El hombre que vio comerse un bocadillo a Strehler
Naci¨® en Sitges hace 47 a?os y es hijo del hombre que fund¨®, con otros, la revista cat¨®lica y progresista El Ciervo. Su padre, Francisco Sitj¨¢, que muri¨® hace cinco a?os, era tambi¨¦n cr¨ªtico de teatro, y juanista, un mon¨¢rquico que esperaba que Espa?a se desprendiera cuanto antes de Franco. Con Antonio de Senillosa, ¨¦l fue quien cruz¨® a Dionisio Ridruejo por la frontera en un maletero cuando volv¨ªan del contubernio de M¨²nich... Borja Sitj¨¢ hered¨® del padre la pasi¨®n por el teatro, y sin duda tambi¨¦n la pasi¨®n por la vida. Ahora, desde hace cinco a?os, dirige el Grec, un festival sin el que no se entiende el verano en Barcelona, pero tiene tras de s¨ª una dilatada vida teatral, a la que le convoc¨® Llu¨ªs Pasqual en 1982, "cuando en Espa?a cualquier cosa que se pensaba pod¨ªa hacerse de inmediato". Con Pasqual trabaj¨® en el Mar¨ªa Guerrero de Madrid, y despu¨¦s se fue, tambi¨¦n con ¨¦l, al Ode¨®n parisiense, cuya programaci¨®n lleg¨® a dirigir. Hablar con ¨¦l es una delicia, que acaba, adem¨¢s, con la historia de un bocadillo igualmente delicioso.
La casa. "En mi casa habl¨¢bamos castellano; mi madre, una madrile?a que ahora tiene 70 a?os, no hablaba otro idioma. Y se hablaba de pol¨ªtica, de teatro y de literatura. F¨ªjate, mi padre muri¨® el a?o 2000, cuando yo entraba en el Grec, y ¨¦l hab¨ªa fundado el festival de Sitges en 1967, de modo que para ¨¦l este puesto m¨ªo significaba mucho... Pero muri¨®, de repente, durmiendo; ten¨ªa 74 a?os... Su muerte se produjo cuando yo estaba en rueda de prensa, con Merc¨¦ Cunningham... Le hab¨ªa producido mucha alegr¨ªa el d¨ªa que me nombraron director de programaci¨®n del Ode¨®n, igual que cuando me fui al Mar¨ªa Guerrero... Lo del Mar¨ªa Guerrero fue en un momento muy estimulante, cuando en este pa¨ªs se hac¨ªa todo lo que se pensaba hacer, acaso porque entonces los deseos eran sencillos y b¨¢sicos... Claro que despu¨¦s las ilusiones han sido otras, y muchas han quedado interrumpidas. Por ejemplo, en Catalu?a -donde tuvimos, seg¨²n Joan de Sagarra, s¨®lo a Franco y a Pujol-, pens¨¢bamos que con Maragall ¨ªbamos a renovar ilusiones, pero ahora s¨®lo discutimos el Estatut".
La suerte. "Yo he tenido mucha suerte... Cuando me contrat¨® Pasqual para el Mar¨ªa Guerrero le pregunt¨¦ por qu¨¦. 'Porque eres la ¨²nica persona que conozco que tenga m¨¢s suerte que yo'. Claro que he tenido fracasos amorosos, muertes de seres queridos, pero soy un tipo con suerte... ?Feliz? Eso no lo es nadie; la felicidad es una suma de instantes... Tengo un amigo que a los 30 a?os ya lo ten¨ªa todo: dinero, amor, hijos, y me dijo: 'A partir de ahora, ya s¨®lo puedes ir a peor'. Tambi¨¦n me ha ayudado a este estado de cierta felicidad el an¨¢lisis. Me ha ayudado a entenderme mejor, a sentir que mi rabia no hace que el otro cambie de actitud... ?Si este pa¨ªs se tuviera que analizar? Deber¨ªa empezar por quererse un poco m¨¢s. Espa?a y Catalu?a. Catalu?a se mira mucho el ombligo, y es un gran pa¨ªs con gente fant¨¢stica, pero se quiere poco".
Egos. "Claro, un trabajo como ¨¦ste te obliga a tratar con muchos egos. Yo lo combato teniendo m¨¢s ego que algunos de los artistas con los que trato, pero lo disimulo. Alguien del entorno de Strehler [el director del Piccolo de Mil¨¢n] me dijo un d¨ªa que, de todos modos, los grandes artistas siempre est¨¢n m¨¢s cerca de la verdad que t¨²... A prop¨®sito de egos, puedo contarte lo que sucedi¨® un d¨ªa en el Piccolo, precisamente, cuando ensay¨¢bamos El p¨²blico, de Lorca, con Llu¨ªs. Un actor nuestro se plant¨® en medio del escenario: si la persona que estaba en el patio de butacas segu¨ªa comiendo, ¨¦l paraba el ensayo y se iba del teatro. Se hicieron las luces. Quien se com¨ªa el bocadillo era el gran Strehler, y el actor se fue empeque?eciendo al tiempo que ped¨ªa disculpas. Y mientras se hac¨ªa cada vez m¨¢s peque?ito, Llu¨ªs exclam¨®: '?Se?or Strehler, siga usted comi¨¦ndose el bocadillo!'. Por cierto, era un bocadillo enorme, y adem¨¢s Strehler estaba en su propio teatro".
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