De la selecci¨®n a la c¨¢rcel
Al argentino Barbas, que fue internacional juvenil, le queda un a?o de prisi¨®n por robo, por lo que juega con una pulsera de seguimiento policial
Unos le comparaban con la brujita Ver¨®n. Otros ve¨ªan en su control del juego y en su ritmo cansino al sucesor de Riquelme. Pero Jos¨¦ Manuel Barbas, de 24 a?os, en vez de ser el fichaje estrella de Boca, River o cualquiera de los arist¨®cratas del f¨²tbol europeo, termin¨® su carrera entre rejas. "Lo hice en una comisar¨ªa, donde s¨®lo caben 40 personas, y gracias a Dios s¨®lo fueron cuatro meses", puntualiza al escuchar la palabra c¨¢rcel, reacio a recordar un pasado todav¨ªa presente.
Una tobillera electr¨®nica en su pierna izquierda -"la llevaba en la derecha pero sal¨ªa volando cada vez que pateaba fuerte el bal¨®n"- le recuerda que todav¨ªa le queda un a?o de arresto domiciliario para cumplir su condena de seis a?os y medio por robar un coche. "Me exigen estar ac¨¢ desde las siete y media de la tarde a las ocho de la ma?ana. Si violo eso, pierdo el beneficio; si tengo una urgencia, como ir al hospital, debo avisar el cuartelillo y pedir un justificante", resume desde su piso en Villa Elisa, muy cerca de Buenos Aires, sin que Brandon, su hijo de tres a?os, entienda nada.
"Llegu¨¦ y apu?alaron a dos en mi celda. Luego pegaron con unos candados a un chico"
Ahora, en La Plata FC, con el que ha logrado el ascenso al Argentino A, equivalente a la Segunda B espa?ola, su vida no tiene nada que ver con la que le arrastr¨® a v¨¦rselas con la justicia. Fue hace cinco a?os, a su vuelta de Europa, despu¨¦s de probar fortuna con poco ¨¦xito y menos minutos en el Oporto. Regres¨® por consejo de Jos¨¦ Pekerman, seleccionador de Argentina y por entonces al frente de los sub 20, selecci¨®n en la que le encontr¨® un hueco.
La cat¨¢strofe cobr¨® forma: con el mercado de fichajes cerrado, s¨®lo encontr¨® destino en el Acasusso de Regional, tan humilde que no le pagaba sus honorarios. Con todos sus ahorros en el banco y los bolsillos "asfixiados" por el corralito financiero que asol¨® el pa¨ªs, Barbas cometi¨® "un error grav¨ªsimo, pero del que nadie puede librarse. Un compa?ero del equipo, todav¨ªa m¨¢s desesperado, me habl¨® de levantar un auto. Y, como atraviesas un momento muy dif¨ªcil... Era mi primera vez, ni era ni soy un delincuente, y por eso nos pillaron". Un control policial les dio el alto, pararon en la cuneta y de ah¨ª a la c¨¢rcel s¨®lo hubo un paso. "Dicen que, cuando vas a morir, una sucesi¨®n de im¨¢genes, a modo de resumen te pasa por delante. Algo as¨ª me sucedi¨® cuando nos esposaron", conf¨ªa en un murmullo.
Amigo de Riquelme, "despu¨¦s de Maradona", comenta, "vino Rom¨¢n... Ya quisiera yo ser la mitad de lo que ¨¦l ha significado para el Villarreal", quien siempre que puede le env¨ªa saludos a trav¨¦s de su padre o alg¨²n hermano, Barbas tambi¨¦n dice que aprendi¨® a rezar rodeado de reclusos. "Apenas llegu¨¦, apu?alaron a dos en mi celda. Luego pegaron con unos candados a un chico detenido por drogas y despu¨¦s le metieron un palo por el culo... El pibe gritaba, pero yo no pod¨ªa hacer nada. Tienes que aparentar fuerza, hablar en su jerga, all¨ª no puedes ser futbolista", relata. Seguidor del Chacarita de San Mart¨ªn, a cuyos profesionales golpe¨® y desnud¨® hace pocas fechas una masa enfurecida, le vino bien la dureza de su barrio, los c¨®digos de conducta que rigen en sus calles. "A m¨ª no me hubieran desnudado, ?si soy su conocido, pertenezco a su barrio!", cuenta sonriendo.
Con el tiempo justo para debutar en la m¨¢xima categor¨ªa con el luego descendido Platense, Jos¨¦ Manuel se ha perdido todos los partidos de la temporada "y a saber cu¨¢ntos ingresos" limitado por la rigidez de horarios de su argolla de pl¨¢stico. El predominio de la t¨¢ctica sobre la utop¨ªa tambi¨¦n repercute en su forma f¨ªsica. Tampoco acude a algunos entrenamientos. "Encerrado, llegu¨¦ a pesar 100 kilos cuando en mi mejor momento estaba en 82. Pero el progreso es bueno; ahora peso s¨®lo 88, seis kilos de m¨¢s", dice esperanzado. Se le nota alegre, incluso bromea cuando se le pregunta por los c¨¢nticos de las barras bravas contrarias. "Escuchas: '?Ladr¨®n, vuelve all¨¢ dentro!' pero es normal, forma parte del folclore del f¨²tbol".
De lo que s¨ª se queja el centrocampista es de los cambios que ha experimentado el deporte. "Hoy se corre m¨¢s que se juega, hay que tirarse al piso en vez de pasar al hueco", despotrica. Dentro del f¨²tbol de combate que se estila, la tobillera agudiza el efecto de los patadones y las planchas. "Duele much¨ªsimo cuando me aciertan en ella, aunque no creo que lo hagan por maldad... Son cosas del azar".
Sus ganas de volver a enfundarse la casaca albiceleste le empujaron indirectamente a cometer una tropel¨ªa, pero el f¨²tbol ya no le quita el sue?o a Jos¨¦ Manuel Barbas. "Lo que ans¨ªo es que me quiten la pulsera, ser libre de una vez. Lo de volver a Primera es tan lejano... Tan s¨®lo quiero jugar en paz".
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