Ponce torea y Espl¨¢ gana

A Espl¨¢ le sali¨® todo; porque lo busc¨®, porque la suerte le vino de cara y porque sus paisanos le hicieron una demostraci¨®n de cari?o infinito. Y Espl¨¢, que sabe c¨®mo vender, no dej¨® escapar la ocasi¨®n de darse un ba?o de multitudes. Sus dos faenas, tanto al feo primero como al parado cuarto, fueron dos obras barrocas. Cargadas de adornos, vistosas y alegres. Arriesg¨® en banderillas y aport¨®, como novedad a su repertorio, un par al viol¨ªn.

Dos grandes obras de Ponce. El enterado segundo, que sembr¨® caos y p¨¢nico en banderillas, qued¨® en sus manos tras la segunda serie de muletazos. Con mucho tacto primero, siempre suave, y consintiendo despu¨¦s, la faena fue una exhibici¨®n t¨¦cnica y art¨ªstica. Mas el toro record¨® su pasado reciente, se descuadr¨®, y Ponce lo pinch¨® m¨¢s de la cuenta. Al de Guadalmena que hizo quinto, el m¨¢s toro de la tarde, tambi¨¦n lo dej¨® listo tras doblarse con ¨¦l, ganarle terreno y vaciarlo en los medios. Sin gran entrega, pero muy cosido a la muleta, el toro se rindi¨® sin condiciones. Una estocada baja rest¨® premio. Un plet¨®rico Ponce. Dos exhibiciones.

La primera faena de Manzanares no rompi¨®. Lo llev¨® muy sometido al principio, demasiado, y el toro se le par¨®. Al sexto, que tampoco se entreg¨®, lo entendi¨® mejor. Trabajo de m¨¢s a menos. Entonado al final, la faena tuvo muchos aspectos elegantes, aunque prim¨® m¨¢s la forma que el fondo.