Palabras prohibidas
La actualidad es tan importante para nuestras vidas que los ni?os tambi¨¦n repiten lo que oyen, hasta el punto de que no es extra?o escuchar a un ni?o decir: "Propongo una mesa de di¨¢logo", cuando el otro la ha dado una patada en el ojo; o a una se?ora mayor clamar por el calor: "Esto es peor que en Guant¨¢namo", cuando sale uno de estos d¨ªas de calima que son un sinvivir. Pero los tiros no van por ah¨ª, sino por aquellas personas que, sin tener una opini¨®n propia bien formada, ni suficientes elementos de juicio, hablan de un tema de profundo calado durante media hora antes de que el auditorio se d¨¦ cuenta de que sus opiniones son calcadas a las del peri¨®dico que compra los fines de semana. Eso es pringarse con la actualidad.
?Usted se pringa con la actualidad? Pi¨¦nselo bien, porque cualquier d¨ªa puede necesitar echar mano de una noticia. No ser¨ªa el primer caso de un experto en temas internacionales al que se le haya pillado en alguna intertextualizaci¨®n a la hora del aperitivo mientras se com¨ªa un pincho de tortilla. Por ejemplo, el otro d¨ªa pudo o¨ªrse, alto y claro, en un bar de la villa bilba¨ªna: "Con esto de la Polainizaci¨®n estoy que no paro de estornudar, y eso que se ha terminado la primavera". El comentario es ver¨ªdico, fue escuchado a una madre que empujaba sufridamente un carrito por la Plaza Nueva, y hay que decir que es en esos momentos de revelaciones gn¨®sticas populares cuando uno ve el cielo de la torre de Babel, y te preguntas si existe una c¨¢bala secreta en las charlas de cada d¨ªa, que te hacen exclamar, metido hasta las rodillas en plena zona err¨®nea: "Me triparto de risa".
Ahora es el momento de que el aludido diga en su defensa, soliviantado: "?Pero a que no sab¨¦is que en China no se pueden encontrar por Internet las palabras 'libertad', 'derechos humanos' o 'democracia', y que Google, Yahoo y Microsoft colaboran injustamente con la censura!" Por un instante, un silencio somnoliento, entre figuradas ola y ola de mar, acoge su declaraci¨®n, y parece que la noticia va a sorprender por fin a la concurrencia, y que eso de la Libertad, la Democracia y los Derechos humanos, todo con may¨²sculas, va a conmover las conciencias de los reunidos, pero una nihilista -que dir¨ªa Rouco Varela- voz cualquiera que se alza entre todas despeja las dudas sobre el inter¨¦s del subterfugio: "Para qu¨¦ teclear esas palabras si todo lo que digan sobre ellas es mentira".
Por desgracia, lo mismo que a nadie interes¨® hace cuarenta a?os que un grano de arroz germinase en la oreja de un campesino chino que tuvo que ser operado, a nadie le sorprende que haya palabras prohibidas, aqu¨ª y en Pek¨ªn y en Guant¨¢namo.
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