Seguridad nuclear
El incidente de la central nuclear de Vandell¨°s II (Tarragona) no debe repetirse. En un texto conjunto, los principales grupos parlamentarios (PSOE, PP, CiU y PNV) han calificado el suceso como "el m¨¢s grave desde el incendio de Vandell¨°s I, en 1989" y han constatado que hubo fallos tanto de la central y las empresas propietarias (Endesa e Iberdrola) como del propio Consejo de Seguridad Nuclear (CSN). El Congreso debe ahora reconducir la situaci¨®n.
El primer responsable es la central, que ignor¨® la corrosi¨®n de una tuber¨ªa de refrigeraci¨®n pese a tener informes sobre el proceso desde 1993; que detect¨® las primeras fugas en mayo de 2004 y no las comunic¨® al CSN y que en agosto de 2004 arranc¨® la central ocultando al CSN la degradaci¨®n de la tuber¨ªa paralela. La central puede alegar que no hubo peligro para la poblaci¨®n ni el medio ambiente. Es cierto, pero insuficiente. Lo m¨¢s preocupante es la cadena de ocultaciones que precedieron a la fuga y que continuaron tras el incidente.
Las empresas propietarias, Endesa e Iberdrola, han reaccionado casi un a?o despu¨¦s del incidente con una decisi¨®n sin precedentes: la destituci¨®n del director general de la nuclear y el relevo de otros dos altos cargos. La medida llega tarde y s¨®lo despu¨¦s de que varios consejeros del CSN lo pidieran p¨²blicamente. Con anterioridad, la central siempre minimiz¨® el suceso, inform¨® con retraso y mal al CSN y a la poblaci¨®n y acus¨® de alarmismo a los cr¨ªticos. Y todo por una reparaci¨®n que ha costado 53.000 euros.
Pero tambi¨¦n ha fallado el CSN, el organismo al que los espa?oles f¨ªan su seguridad frente a la energ¨ªa at¨®mica. Aparte de que los sucesivos inspectores destinados a la planta no descubrieron la corrosi¨®n, el propio organismo mostr¨® su inseguridad al calificar inicialmente el suceso como nivel cero (en una escala de cero a siete) para luego tenerlo que elevar dos veces en nueve meses (hasta el nivel dos). Entretanto ha emitido una sucesi¨®n de informes que aumentaban progresivamente el tono cr¨ªtico con la central. Y con el CSN ha fallado su c¨²pula, y en especial su presidenta, Mar¨ªa Teresa Estevan Bolea. ?sta descalific¨® el informe de sus t¨¦cnicos ante el Congreso, intent¨® inculpar a otros consejeros, denunci¨® una campa?a contra ella para cerrar las nucleares y envi¨® un informe maquillado al Congreso y al Gobierno sobre el incidente.
El Consejo de Seguridad Nuclear debe permanecer al margen de las peleas pol¨ªticas. Estevan Bolea ha conseguido tener al resto de consejeros en contra, hasta el punto de que han dimitido de todas las comisiones. Y si no logra aunar a sus colegas, no debe permanecer en un organismo tan sensible y vital. El Congreso debe abordar hoy las conclusiones de la ponencia que durante tres meses ha escuchado a t¨¦cnicos, miembros del CSN, responsables de la central y ecologistas. Si los diputados quieren que el CSN recupere su credibilidad, deber¨ªan dar un paso m¨¢s y depurar responsabilidades en un organismo cuya composici¨®n depende precisamente del Parlamento y que ha de rendir cuentas, entre otras cosas, por los desprop¨®sitos cometidos en el caso de Vandell¨°s.
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