Despliegue de Deacon
En colaboraci¨®n con el museo Sara Hild¨¦n de Tempere (Finlandia) y el Arp Museum de Remagen (Alemania), el Artium vitoriano muestra una serie de obras del escultor Richard Deacon (Bangor, Gales, 1949). La exposici¨®n consta de cuatro piezas grandes, cinco cer¨¢micas de tama?o medio, 92 esculturas diminutas de arcilla y 20 dibujos de peque?o formato.
El lado m¨¢s c¨¢lido de la muestra lo encontramos en las peque?as esculturas de arcilla y en los dibujos. Para las primeras, el artista ha dado rienda suelta a su imaginaci¨®n, en tanto las manos obedientes -mas siempre libres- crean una variada multiplicidad de formas org¨¢nicas. En estas maquetas liliputienses se desprende un grato placer visual, a lo que se a?ade el atractivo sugerente de lo t¨¢ctil. ?Se han dado cuenta de que las esculturas que nos gustan suscitan la imperiosa necesidad de querer tocarlas?
Respecto a los dibujos, el despliegue imaginativo a¨²n es mayor. Mientras algunos de esos dibujos son de la misma familia de determinadas formas org¨¢nicas de las piezas de arcilla, otros se han servido de formas procedentes de ismos del pasado, tales como rayonismo, puntillismo, op-art, informalismo, y otros m¨¢s, entre los que cabe incluir en alguno de ellos ciertas aromas del Matisse ¨²ltimo (el de los dise?os de las telas estampadas y formas de papel recortables).
Las cer¨¢micas de tama?o medio vienen de las maquetas de arcilla. Ya no son maquetas, sino esculturas con sus formas acabadas hechas en un material cer¨¢mico concreto. Adem¨¢s de eso se a?ade el deseo de dar importancia a la exteriorizada parte pict¨®rica. Existen dudas sobre si lo pict¨®rico quita m¨¢s que pone al valor art¨ªstico final de estas piezas.
En cuanto a las esculturas grandes, deben ser tildadas como arquitecturas sin funci¨®n. Dir¨ªa m¨¢s: parecen no s¨®lo arquitecturas sin funci¨®n, sino que parecen esculturas sin due?o. Hay poco en ellas del escultor de las arcillas, dibujos y cer¨¢micas. Dado lo cual nos hace pensar que descree (?reniega?) del escultor que era hasta ahora, el que hab¨ªa sido influido por Jean Arp, Henry Moore y Barbara Hepworth, prefiriendo apuntarse a la vasta n¨®mina de artistas que no se parecen a nadie.
En este punto se advierte c¨®mo la mayor¨ªa de los artistas contempor¨¢neos corren como posesos por no parecerse a nadie. A esto se suma el agravante de no tener que parecerse por encima de todo a s¨ª mismos. ?No suena esto en t¨¦rminos de arte a un duermevela un tanto ag¨®nico?
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