Alucinaci¨®n atl¨¢ntica
En Prisi¨®n perpetua (publicado en Argentina por Seix Barral en 1988 y en Espa?a por Lengua de Trapo en 2000), Ricardo Piglia incluy¨® el relato 'Un encuentro en Saint-Nazaire', una versi¨®n m¨¢s amplia -que no mejor- del que con el mismo t¨ªtulo public¨®, en edici¨®n exenta, la Maison des ?crivans et des Traducteurs de esa ciudad francesa de la desembocadura del Loira. Tal instituci¨®n lleva a?os invitando a escritores de todo el mundo a pasar una temporada en su sede. Terminada cada estancia, se publica en edici¨®n biling¨¹e un texto del invitado. Seguramente debido a la labor de Nicasio Perera, profesor uruguayo de literatura latinoamericana de la universidad de Nantes, y del malogrado Juan Jos¨¦ Saer, Argentina es el pa¨ªs que m¨¢s escritores ha alojado en esa casa: fue el caso de C¨¦sar Aira, Eduardo Berti, Marcelo Cohen, Hugo Gola, Luisa Futuransky o el propio Piglia.
WASABI
Alan Pauls
Anagrama. Barcelona, 2005
156 p¨¢ginas. 14 euros
Saint-Nazaire, pues, es ya una especie de subg¨¦nero de la literatura del Cono Sur. Y a ese subg¨¦nero pertenece Wasabi, la novela corta que Alan Pauls (Buenos Aires, 1959) public¨® en Alfaguara-Argentina en 1994 y que ahora publica en Espa?a Anagrama. Lejos de la circularidad borgiana de la narraci¨®n de Piglia, el autor de El factor Borges (tambi¨¦n en Anagrama) opt¨® por un relato que, caos contra orden, act¨²a por acumulaci¨®n. De ah¨ª que, en centenar y medio de p¨¢ginas, haya tiempo para la aparici¨®n de un enigm¨¢tico espol¨®n en la espalda del narrador, un viaje a Londres de su novia, una desesperante estancia en Par¨ªs que le lleva a la mendicidad, un embarazo y un plan para asesinar a Pierre Klossowski (o Kieslowski o Korovski o Kosinsky) con la involuntaria colaboraci¨®n de Christiam Bouthemy, director de la Maison y editor de Arcane 17. El resultado es un divertimento, entre lis¨¦rgico y on¨ªrico, en el que el que m¨¢s parece haberse divertido es el propio Pauls, cuya Wasabi estaba todav¨ªa lejos de la solidez de El pasado, la novela con la que obtuvo el Premio Herralde en 2003. El contraste entre una y otra es mayor, adem¨¢s, si se compara la precisi¨®n expresiva de esta ¨²ltima con cierto gusto por una chirriante imaginer¨ªa de impacto en la primera, gusto que hace que el calor sea "precoz"; el placer, "in¨¦dito"; una mujer contonee "el filo peligroso de sus caderas", una estaci¨®n sea un "hervidero de color local"; unas u?as est¨¦n "sedientas de jab¨®n" o las ca?er¨ªas produzcan un "rumor casi geol¨®gico". La prehistoria, en fin, de un escritor que con el tiempo ha sabido sustituir el ingenio por la inteligencia.
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