"La muerte en La Mancha est¨¢ llena de vida y de gracia"
El abuelo de Pedro Almod¨®var volvi¨® un d¨ªa a su pueblo para arreglar algunos asuntos pendientes. Llevaba a?os muerto, pero durante un tiempo volvi¨®. Al menos, eso les contaba a sus hijos Francisca Caballero. Historias de fantasmas y cementerios que no le daban miedo a nadie y que la madre contaba como si tal cosa a sus cuatro hijos. De aquellos recuerdos arranca gran parte de Volver, la nueva pel¨ªcula de Almod¨®var: la historia de una madre que un d¨ªa decide volver, la historia de unas vecinas que sobreviven en los suburbios de Madrid y la historia de mujeres de pueblo que limpian y cuidan sus futuras tumbas como parte del rito de la vida. Una comedia naturalista, explica ¨¦l, con "mucho humor y, ?c¨®mo no?, con un drama de fondo".
"La relaci¨®n con las vecinas es fundamental. El mundo de las vecinas est¨¢ lleno de ideas"
"El reencuentro con Carmen Maura es emocionante. La emoci¨®n de recuperar algo muy importante"
Almod¨®var ha pasado la ma?ana trabajando. Se sienta en su colorista despacho del barrio de Ventas y advierte: "F¨ªjate qu¨¦ mala pata, hoy me he levantado de mal humor. Bueno, es una tonter¨ªa, es que vengo de localizar en el nuevo aeropuerto, donde vamos a rodar, y ha sido agotador... nada importante, la verdad".
El pr¨®ximo 18 de julio empezar¨¢ el rodaje de Volver, su pel¨ªcula n¨²mero 16. Once semanas de trabajo concentradas en dos paisajes: la planicie castellana y los madrile?os barrios de Vallecas y Cuatro Caminos. Frente a la c¨¢mara, cinco actrices principales: Pen¨¦lope Cruz, Carmen Maura, Lola Due?as, Chus Lampreave y Blanca Portillo. Detr¨¢s de ellas, un director apasionado: "Hacer pel¨ªculas con mujeres es muy c¨®modo".
Pregunta. Volver, con la frente marchita... t¨ªtulo de tango.
Respuesta. S¨ª. El tango Volver tiene su importancia. Volver tiene m¨²ltiples sentidos, m¨¢s all¨¢ de mi vuelta al trabajo con Carmen Maura y Pen¨¦lope Cruz. Hay un momento en el que Pen¨¦lope, que es un ama de casa con multitud de problemas, canta Volver a ritmo de buler¨ªas en una fiesta. Volver era una canci¨®n que le hab¨ªa ense?ado su madre de peque?a. En esa secuencia, que no voy a destripar, vuelve su madre, Carmen Maura, con la frente marchita. Su madre vuelve... del m¨¢s all¨¢.
P. ?Del m¨¢s all¨¢?
R. S¨ª. Volver, adem¨¢s de hablar de las complicad¨ªsimas relaciones entre madres e hijas, adem¨¢s de mostrar ese puente geogr¨¢fico que se crea entre las ciudades y los pueblos, habla de la cultura de la muerte, de esa cultura que est¨¢ muy arraigada en pueblos como donde yo nac¨ª y donde viv¨ª los primeros ocho a?os de mi vida. Yo, por ejemplo, viv¨ª con el fantasma de mi abuelo... Yo no me lo cre¨ªa, pero mis hermanas s¨ª. Vivir con fantasmas era algo cotidiano en mi infancia.
P. ?Y no le daba miedo?
R. No. Y era algo admirable. La muerte era algo cotidiano, social, algo que se compart¨ªa. El dolor estaba dentro de las personas, pero fuera, en las casas, en los cementerios, lo que hab¨ªa era otra cosa, un rito social tan festivo como una boda o un bautizo. Se conviv¨ªa con la muerte sin miedo.
P. ?Y por qu¨¦ volvi¨® su abuelo?
R. ?l muri¨® cuando mi madre era muy peque?a, de un accidente. Por eso dej¨® muchas cosas sin resolver. Luego se le apareci¨® a un cu?ado suyo, que se puso enfermo por las apariciones. Hasta que un d¨ªa las mujeres le dijeron que no tuviera miedo, que le preguntara al fantasma que qu¨¦ quer¨ªa. La cosa es tan incre¨ªble que un d¨ªa el pueblo entero acompa?¨® al cu?ado de mi abuelo y al esp¨ªritu de mi abuelo hasta el cementerio para despedirlo. A m¨ª esa imagen de una comitiva acompa?ando a un fantasma al cementerio me parece genial. El cementerio es fundamental en esta pel¨ªcula, como el viento, que es otro de los protagonista de esta pel¨ªcula.
P. ?Y por qu¨¦ el viento?
R. El viento ensucia las tumbas, las llenas de polvo y yerbajos. En mi pueblo, las mujeres iban a los cementerios a cuidar y limpiar su tumba. Pero con alegr¨ªa, sin miedo, como una actividad m¨¢s. La muerte en La Mancha est¨¢ llena de vida y de gracia.
P. Y esta relaci¨®n con la muerte, ?es siempre m¨¢s de mujeres que de hombres?
R. Desde luego. Las mujeres son las que se sienten realizadas en el dolor y en duelo. Y lo digo como algo muy positivo. Las mujeres de los pueblos hablan del ¨²ltimo viaje con mucha naturalidad, con mucho valor. Ellas saben que es un ciclo y all¨ª est¨¢n ellas para hacerlo m¨¢s f¨¢cil.
P. ?Y cu¨¢l es su relaci¨®n con la muerte?
R. Nada f¨¢cil. No la tengo resuelta. Es algo que todav¨ªa tengo pendiente con el psiquiatra.
P. Pero, ?cree en el m¨¢s all¨¢?
R. Bueno, yo no soy creyente, soy agn¨®stico. Pero a m¨ª me gusta que la gente crea. Adem¨¢s, desde que muri¨® mi madre quiero creer que ella est¨¢ aqu¨ª conmigo, que vive con nosotros, y no de una manera abstracta y psicol¨®gica, sino de una manera f¨ªsica. Creo que es algo muy bueno, muy analg¨¦sico, pensar que los muertos nos acompa?an. Con la muerte de mi padre no fue as¨ª, era muy joven, estaba rodando Pepi, Luci... y casi no lo recuerdo. Pero con la muerte de mi madre ha sido diferente. De hecho hago esta pel¨ªcula s¨®lo para invocarla a ella. Mi madre es la inspiradora, porque mi relaci¨®n con el pueblo es siempre a trav¨¦s de ella. Me fui de La Mancha muy ni?o y mis recuerdos son los suyos. La Mancha es mi madre. Todos los ritos, todo lo que yo cuento, me viene de su voz. Esta pel¨ªcula nace de las cosas que mi madre nos cont¨® de los duelos, de los cementerios...
P. ?Y se han perdido esas tradiciones?
R. Ni muchos menos. Mis hermanas todav¨ªa viven esas costumbres, aunque soy yo el que le est¨¢ sacando partido [se r¨ªe]. ?sta es una pel¨ªcula muy familiar. Mis hermanas me est¨¢n ayudando mucho.
P. ?Qu¨¦ le cuentan?
R. Todos los detalles. Ellas son muy manchegas. Me ayudan en todo, en los detalles de las mujeres de Madrid tambi¨¦n. Me dan muchas ideas, de sus amigas de Parla.
P. Entonces hace trabajo de campo.
R. Pues claro. Yo voy a las casas de sus amigas para observar. Esa relaci¨®n con las vecinas es fundamental. El mundo de las vecinas est¨¢ lleno de ideas. Mis hermanas me llaman y me dicen "hemos encontrado a una peluquera que te va a encantar". Pues yo voy y all¨ª encuentro unos detalles que es imposible inventarse. Hay que documentarse. No se puede renunciar a la calle. Las pel¨ªculas deben inspirarse siempre en cosas reales. Y a m¨ª las vecinas me fascinan. Mi madre, ya de mayor, ten¨ªa un grupo de vecinas en el pueblo que hab¨ªan sido sus amigas del colegio de peque?a. Todas viudas y todas juntas otra vez. Se cuidaban, se hac¨ªan la compra o tocaban cada ma?ana a la ventana de al lado para comprobar que todo estaba bien.
R. Por lo que cuenta, esta pel¨ªcula estar¨ªa en la l¨ªnea de ?Qu¨¦ he hecho yo para merecer esto?
P. S¨ª. Es el mismo paisaje veinte a?os despu¨¦s. Con una precariedad distinta a la de entonces y sin la bata de boatin¨¦, que ya es una reliquia. Pero es el mismo universo.
R. Y otra vez con Carmen Maura. Un reencuentro que despierta mucho morbo...
P. Ya lo s¨¦, hay mucha expectativa. Y estamos muy contentos. Creo que es un papel maravilloso. Muchas veces las pel¨ªculas se hacen s¨®lo para justificar un momento. Y el momento de esta pel¨ªcula es el encuentro final de ella con su hija Pen¨¦lope. Un largo mon¨®logo final en el que ella, la madre, le explica muchas cosas a su hija. S¨¦ que en ese momento Carmen brillar¨¢ muy alto.
P. Pero ?c¨®mo est¨¢ siendo el reencuentro?
R. Emocionante. Es la emoci¨®n de haber recuperado algo muy importante. Es un sentimiento que no es s¨®lo laboral.
P. ?Han cambiado mucho?
R. Ha pasado el tiempo, pero nuestras reacciones trabajando son las mismas.
P. Con Pen¨¦lope Cruz lo que transmite es una relaci¨®n que casi parece paterno-filial. Para tener dos mundos tan distintos parecen muy unidos.
R. Es verdad que no tenemos nada que ver, por la edad, por nuestros gustos, pero nos queremos much¨ªsimo. Y siempre fue as¨ª, desde que nos conocimos. Tiene mucha fuerza, es algo que va m¨¢s all¨¢ de ser buena actriz o no. Es arrolladora. Esa mezcla de inocencia y pasi¨®n. Y, adem¨¢s, me divierte mucho. Tiene un punto disparatado que me encanta. S¨ª, tenemos una relaci¨®n muy especial, y s¨¦ que hay algo de figura paterna en m¨ª. Evidentemente, no se relaciona conmigo como con un padre, porque tiene el suyo y se lleva muy bien con ¨¦l, pero es verdad que conf¨ªa en m¨ª como s¨®lo se puede confiar en un padre.
Una llamada telef¨®nica interrumpe la conversaci¨®n. Es el actor Ralph Fiennes. Almod¨®var queda para cenar con ¨¦l y con otros actores de la compa?¨ªa de teatro con la que Fiennes est¨¢ representando Julio C¨¦sar en Madrid. Almod¨®var les recoger¨¢ despu¨¦s de la funci¨®n y se los llevar¨¢ "al mejor sitio de tapas de Madrid", le anuncia desde el auricular. "Qu¨¦ chico tan adorable. Culto y sensible. Y qu¨¦ ojos, qu¨¦ mirada tan turbulenta. ?Son ascuas? Y la obra, maravillosa. ?Qu¨¦ actorazos? Luego dicen que el teatro est¨¢ muerto".
"Es curioso", a?ade entonces Almod¨®var, "tengo un amigo que cada vez que viene alg¨²n actor o director extranjero les organiza una visita al Prado, otra al museo de Tita y una cena conmigo. No me importa, pero a veces, me siento un poco extra?o: Vamos, como que estoy en la ruta tur¨ªstica. Raro ?no?".
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