'Cantando bajo la lluvia'
EL PA?S presenta, por 8,95 euros, una de las grandes obras maestras del cine musical
Pensar que hay personas, algunas sensibles, que tienen fobia al cine musical. No son exactamente las mismas a quienes les fastidia la ¨®pera, si bien ambos grupos coinciden en el rechazo de la inverosimilitud de o¨ªr a una soprano obesa largar un aria muri¨¦ndose de tisis en el suelo, o ver a una pareja de enamorados prometerse fidelidad con un zapateado. En los operat¨®fobos suele estar impl¨ªcita la lucha de clases (esa monserga de que se trata de un arte elitista, pagado y concebido para halago de reyes, arist¨®cratas y altos burgueses), mientras que los enemigos del cine musical lo desde?an por su tradici¨®n dem¨®tica, burlesca y cabaretera. All¨¢ ellos, que se pierden el arte del mayor matem¨¢tico demente que han dado las artes visuales (Busby Berkeley), o ignoran la sutileza ingenua y sentimental con la que Jacques D¨¦my puso m¨²sica a la guerra de Argelia (Los paraguas de Cherburgo) y a las huelgas de los obreros metal¨²rgicos franceses (Una habitaci¨®n en la ciudad). Ahora bien, me atrevo a decir que no hay nadie -ni buscando entre los m¨¢s recalcitrantes antimusicalistas- inmune a Cantando bajo la lluvia, una pel¨ªcula sobre la que ha ca¨ªdo el chaparr¨®n de consenso m¨¢s baboso de la historia del cine, quiz¨¢ solo superado por el que a¨²n sufre Casablanca.
Es asombroso el partido dram¨¢tico que Gene Kelly le saca a su paraguas
La felicidad que irradia Cantando bajo la lluvia no es sin embargo ?o?a ni est¨²pida, dos concesiones que los amantes del g¨¦nero estamos dispuestos, a cambio del chaqu¨¦ de Fred Astaire, a otorgarle a algunos t¨ªtulos cl¨¢sicos del Hollywood musical de los a?os treinta. Y su muy happy end, con la apoteosis del cartel¨®n de pel¨ªcula poniendo en abismo a la propia pareja central (Gene Kelly / Debbie Reynolds) que lo contempla delante, llega despu¨¦s de una de las escenas m¨¢s crueles del afable reino de la comedia: el descubrimiento ante el p¨²blico de la treta con la que Lina Lamont (extraordinaria Jean Hagen), que no sabe hablar ni cantar, trata de proseguir su carrera estelar pese a la llegada del cine hablado (la escena se convierte, por otra parte, en un demoledor alegato contra el doblaje). Carteles y telones, focos en la fachada de los teatros y en los plat¨®s, c¨¢maras de manivela y discos de cera, decorados pomposos o esquem¨¢ticos: Cantando bajo la lluvia es la epopeya c¨®mica de un momento definitivo del s¨¦ptimo arte, el paso del mudo al sonoro, y dentro de ese registro una de las grandes obras maestras del cine dentro del cine.
Concebida originalmente para la pantalla y no como adaptaci¨®n de un musical de Broadway, Cantando bajo la lluvia cuenta con un soporte dram¨¢tico de una ligereza muy similar a la habitual en el g¨¦nero, pero el productor (y art¨ªfice de los mejores musicales de la Metro) Arthur Freed y sus guionistas Adolph Green y Betty Comden tuvieron un sostenido brote de genio para trascender el pretexto de partida de la pel¨ªcula, que era utilizar y, como se dice ahora, versionear famosas canciones ya o¨ªdas en filmes de los a?os treinta, la mayor¨ªa escritas por otra pareja legendaria, el compositor Nacio Herb Brown y su letrista, no otro que el propio Arthur Freed. Y puesto que la base musical era anacr¨®nica, los co-guionistas decidieron recolocarla -con una intenci¨®n sat¨ªrica que no exclu¨ªa la nostalgia- en el peque?o mundo aterciopelado de los primeros musicales de Hollywood.
Despu¨¦s de Green / Comden y Brown / Freed, la tercera pareja que sella la maestr¨ªa de Cantando bajo la lluvia es la de sus codirectores, Gene Kelly, excelente solista y core¨®grafo ya muy fogueado en el cine musical de los a?os cuarenta, y Stanley Donen, entonces en el comienzo de su carrera de director y con un ¨²til "pasado", pronto abandonado, de bailar¨ªn de conjunto. Al t¨¢ndem Kelly / Donen se debe algo cinematogr¨¢ficamente portentoso convertido por ellos en natural: la c¨¢mara de esta pel¨ªcula es siempre l¨ªrica, anticipando con sus majestuosos movimientos de gr¨²a el salto de la danza, bajando al suelo cuando all¨ª hay un claqu¨¦ o la pierna inacabable de Cyd Charisse, y poni¨¦ndose simplemente a la altura del rostro humano para captar esos peque?os n¨²meros de musicalidad intimista (Haz re¨ªr, Buenos d¨ªas o Moses Supposes, la divertid¨ªsima parodia de los dos amigos mareando al profesor de dicci¨®n).
Pero como Cantando bajo la lluvia trata del cine y se retrata en ¨¦l, conviene sobre todo fijarse en sus tres grandes set pieces de car¨¢cter especular. El primero, para m¨ª el m¨¢s hermoso y revelador, es Naciste para m¨ª (You were meant for me), en el que el impetuoso Don Lockwood (Gene Kelly) arrastra a la chica que quiere seducir, Kathy Selden (Debbie Reynolds), hasta un plat¨® inactivo de los estudios, donde ¨¦l mismo "monta" el escenario de su declaraci¨®n: una escalera abandonada ser¨¢ el balc¨®n de la novia, y el vac¨ªo lo llena con unos cuantos focos, unas nubes de humo artificial y un ventilador para agitar como brisa de anochecer el vestido de la muchacha. La ficci¨®n esc¨¦nica al servicio de la verdad elemental.
El segundo es el celeb¨¦rrimo n¨²mero titular, ese soliloquio cantado y bailado en el que Don, al saberse correspondido por Kathy, expresa con la elocuencia de su voz y sus prodigiosas piernas otra premisa del cine: la falsificaci¨®n o trastoque de la realidad para hacer veros¨ªmil lo imposible y subrayar estados de ¨¢nimo. Al despedirse, Kathy le dice a su novio que tenga cuidado con el chaparr¨®n, pero Don lo niega: "Yo veo lucir el sol", y as¨ª se aleja del portal de la chica, cerrando el paraguas y diciendo "Me r¨ªo de las nubes". Los minutos siguientes han hecho historia del cine, y s¨®lo me atrevo a la m¨ªnima glosa de un detalle, dentro de una pel¨ªcula suprema en el arte de los detalles: el asombroso partido dram¨¢tico que Gene Kelly le saca a su paraguas, sucesivamente convertido en pareja de baile, guitarra, bast¨®n de Charlot y espada al hombro. Cuando al final de la secuencia se lo entrega a un viandante calado hasta los huesos, el espectador ya est¨¢ convencido: en esas calles encharcadas por el persistente aguacero no llueve.
Broadway Melody, el gran n¨²mero de exhibici¨®n y cierre, representa en Cantando bajo la lluvia el apogeo del "estilo Arthur Freed", pero detr¨¢s del exquisito dise?o y la m¨²sica adorable hay ideas; Donen y Kelly compendian en unos minutos las pel¨ªculas que m¨¢s aman, de Scarface a los Hermanos Marx, el gran Ziegfeld y el gran Astaire, Minnelli y Michael Powell, el art d¨¦co de Busby Berkeley y el Dal¨ª dibujante para Walt Disney. De ah¨ª que el itinerario del protagonista sea, m¨¢s que un viaje por Broadway, la historia abreviada de un cine so?ado.
Este texto se incluye en el libro-DVD de Cantando bajo la lluvia.
La feliz idea de un gran productor
Cantando bajo la lluvia se realiz¨® en 1952. Sus int¨¦rpretes fueron: Gene Kelly, Debbie Reynolds, Donald O'Connor, Jean Hagen, Roscoe Dexter, Millard Mitchell, Magda Blake, Cyd Charisse, Rita Moreno, Kong Donovan, Kathleen Freeman y Mae Clarke.
Producci¨®n: Arthur Freed para la Metro Goldwyn Mayer. Direcci¨®n y coreograf¨ªa: Stanley Donen y Gene Kelly. Gui¨®n: Adolph Green y Betty Comden. Fotograf¨ªa: Harold Rosson. Direcci¨®n art¨ªstica: Cedric Gibbons y Randall Duell. Vestuario: Walter Punkett. M¨²sica: Arthur Freed y Nacio Herb Brown. Director Musical: Lennie Hayton.
El t¨ªtulo de la pel¨ªcula y de la canci¨®n fue una imposici¨®n del productor Arthur Freed, responsable de 40 musicales de la Metro. Donen entr¨® el cine con Gene Kelly con quien realiz¨® tres grandes pel¨ªculas: Un d¨ªa en Nueva York, Cantando bajo la lluvia y Siempre hace buen tiempo.
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