La rebeli¨®n de los c¨®micos
La Plataforma de las Artes Esc¨¦nicas, con el concurso y solidaridad de otros colectivos culturales, celebran ma?ana una asamblea en Valencia para protestar contra la pol¨ªtica de la consejer¨ªa de su ramo en aquello que les concierne: el teatro. El motivo inmediato de esta rebeli¨®n ha sido la reciente destituci¨®n del director general de Teatres de la Generalitat, Juan Vicente Mart¨ªnez Luciano, a quien parece que sus superiores le han reprochado ser m¨¢s proclive a los intereses de este gremio que a sus obligaciones como alto funcionario institucional. Por lo visto se le aplic¨® la concluyente norma "conmigo o contra m¨ª", que no da p¨¢bulo a la mediaci¨®n. Ignoramos si hay otras causas m¨¢s consistentes. En todo caso, este episodio s¨®lo ha sido la gota que colma el vaso del malestar largamente condensado entre los actores y actrices profesionales valencianos.
Julio A. Ma?ez y Ferr¨¢n Bono, que son los especialistas de estas p¨¢ginas en asuntos culturales, han comentado e informado con su sobrada solvencia acerca de este conflicto, que ni es nuevo ni responde a motivaciones ins¨®litas. El colectivo que nos ocupa, mediante sus cualificados voceros, ha sido insistente en la cr¨ªtica a una pol¨ªtica cultural que, a su entender, no le ha otorgado la debida relevancia, sinti¨¦ndose especialmente escarnecido por la inversi¨®n o derroche -seg¨²n se mire- en fastos teatrales, como los montajes de Las Troyanas o Comedias b¨¢rbaras que, a su discutible juicio, apenas incid¨ªan socialmente. Dicho en otras palabras: que esas cifras millonarias puestas a disposici¨®n de Irene Papas y Bigas Luna habr¨ªan sido m¨¢s ¨²tiles en otras manos y al servicio de otros criterios culturales y de gesti¨®n. Acaso lo suyos.
En suma, que con unos u otros eufemismos, estamos hablando de dinero, adem¨¢s, claro est¨¢, de otras cosas, pero fundamentalmente de dinero p¨²blico para subvencionar empresas o iniciativas privadas, las mismas que est¨¢n en pie de revuelta. Llegados a este punto, sin n¨²meros en la mano, el lector u observador poco familiarizado con este ocio, espect¨¢culo o negocio se desorienta totalmente. De un lado, la Administraci¨®n asegura -y eso es verificable- que cada ejercicio aumenta la dotaci¨®n para subvenciones, que ¨²ltimamente se ha establecido entre 11 a 13 millones. A la par se alega que el esfuerzo econ¨®mico no se compensa con la respuesta del p¨²blico, que no es la esperada, sin que ello cuestione la calidad de art¨ªstica de la oferta. Puede ser correcta, buena incluso, pero sin calar en el vecindario. Las causas, variadas, empezando por la crisis general del teatro.
Lo cual nos lleva, ciertamente, a considerar el papel del Gobierno, casi permanentemente puesto en solfa, pero tambi¨¦n las circunstancias del sector teatral valenciano, que no s¨®lo es empresarialmente inmaduro, estructuralmente atomizado y econ¨®micamente adicto a la subvenci¨®n. La descripci¨®n es un sumario del estudio que llev¨® a cabo el profesor Luis Bellvis, de la Universitat de Valencia, en 2002, y que contin¨²a siendo v¨¢lido en todos sus t¨¦rminos, seg¨²n confirman algunos cualificados protagonistas, que no ven visos de rectificaci¨®n. Todav¨ªa resisten 50 o 60 grupos teatrales a la expectativa del favor pol¨ªtico. ?Cu¨¢l de ellos ha intentado emanciparse y volar a su aire, asumiendo los riesgos correspondientes?
Pues como esto no tiene trazas de cambiar, ya que nadie opta por vivir a la intemperie, bueno ser¨¢ que el sector comience a mentalizarse en justificar su rendimiento ante el contribuyente. Ya no basta con airear el descr¨¦dito de la gesti¨®n p¨²blica, o el desmadre de una determinada pol¨ªtica cultural, que eso de criticar es sano, pero no basta. Habr¨¢ que saber -y divulgar- con qu¨¦ criterios se otorgan los dineros, c¨®mo se justifican, cu¨¢ntos espectadores moviliza cada montaje, a qu¨¦ llamamos profesionales del teatro y qu¨¦ cuotas de riesgo asumen. Quiz¨¢ a partir de una autocr¨ªtica sin autocomplacencias se legitime m¨¢s y mejor el cabreo de los c¨®micos, peritos en poner a parir la gesti¨®n p¨²blica y callar las flaquezas privadas. A todo esto, ?a qu¨¦ gente le interesa todav¨ªa el teatro, y qu¨¦ teatro? A lo peor, la madre del problema est¨¢ en que las funciones no llenan, o lo hacen excepcionalmente, incluidas las necesariamente minoritarias, flor de un d¨ªa. Los n¨²meros, obviamente, no lo dicen todo, pero constatan, al menos, si estamos financiando a un muerto.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Consejer¨ªas auton¨®micas
- Juan Vicente Mart¨ªnez Luc¨ªano
- VI Legislatura Comunidad Valenciana
- Orden p¨²blico
- Comunidades aut¨®nomas
- Gobierno auton¨®mico
- Parlamentos auton¨®micos
- Generalitat Valenciana
- Protestas sociales
- Seguridad ciudadana
- Malestar social
- Teatro
- Comunidad Valenciana
- Pol¨ªtica auton¨®mica
- Administraci¨®n auton¨®mica
- Artes esc¨¦nicas
- Parlamento
- Espa?a
- Espect¨¢culos
- Problemas sociales
- Administraci¨®n p¨²blica
- Pol¨ªtica
- Justicia
- Sociedad
- Cultura