Colectivos homosexuales promueven campa?as para apostatar

Sergi Ferr¨¦ no se pierde ning¨²n mediod¨ªa los cap¨ªtulos de la serie Los Simpson. Pero a esa hora, el pasado jueves s¨®lo pod¨ªa estar pendiente de los informativos de televisi¨®n. Cuando vio la noticia de apertura crey¨® estar en una nube. El Congreso de los Diputados acababa de aprobar la ley por la que se autorizan los matrimonios entre personas del mismo sexo y que les permitir¨¢ adoptar. "Crec¨ª sinti¨¦ndome marginado por ser homosexual y creo que llegu¨¦ a asumirlo a pesar del ahogo que me supuso. Ahora, con esta ley, tengo la sensaci¨®n de que todo esto se deshace", asegura.

Hasta los 29 a?os no ha podido acceder a los mismos derechos civiles de los que goza el resto de los ciudadanos, y le entristece que "a¨²n haya gente que se manifieste contra la igualdad de libertades". En los ¨²ltimos meses, asegura, se ha sentido sobre todo "indignado" con la posici¨®n que ha adoptado la Conferencia Episcopal. ?l es creyente. "Tengo mi manera de hacerlo", aclara. "Pero de ning¨²n modo pod¨ªa formar parte de una instituci¨®n que me estaba rechazando". As¨ª que hace apenas un mes y medio tom¨® una decisi¨®n: hacerse ap¨®stata y romper todos sus lazos con la Iglesia cat¨®lica.

El Arzobispado de Barcelona reconoce que la campa?a ha tenido efecto

"No pod¨ªa formar parte de una instituci¨®n que me rechaza", afirma Sergi Ferr¨¦

Ferr¨¦ supo de esta posibilidad a trav¨¦s de las campa?as por la apostas¨ªa que promueven las asociaciones de homosexuales, lesbianas y transexuales de Catalu?a. No es una iniciativa nueva, pero en los ¨²ltimos meses ha resurgido a causa del protagonismo de la Conferencia Episcopal en las protestas contra los matrimonios entre personas del mismo g¨¦nero. "La campa?a se remonta a 1995, cuando la Iglesia carg¨® contra la homosexualidad. Entonces su repercusi¨®n fue mayor en Pamplona y Barcelona. Los recientes ataques de esta instituci¨®n al colectivo gay han vuelto a incrementar el inter¨¦s de la gente por apostatar", explica Eugeni Rodr¨ªguez, miembro del Frente de Liberaci¨®n Gay de Catalu?a.

La campa?a de los colectivos catalanes de gays y lesbianas es sobre todo informativa. Sin embargo, en los ¨²ltimos d¨ªas se ha propagado por correo electr¨®nico y con mensajes de tel¨¦fonos m¨®vil. "Hay mucha gente interesada. Nuestra posici¨®n inicial no es estar en contra de nadie, pero por encima de todo nos oponemos a cualquier forma de agresividad, tambi¨¦n la que ha mostrado la Iglesia contra el colectivo", afirma Gaspar Segarra, del Colectivo de Gay de Barcelona.

A preguntas de este diario, el Arzobispado de Barcelona -una regi¨®n eclesi¨¢stica en la que residen 2,6 millones de habitantes- reconoci¨® que la campa?a ha tenido efecto y que ha recibido solicitudes de apostas¨ªa. "Ciertamente, hay m¨¢s peticiones solicitando que se dan de baja de la Iglesia. En todo este asunto se procura dar cumplimiento a las orientaciones de la Conferencia Episcopal Espa?ola", se limit¨® a responder el arzobispado a trav¨¦s de una nota.

No todas las di¨®cesis dan las mismas facilidades para apostatar. Rodr¨ªguez recuerda que cuando ¨¦l lo pidi¨® fue "bastante sencillo". Ferr¨¦, en cambio, ha recibido una carta del Arzobispado de Tortosa en la que le exigen primero ir a buscar su partida de bautismo y luego acudir a una entrevista con un sacerdote. "Ser¨¢ su momento para comerme la bola, pero tambi¨¦n ser¨¢ el m¨ªo para desquitarme", remacha Ferr¨¦.

Josep Anton, que es te¨®logo y adem¨¢s preside el Casal Lambda de Barcelona, explica que "en muchos casos la Iglesia no reconoce la apostas¨ªa". "Es l¨®gico porque usa los registros de bautismo para obtener m¨¢s financiaci¨®n p¨²blica", asegura. "Lo m¨¢s conveniente", recomienda, "es declararse ap¨®stata ante notario".

Anton est¨¢ convencido, adem¨¢s, de que la mayor¨ªa de la sociedad espa?ola acepta el matrimonio entre homosexuales. "Ya se ha demostrado la madurez democr¨¢tica de este pa¨ªs", a?ade.

Prueba de ello es que ciudadanos que son heterosexuales tambi¨¦n han decidido pedir su baja de la Iglesia tras su participaci¨®n en las ¨²ltimas manifestaciones. Es el caso de Iolanda Margalef, de 34 a?os, que dice proceder de una familia "ultracat¨®lica". "No les toca invadir el espacio de los otros. Se est¨¢ legislando sobre el matrimonio civil, y creo que en eso la Iglesia no tienen nada que decir", afirma. No es el ¨²nico motivo, porque asevera: "Pertenecer a la Iglesia es incoherente con mi vida. Creo en Dios, a mi manera, porque esta instituci¨®n es un negocio".