Bicoca, el retorno
NO HAN SIDO UNO ni dos, sino varios, los lectores que me han escrito intrigados por el asunto de marras. Yo pensaba callarme, pero son muchos d¨ªas mordi¨¦ndome la lengua, y como dijo Camilo Sesto en aquella memorable canci¨®n: "?Ya no puedo m¨¢s! / ?Ya no puedo m¨¢s! / Siempre se repite la misma historia. / Estoy harto de girar en una noria", que como letra me parece insoslayable porque te sirve para cualquier situaci¨®n de la vida, y yo a esa capacidad de una letra de tener el don de la ubicaci¨®n le llamo poes¨ªa. No s¨¦ qu¨¦ dir¨ªa Gamoneda al respecto. Que diga lo que quiera. La cosa es que llevo d¨ªas mordi¨¦ndome la lengua, pero son muchas las misivas recibidas, y aunque no me gusta utilizar este art¨ªculo, como hacen otros columnistas, para hablar ¨²nicamente de mis amiguitos, hoy tengo que sacar la cara por una amiga m¨ªa de la que mezquinamente me he alejado este ¨²ltimo a?o. Su nombre completo: Bicoca del Fresno. Me alej¨¦ de ella, s¨ª, me alej¨¦, neg¨¢ndola, como hizo san Pedro con Jesucristo; me alej¨¦ y dej¨¦ de citarla en mis art¨ªculos. ?Por qu¨¦? Porque percib¨ªa que me pod¨ªa perjudicar a nivel imagen p¨²blica. Me alej¨¦, concretamente, el 14 de marzo, d¨ªa en que los socialistas ganaron las elecciones. Me alej¨¦ toda vez que supe que dicha amistad me colocaba no s¨®lo un estigma de pija (a m¨ª ya ves), sino que me hac¨ªa sospechosa de codearme con la derecha recalcitrante. ?Y eso s¨ª que no! Yo puedo ser pija, pero del subcomandante Marcos. O sea, como muchos de mis coleguitas. La otra noche vi en Pastis, uno de los restaurantes que sal¨ªan en Sex and the City, una megapija que llevaba la cara de Marcos en la camiseta. Hace como dos a?os, el rostro m¨¢s cotizado de las camisetas entre los pechos de las pijas revolucionarias era el de Mao; pero en Nueva York, ay, hasta los dictadores se pasan de moda. Por cierto, que en M¨¦xico me enter¨¦ de la ¨²ltima idea genial del subcomandante, que a ide¨®logo medi¨¢tico no le gana nadie: le ha pedido al Inter de Mil¨¢n que juegue un partido amistoso contra los zapatistas. Para sacar fondos, dice. Y lo m¨¢s alucinante es que el Inter no le ha dicho que no. Pero no quisiera eludir el temazo que hoy he puesto sobre el tapete: Bicoca. Confieso que Bicoca, cuando el PP estaba en el poder, me serv¨ªa de puente para no estar del todo desconectada con Moncloa. Desde aqu¨ª te lo digo, Bicoca: a ti te debo haber comido en Moncloa. Ay, queridos amigos, el poder es muy goloso. Pero, como dir¨ªa la Pantoja en esos versos que tienen tambi¨¦n el don de la ubicaci¨®n, "hoy quiero confesar que estoy algo cansada / de llevar esta estrella que pesa tanto". Perdi¨® el PP, Bicoca, y yo no me comport¨¦ como una amiga. Desapareciste, Bicoca, de estos art¨ªculos. Bien es cierto que mi santo estaba literalmente "hasta los huevos" de ti, Bicoca (lo pongo entrecomillado porque ¨¦se no es el tipo de expresiones que yo suelo utilizar ni a nivel calle ni a nivel literario), pero lo que pes¨® realmente no fue la amenaza de mi santo (ya ves, a m¨ª), sino el giro pol¨ªtico de nuestro pa¨ªs. ?Qu¨¦ est¨¢ antes -me digo a d¨ªa de hoy-, la amistad entre dos amigas que superaban sus diferencias gracias a un cari?o que yo calificar¨ªa de s¨®lido, o el prestigio granjeado en mi pa¨ªs gracias a un comportamiento, qu¨¦ caramba, a todas luces progresista? Pes¨® m¨¢s el prestigio, o hablando en plata, la vanidad. Hoy necesitaba desnudarme, soltar toda la mierda que he acumulado este a?o de silencio. Puede que vivir en Am¨¦rica me est¨¦ sirviendo para realizar confesiones p¨²blicas como ¨¦sta. Si ahora est¨¢ de moda entre las actrices americanas que pasan la treintena, como Lisa Kudrow, la de Friends, protagonizar series basadas en su propia realidad en la que les gusta salir humilladas porque ya no las contratan como antes, hist¨¦ricas por el peso, por la edad, y oyendo los pedos de su marido mientras se desmaquillan cuando vuelven del rodaje (?en serio!), ?por qu¨¦ no he de desnudarme yo, que siempre estoy a la vanguardia? Todos esos lectores que me escribieron quer¨ªan saber, exactamente, si Bicoca estuvo o no en la procesi¨®n que hicieron los obispos en Madrid con los del PP contra el matrimonio gay (por cierto, que a ver si sirve el ejemplo de esta procesi¨®n para que los socialistas y comunistas dejen de desfilar como representantes ciudadanos en las procesiones semanasanteras). Los lectores quer¨ªan saber el posicionamiento de Bicoca a este respecto y si yo ser¨ªa amiga de una persona que asistiera a una procesi¨®n de esas caracter¨ªsticas. Ay. Los lectores siempre poni¨¦ndome en un membrete. Dif¨ªcil cuesti¨®n. El mismo amigo mexicano me comentaba que Espa?a era un ejemplo para el mundo, que hab¨ªa o¨ªdo por la radio la ¨²ltima vez que hab¨ªa estado en nuestro pa¨ªs a una representanta de Ezquerra Republicana declarar que en Catalu?a tambi¨¦n se daban los matrimonios mixtos: catal¨¢n con espa?ola o al rev¨¦s. Qu¨¦ fuerte. Espa?a es un ejemplo de tolerancia que te cagas. Si es posible la amistad entre un espa?ol y una catalana, ?por qu¨¦ no entre una Bicoca y yo? Pero lo suelto ya: Bicoca del Fresno no fue a la manifa. Bicoca ya no es la de antes, ella es muy de la er¨®tica del poder, y el otro d¨ªa (lo flip¨¦) me habl¨® maravillas de Pepi?o Blanco. Ser¨¢ zorra. Eso s¨ª, mand¨® a su madre a la procesi¨®n en la silla de ruedas, con la ecuatoriana. La madre volvi¨® con 100 euros que le dio la gente piadosa (la mujer tiene el vicio de la mendicidad) y con una pegatina en la frente: "Contra la sodom¨ªa", lo cual encuentro que es una reivindicaci¨®n muy leg¨ªtima en una mujer de su edad y de sus penosas condiciones f¨ªsicas.
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