El dif¨ªcil papel de l¨ªderes auton¨®micos

Las Cortes Valencianas aprobaron ayer, con el voto en contra de Esquerra Unida, la reforma del Estatut d'Autonomia. Un hecho pol¨ªtico que, pese a lo que pudiera parecer, no es balad¨ª ni mucho menos casual. Acostumbrados -como estamos los valencianos- a ser cola de rat¨®n en el debate sobre el modelo de Estado, nos resulta dif¨ªcil asumir el papel de l¨ªderes en el proceso abierto por Rodr¨ªguez Zapatero tras su llegada a la Moncloa. Diversas circunstancias, entre otras la voluntad expresada por los pol¨ªticos valencianos desde hace muchos a?os de modificar la carta auton¨®mica, han facilitado la situaci¨®n actual.

Para nadie resulta ya un secreto que el presidente del Gobierno y el l¨ªder de la oposici¨®n, Mariano Rajoy, necesitaban en plena bronca pol¨ªtica entre el PSOE y el PP, hacer de la necesidad virtud y llegar a un acuerdo. Enviar una se?al que evidenciara la existencia de un canal de comunicaci¨®n entre ambos, por m¨¢s que pareciera que no se hablaban. Zapatero, adem¨¢s, precisaba mandar un recado al presidente catal¨¢n Pasqual Maragall para hacerle entender que sus exigencias ten¨ªan un l¨ªmite.

La redacci¨®n del Estatut es perfectible. EU y el Bloc llevan raz¨®n cuando piden la supresi¨®n de la barrera del 5%

Y as¨ª, de las necesidades de unos -Zapatero y Rajoy- y de las exigencias de otros -Camps y Pla- naci¨® la v¨ªa valenciana auton¨®mica. Un proyecto que cumpl¨ªa todos los requisitos y exigencias de ambos partidos: estaba dentro de los l¨ªmites de la Constituci¨®n y no modificaba, por poco, la legislaci¨®n b¨¢sica del Estado. Camps y Pla cumpl¨ªan el encargo de Zapatero y Rajoy al tiempo que alcanzaban buena parte sus objetivos pol¨ªticos. El presidente de la Generalitat arranc¨® a su l¨ªder partidista la capacidad para disolver las Cortes y convocar elecciones anticipadas, mientras que el socialista impuso la puesta en marcha de una agencia territorial tributaria. Ambos consensuaron la condici¨®n de nacionalidad hist¨®rica para la Comunidad Valenciana, la recuperaci¨®n del derecho foral y, entre otros, una carta que reconoc¨ªa el derecho a una renta de ciudadan¨ªa. No son competencias menores como algunos han querido ver. La reforma del Estatut, pese a una redacci¨®n que algunos constitucionalistas consideran t¨¦cnicamente infumable y que ser¨¢, muy probablemente, mejorada en el tr¨¢mite parlamentario en el Congreso de los Diputados, supone un avance muy serio respecto del actual. Y lo que es m¨¢s importante todav¨ªa: el estatuto valenciano se ha convertido en el marco referencial de las reformas que est¨¢n por venir. Cualquiera que se hubiera molestado en leer la prensa catalana tras la aprobaci¨®n del dictamen en la ponencia de las Cortes, habr¨ªa podido constatar la importancia que en Barcelona se prestaba a lo sucedido en Valencia. Claro que eso no parec¨ªa importarle a casi nadie; no fuera cosa que la realidad estropeara el prejuicio.

Es verdad, y hay que reconocerlo, que la actual redacci¨®n del Estatut es perfectible. Esquerra Unida y el Bloc llevan raz¨®n cuando reclaman la supresi¨®n de la barrera electoral del 5%, una redacci¨®n m¨¢s moderna y ajustada a la realidad sobre unas instituciones tan obsoletas como las diputaciones o las provincias, como estructura territorial que las posibilita. Igualmente, los ponentes del Estatut deber¨ªan haber tenido m¨¢s en cuenta la administraci¨®n local, e incluso haber precisado algo m¨¢s la financiaci¨®n auton¨®mica. ?Pero es esto suficiente para rechazar un texto que ampl¨ªa un Estatut que ten¨ªa el "nivel de competencias transferidas m¨¢s amplio de todo el Estado espa?ol"? (Joan Rib¨®, EL PA?S, 07/10/2003). Vale la pena pensarlo. El propio portavoz de Esquerra Unida en las Cortes Valencianas, en un l¨²cido art¨ªculo publicado el 18 de mayo en estas mismas p¨¢ginas insist¨ªa en la necesidad de plantear como m¨¢xima prioridad el tema de la financiaci¨®n en la reforma del Estatuto de Autonom¨ªa. Rib¨® pon¨ªa el dedo en la llaga. Ni una referencia a consideranciones simbol¨®gicas o filol¨®gicas. Ahora bien, ?cree el dirigente de EU que los problemas de financiaci¨®n se pueden resolver con un art¨ªculo en el Estatut, o acaso apuesta por una negociaci¨®n bilateral con el Estado? Este es el debate de fondo y el que ocupar¨¢ tiempo en el futuro.

El Estatut no deja de ser una manifestaci¨®n de voluntades pol¨ªticas realizadas con mejor o peor acierto que deben desarrollarse. Al que ahora se ha reformado, sin ir m¨¢s lejos, todav¨ªa le quedaba mucho recorrido y se ha ampliado sin agotar sus posibilidades. Este es el reto del nuevo. Camps y Pla van a tener que bregarse para lograr la mejor financiaci¨®n auton¨®mica en el Consejo de Pol¨ªtica Fiscal y Financiera para mejorar la calidad de vida de los valencianos. Para eso sirve el Estatut. El resto es ret¨®rica.