El turista memorioso
No estar¨ªa de m¨¢s incluir, en la lista de precauciones que hay que tomar durante el verano, la dieta para la conservaci¨®n de la memoria que escribi¨® el sabio Arnau de Vilanova, en algun momento de su fecunda existencia. El plan no es muy ambicioso, se trata de pasar un buen verano pero, sobre todo, de recordar qu¨¦ se hizo y con qui¨¦n, durante estas semanas t¨®rridas que se prestan a todo tipo de excesos y desvar¨ªos. Esta dieta, cuyo t¨ªtulo es Aforismes de la conservaci¨® de la memoria fue publicada en 1520, casi 250 a?os despu¨¦s de que Arnau la escribiera, cuando era el m¨¦dico m¨¢s famoso no s¨®lo de Barcelona, tambi¨¦n de Valencia, N¨¢poles y Montpellier. Dentro de su obra basta y diversa, que campea entre la medicina, la filosof¨ªa, la alquimia y la astrolog¨ªa, est¨¢n sus textos afor¨ªsticos, como ¨¦ste que aqu¨ª va a recomendarse, en el que Arnau imparte consejos saludables, de dos o tres l¨ªneas y f¨¢cil memorizaci¨®n. As¨ª que el veraneante, tanto el que est¨¢ echado en la playa como el que va ascendiendo por la ladera del Everest, puede ir rumiando los consejos de Arnau de Vilanova para salvarse de la desmemoria de septiembre.
Seg¨²n uno de los aforismos de Arnau de Vilanova "el exceso o la superfluidad en el comer o en el beber hiere mucho la memoria"
En el primer aforismo el m¨¦dico advierte que el fr¨ªo excesivo "destruye la memoria, sobre todo el fr¨ªo de las noches cuando se tiene la cabeza mal cubierta". Esto no ser¨¢ un problema para quien no piense veranear en las alturas del Everest, cuando menos mientras no pase al segundo aforismo, en el que Arnau advierte de que el calor muy intenso tambi¨¦n "hiere y destruye la memoria". A partir de aqu¨ª, de la calamidad que representan el calor y el fr¨ªo excesivos para el recuerdo de las vacaciones, van sucedi¨¦ndose los aforismos y el lector, o paciente, puede ir form¨¢ndose el perfil del turista con memoria sana, y, si le apetece, aplicarse a fondo para convertirse en un turista memorioso que recuerde cada detalle de sus vacaciones, y que en invierno sea visitado por los amigos que han veraneado con ¨¦l y que, por haber llevado un verano de dispendio cerebral, no recuerden si estuvieron en Sitges o en el Everest, y entonces el turista memorioso, sentado en su sill¨®n, les ir¨¢ recordando minuto a minuto su verano, en una impecable secuencia de filminas verbales.
Pues bien, regresemos a los consejos de Arnau, porque el verano del turista memorioso no es una empresa f¨¢cil, el calor y el fr¨ªo pueden controlarse, pero el tercer aforismo ya comienza a complicar las cosas: "el exceso o la superfluidad en el comer o en el beber hiere mucho la memoria". Aqu¨ª ya podemos establecer los dos antagonistas del verano: el turista memorioso frente al turista de la memoria herida.
Para no agobiarlos con tantos aforismos, har¨¦ una lista de las cosas que hieren o destruyen la memoria, que van del aforismo uno al doce, y despu¨¦s pasaremos a los que la fortalecen, del trece al veintis¨¦is. Si usted quiere ser un turista memorioso visitado por sus amigos en invierno, evite comer durante el verano: cosas muy calientes, ajos, cebollas, puerros, queso, frutos fr¨ªos y h¨²medos, salmonetes o sesos, o beber mucho vino o agua muy fr¨ªa, o beber despu¨¦s de comer mientras se hace la digesti¨®n, o practicar la ociosidad o el reposo, o dormir o velar en exceso, o dormir con los pies calzados, majorment ab ?abates, fa envellir la memoria; as¨ª termina Arnau de Vilanova la lista de cosas prohibidas, si es que no se quiere ser un turista de memoria herida, e inmediatamente despu¨¦s pasa a los otros aforismos, que compensan un poco el rigor de los anteriores: comer peras, avellanas tostadas, nueces, casta?as, membrillo, gallinas y perdices con todo y sesos refuerza la memoria; tambi¨¦n es conveniente, escribe Arnau, deshacerse de las cosas superfluas del cuerpo antes de comer (orinar, defecar y sonarse) y ejercitar la memoria recordando las cosas vistas y o¨ªdas. Lavarse los pies en ayunas en agua caliente de azahar y camomila es indispensable, y tambi¨¦n masticar gengibre en ayunas para purgar las humedades del cerebro. Al final de estos aforismos, Arnau propone un truco para fortalecer la memoria: fregarse la parte trasera de la cabeza (sitio donde, seg¨²n el m¨¦dico, se almacenan los recuerdos) con una mezcla de aguardiente y plantas medicinales y arom¨¢ticas (pliris cum musto, para m¨¢s se?as). A partir de estos lineamientos generales sobre los alimentos y los h¨¢bitos que fortalecen o destruyen la memoria, puede trazarse un plan de verano, puede elegirse entre el turista memorioso o el de memoria herida, o quiz¨¢ una mezcla de los dos, un turista equilibrado y previsor que cuando prefiera no recordar nada, coma salmonetes, sesos y que beba mucho vino y que duerma con los zapatos puestos, o, en el caso contrario, que se d¨¦ friegas de pliris cum musto en la memoria cuando viva algo digno de recordarse.
Ante todo, lo que cuenta es el placer de ser paciente de Arnau de Vilanova casi 800 despu¨¦s de su muerte, y convertirse, gracias a sus aforismos, en un turista memorioso; y desde luego salir a la playa o a la monta?a con el equipo del memorioso del siglo XXI: c¨¢mara de fotograf¨ªas y de v¨ªdeo, por si comer sesos de perdiz, y lavarse los pies en camomila, no fueran ayuda suficiente para la memoria del turista de estos tiempos.
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