tiempo. Por fortuna para el Tau, Scola lleg¨® vivo a la jugada final y la pelota le lleg¨® en el sitio adecuado y en el instante preciso. El resto lo puso su talento y decisi¨®n, y con su canasta el t¨ªtulo apunta con claridad hacia Vitoria.
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