Ahmadineyad inquieta en Occidente
En v¨ªsperas de las recientes elecciones iran¨ªes, una empresa de bombones italiana se preocupaba por el eventual triunfo de Mahmud Ahmadineyad. Dada su fama de ultraconservador, tem¨ªa que prohibiera la importaci¨®n del alcohol en el que sumergen las guindas iran¨ªes antes de transportarlas a Italia para rellenar los chocolates. A¨²n est¨¢ por ver que el nuevo presidente de Ir¨¢n vaya a mostrarse tan quisquilloso, pero la an¨¦cdota revela hasta qu¨¦ punto ha despertado ansiedades en el exterior. Con la Rep¨²blica Isl¨¢mica como obst¨¢culo ¨²ltimo para los planes de Estados Unidos en Oriente Pr¨®ximo, los analistas se preguntan hacia d¨®nde va Ir¨¢n y si con Ahmadineyad la confrontaci¨®n entre ambos pa¨ªses resulta inevitable.
El reparto del voto parece mostrar que ninguna de las tendencias pol¨ªticas tiene hegemon¨ªa sobre las otras para resolver los problemas del pa¨ªs
Millones de iran¨ªes creen en la reforma desde dentro del sistema, de no mediar una desastrosa intervenci¨®n militar extranjera
Sus propios rivales pol¨ªticos dentro de Ir¨¢n elevaron el tono del enfrentamiento electoral al acusarle, tras su paso a la segunda vuelta, de islamofascista, militarista y talib¨¢n. "Se han dicho muchos disparates y hemos sido objeto de una campa?a de propaganda torticera", se queja Akbar Yavanfakr. Este colaborador del presidente electo, que ha trabajado con ¨¦l en el Ayuntamiento de Teher¨¢n durante los dos a?os pasados, defiende su trayectoria como gestor y su lucha contra la corrupci¨®n. El tono comedido de las primeras declaraciones del propio Ahmadineyad buscaba tranquilizar los ¨¢nimos, pero s¨®lo lo ha conseguido a medias.
Su oferta de mano tendida a los candidatos derrotados y a todos los iran¨ªes, as¨ª como su promesa de que en el nuevo Gobierno "no habr¨¢ lugar para el extremismo", le ha ganado al menos el beneficio de la duda, incluso entre quienes votaron en su contra.
Relaciones con EE UU
Incluso la Bolsa local recuper¨® el aliento al ver que desment¨ªa haber comparado sus actividades con los juegos de azar. Sin embargo, el mundo de los negocios sigue preocupado por las relaciones con el exterior, que en Ir¨¢n significa, sobre todo, Estados Unidos. Y es precisamente all¨ª donde m¨¢s inquietante ha sonado su discurso. A pesar de que el a¨²n presidente electo evit¨® las estereotipadas descalificaciones hacia Occidente que se han convertido en la imagen de marca del r¨¦gimen isl¨¢mico, alarma su firmeza en la defensa de la tecnolog¨ªa nuclear y su desd¨¦n hacia la superpotencia. "No les necesitamos para tanto", manifest¨®.
En un ejercicio de realismo pol¨ªtico, la Uni¨®n Europea ha expresado su disposici¨®n a seguir trabajando con el nuevo Gobierno iran¨ª "mientras ¨¦ste respete sus compromisos", es decir, mantenga la suspensi¨®n del enriquecimiento de uranio, que tanto sirve para fabricar combustible nuclear como bombas at¨®micas. Se trata de un logro europeo que ha permitido evitar hasta ahora una reacci¨®n m¨¢s contundente de Estados Unidos. Pero Washington, aunque sin llegar a retirar su apoyo a ese di¨¢logo, ha hecho p¨²blica su desconfianza. Empe?ado en deslegitimar el proceso electoral iran¨ª, primero alent¨® el boicoteo (provocando, seg¨²n todos los indicios, una reacci¨®n contraria), y luego minimiz¨® el resultado.
Cualquiera que visite Ir¨¢n dudar¨¢ de que el pa¨ªs tenga 17 millones de radicales isl¨¢micos que deseen la muerte de Estados Unidos, seg¨²n rezan las manidas consignas revolucionarias. Como ha escrito en su blog el periodista disidente Hossein Derajshan, que haya ganado Ahmadineyad no significa que la mayor¨ªa de los iran¨ªes no desee libertades sociopol¨ªticas. En su opini¨®n, lo que ha puesto de relieve es "que Ir¨¢n tiene un grave problema de inigualdad social, del que Rafsanyani es en gran medida responsable y por el que ha sido castigado, y que el movimiento reformista no ha traspasado ciertas capas sociales".
En definitiva, el reparto del voto parece mostrar que ninguna de las tendencias pol¨ªticas (sean conservadores, reformistas o disidentes) tiene hegemon¨ªa sobre las otras para resolver a su modo los problemas del pa¨ªs, sea por la fuerza o con una eventual ayuda exterior. Por eso, aunque Ahmadineyad tuviera la tentaci¨®n de restringir las limitadas libertades de prensa, reuni¨®n y movilizaci¨®n popular logradas durante los ¨²ltimos ocho a?os, muchos iran¨ªes opinan que si el nuevo presidente y su equipo leen bien el resultado electoral, formar¨¢n un Gobierno de tecn¨®cratas y respetar¨¢n los avances alcanzados hasta ahora.
Ehsani defiende, y con ¨¦l millones de iran¨ªes que creen en la reforma desde dentro del sistema, que "de no mediar una desastrosa intervenci¨®n militar extranjera, el camino hacia la democracia en Ir¨¢n continuar¨¢ siendo tortuoso, pero seguro". La llegada de Ahmadineyad ha reavivado, sin embargo, esa sombra. Los m¨¢s cr¨ªticos con su conservadurismo temen (o esperan) que su actitud en la crisis nuclear pueda dar un pretexto a Washington, que nunca ha aceptado al nuevo r¨¦gimen surgido de la revoluci¨®n isl¨¢mica contra la dictadura del sha y que a ra¨ªz de la toma de su embajada suspendi¨® las relaciones diplom¨¢ticas.
"La clave es Estados Unidos", admite un embajador europeo en Teher¨¢n. "Nuestros incentivos lo m¨¢s que pueden es ganar tiempo para que mientras se rebaje la tensi¨®n", explica, "pero en ¨²ltima instancia lo que el r¨¦gimen iran¨ª busca es que los norteamericanos reconozcan su existencia".
Reconocimiento
Despu¨¦s de 26 a?os de existencia, la Rep¨²blica Isl¨¢mica, una potencia regional con 70 millones de habitantes y 3.000 a?os de historia, a¨²n est¨¢ pagando el precio de una voluntad de independencia que cada d¨ªa es m¨¢s costosa e inviable ante la creciente globalizaci¨®n del mundo.
Pero adem¨¢s sus instrumentos de presi¨®n son armas de doble filo. La crisis nuclear, su ascendiente sobre el grupo liban¨¦s Hezbol¨¢ o su rechazo a la existencia de Israel no hacen sino reforzar la imagen de radicalismo intratable que la revoluci¨®n fij¨® en las retinas de medio mundo. Es un tira y afloja en el que en cualquier momento se puede romper la cuerda.
Los reformistas, en proceso de reflexi¨®n
"AHMADINEYAD no es muy amigo de la democracia", declar¨® el secretario norteamericano de Defensa, Donald Rumsfeld, antes de dar a entender que en unos pocos meses los j¨®venes y las mujeres iran¨ªes se levantar¨¢n en su contra. A no ser que Washington disponga de informaciones secretas, hoy por hoy tal posibilidad se presenta bastante lejana. Tras el varapalo electoral, los reformistas se hallan en un proceso de reflexi¨®n. Una buena parte de sus simpatizantes pertenece a una capa social acomodada y poco dispuesta a la movilizaci¨®n pol¨ªtica. En cuanto a los m¨¢s activos (estudiantes, periodistas y defensores de los derechos humanos), optaron por la tranquilidad din¨¢mica a ra¨ªz de la represi¨®n a sus protestas de hace unos a?os.
Quienes rechazan el r¨¦gimen y pidieron que se boicoteara la elecci¨®n no parecen haber tenido un gran eco. Si el descontento con el sistema fuera tan generalizado como defienden, ?por qu¨¦ se molestaron en acudir a las urnas 28 de los 47 millones de posibles votantes? La justificaci¨®n de que se necesita el sello para retirar las notas universitarias, hacer gestiones administrativas o lograr trabajos estatales fue desmentida a esta enviada por varios iran¨ªes, tanto votantes como abstencionistas, pero aun as¨ª no impedir¨ªa hacerlo en blanco o escribir un nombre cualquiera que anulara la papeleta. Por otro lado, tal como se?ala Kaveh Ehsani, analista del peri¨®dico on line Middle East Report, se da la paradoja de que "su estrategia para contestar el sistema dif¨ªcilmente hubiera sido posible sin la pizca de libertad civil y pol¨ªtica existente, y que es el resultado de las pol¨ªticas electorales y el consiguiente ascenso reformista".
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